Con una mínima de 22° y una máxima de 29°, el tiempo en San Juan se presenta inestable en el comienzo de esta semana clave, según lo anticipó el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). El organismo oficial prevé que, para estas primeras jornadas, el sol desaparecería entre la gran presencia de nubes que cubrirán el cielo sanjuanino.
El pronóstico indica tormentas aisladas en las primeras horas del lunes, seguidas por una mayor presencia de nubosidad, configurando así el escenario climático en la previa a la Navidad. Si bien desde el organismo señalan que las posibilidades de precipitación son pocas durante el resto del día, el viento sería el que se llevará el protagonismo, aunque de forma moderada. En ese marco, se prevén ráfagas de 30 km/h como máxima para la jornada de hoy.
Calor intenso y alerta para Nochebuena
El panorama cambiará drásticamente hacia el martes, para cuando se prevé un marcado ascenso de la temperatura. Los termómetros elevarán sus registros considerablemente, con una máxima que rondará los 37 grados, anticipando una jornada de calor sofocante típica de la temporada estival en la provincia.
Sin embargo, la atención está puesta en el miércoles 24 de diciembre. Para la víspera de Navidad volverá a aumentar la inestabilidad atmosférica. El reporte del SMN advierte sobre la probabilidad de lluvias y vientos intensos, cuyas ráfagas podrían llegar hasta los 65 kilómetros por hora, un factor determinante a la hora de planificar la cena familiar y las celebraciones al aire libre.
<p>El Servicio Meteorológico Nacional anticipa una semana de condiciones variables para San Juan. Tras un lunes inestable con tormentas aisladas, se espera un marcado ascenso de la temperatura para el martes, alcanzando los 37 grados. Sin embargo, la jornada del miércoles 24 de diciembre estará marcada por el regreso de la inestabilidad, con probabilidad de lluvias y ráfagas de viento que podrían llegar a los 65 kilómetros por hora.</p>
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Ah, la mesa en San Juan. Ese deporte extremo anual que desafía las leyes de la física, la paciencia humana y la estabilidad de los peinados. El Servicio Meteorológico Nacional, asumiendo su rol habitual de guionista de cine catástrofe de bajo presupuesto, ha decidido que este año la tradicional duda existencial de «¿adentro o afuera?» se resuelva lanzando una moneda al aire mientras uno se aferra a una columna para no salir volando hacia la precordillera. Porque claro, arrancar la semana con nubes y una «inestabilidad» coqueta es solo el aperitivo suave, un engaño táctico antes de que el clima decida activar el modo «freidora industrial» para el martes. Treinta y siete grados. Sí, leyeron bien. Es esa temperatura específica donde el asfalto empieza a mirarte con cariño y las suelas de las zapatillas consideran seriamente fusionarse con la vereda.
Pero el verdadero plato fuerte, el pièce de résistance de esta opereta climática, llega puntualmente para el brindis del 24. Porque nada como ráfagas de 65 kilómetros por hora llevándose la sidra, el mantel y la peluca de la tía Norma hacia la estratósfera en un viaje sin retorno. Es un plan maestro digno de un villano: primero te cocinan a fuego lento el martes para ablandar la fibra moral y destruir cualquier rastro de dignidad sudorípara, y el miércoles te pasan por un túnel de viento violento para secarte las lágrimas de desesperación. Si tenían planeado un look con producción capilar, olvidenlo; la tendencia para esta Noche será el estilo «sobreviviente de huracán», cortesía de un viento que no respeta ni la investidura del Papá Noel de plástico del centro comercial.
Así que ya saben: aseguren los techos, ponganle piedras a los platos de cartón y prepárense para una cena donde el desafío principal no será evitar hablar de política con el cuñado, sino evitar que la ensalada rusa termine decorando la pared del vecino a velocidad supersónica. La inestabilidad es la única constante, y el clima parece empeñado en recordarnos que, en esta provincia, estar en paz es un lujo que se paga con transpiración, tierra en los ojos y una dosis saludable de resignación.
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
Con una mínima de 22° y una máxima de 29°, el tiempo en San Juan se presenta inestable en el comienzo de esta semana clave, según lo anticipó el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). El organismo oficial prevé que, para estas primeras jornadas, el sol desaparecería entre la gran presencia de nubes que cubrirán el cielo sanjuanino.
El pronóstico indica tormentas aisladas en las primeras horas del lunes, seguidas por una mayor presencia de nubosidad, configurando así el escenario climático en la previa a la Navidad. Si bien desde el organismo señalan que las posibilidades de precipitación son pocas durante el resto del día, el viento sería el que se llevará el protagonismo, aunque de forma moderada. En ese marco, se prevén ráfagas de 30 km/h como máxima para la jornada de hoy.
Calor intenso y alerta para Nochebuena
El panorama cambiará drásticamente hacia el martes, para cuando se prevé un marcado ascenso de la temperatura. Los termómetros elevarán sus registros considerablemente, con una máxima que rondará los 37 grados, anticipando una jornada de calor sofocante típica de la temporada estival en la provincia.
Sin embargo, la atención está puesta en el miércoles 24 de diciembre. Para la víspera de Navidad volverá a aumentar la inestabilidad atmosférica. El reporte del SMN advierte sobre la probabilidad de lluvias y vientos intensos, cuyas ráfagas podrían llegar hasta los 65 kilómetros por hora, un factor determinante a la hora de planificar la cena familiar y las celebraciones al aire libre.
Ah, la mesa en San Juan. Ese deporte extremo anual que desafía las leyes de la física, la paciencia humana y la estabilidad de los peinados. El Servicio Meteorológico Nacional, asumiendo su rol habitual de guionista de cine catástrofe de bajo presupuesto, ha decidido que este año la tradicional duda existencial de «¿adentro o afuera?» se resuelva lanzando una moneda al aire mientras uno se aferra a una columna para no salir volando hacia la precordillera. Porque claro, arrancar la semana con nubes y una «inestabilidad» coqueta es solo el aperitivo suave, un engaño táctico antes de que el clima decida activar el modo «freidora industrial» para el martes. Treinta y siete grados. Sí, leyeron bien. Es esa temperatura específica donde el asfalto empieza a mirarte con cariño y las suelas de las zapatillas consideran seriamente fusionarse con la vereda.
Pero el verdadero plato fuerte, el pièce de résistance de esta opereta climática, llega puntualmente para el brindis del 24. Porque nada como ráfagas de 65 kilómetros por hora llevándose la sidra, el mantel y la peluca de la tía Norma hacia la estratósfera en un viaje sin retorno. Es un plan maestro digno de un villano: primero te cocinan a fuego lento el martes para ablandar la fibra moral y destruir cualquier rastro de dignidad sudorípara, y el miércoles te pasan por un túnel de viento violento para secarte las lágrimas de desesperación. Si tenían planeado un look con producción capilar, olvidenlo; la tendencia para esta Noche será el estilo «sobreviviente de huracán», cortesía de un viento que no respeta ni la investidura del Papá Noel de plástico del centro comercial.
Así que ya saben: aseguren los techos, ponganle piedras a los platos de cartón y prepárense para una cena donde el desafío principal no será evitar hablar de política con el cuñado, sino evitar que la ensalada rusa termine decorando la pared del vecino a velocidad supersónica. La inestabilidad es la única constante, y el clima parece empeñado en recordarnos que, en esta provincia, estar en paz es un lujo que se paga con transpiración, tierra en los ojos y una dosis saludable de resignación.