Ante el descenso de temperaturas, la Secretaría de Seguridad de San Juan emitió una serie de recomendaciones para prevenir intoxicaciones por monóxido de carbono. El gas, incoloro e inodoro, puede ser letal y suele generarse por el mal funcionamiento de artefactos de calefacción en espacios cerrados. Se insiste en ventilar ambientes, revisar estufas y evitar prácticas de riesgo como dormir con calefactores encendidos.
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Si el invierno sanjuanino ya lo tenía tiritando, ahora también debería hacerlo reflexionar. Porque sí, la estufa calienta… pero mal usada, puede enviarle un pasaje directo al hospital. La Secretaría de Seguridad lanzó un comunicado que mezcla prevención y sentido común (ese bien escaso), recordando que el monóxido de carbono no tiene olor, no tiene color y no perdona ni al más precavido si se le da por dormir con la hornalla encendida “porque calienta más que la estufa”.
En un país donde el tutorial casero le gana al manual del fabricante, y donde el gasista matriculado es casi una leyenda urbana, la advertencia viene con todos los signos de exclamación posibles. Porque cada año, cuando llega el frío, llegan también los titulares de intoxicaciones evitables: estufas en mal estado, ventilaciones tapadas y braseros usados como si fueran amigos confiables.
El mensaje es simple: revise su estufa, mire la llama (debe ser azul, no naranja como si estuviera bronceándose), no tape las rejillas y no duerma con artefactos encendidos. Y si siente mareo, dolor de cabeza o ganas de desmayarse que no se deben a una mala elección de pareja, salga al aire libre y corra al centro de salud más cercano.
La campaña es clara: el monóxido no avisa, pero usted sí puede prevenir. Comparta estas recomendaciones antes que su próxima siesta se convierta en noticia. Literalmente, mejor abrir una ventana que cerrar los ojos para siempre.
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La Secretaría de Estado de Seguridad y Orden Público de San Juan difundió una serie de recomendaciones para prevenir accidentes domésticos vinculados a la intoxicación por monóxido de carbono, un gas altamente peligroso que se vuelve más frecuente durante los meses de bajas temperaturas.
El monóxido de carbono es un gas inodoro e incoloro, generado por la combustión incompleta de materiales como gas, leña, carbón o kerosén. Su inhalación puede provocar síntomas como dolor de cabeza, náuseas, somnolencia, vómitos, mareos e incluso la muerte en casos severos.
Principales recomendaciones de seguridad
- Verificar regularmente el estado de estufas, calefactores y termotanques.
- Controlar que la llama de los artefactos sea siempre de color azul (indicador de buena combustión).
- Mantener siempre una ventilación adecuada, incluso en días fríos.
- No utilizar hornallas ni hornos para calefaccionar ambientes.
- No dormir con braseros ni estufas encendidas.
- No obstruir rejillas de ventilación.
- Realizar instalaciones y arreglos únicamente con gasistas matriculados.
En caso de detectar síntomas compatibles con una intoxicación, las autoridades recomiendan salir inmediatamente al aire libre y acudir sin demora al centro de salud más cercano.
Una amenaza silenciosa
El monóxido de carbono es particularmente riesgoso porque no tiene olor ni color, lo que dificulta su detección. Por ello, la prevención y la conciencia son fundamentales para evitar accidentes, especialmente en hogares donde se utilizan artefactos de calefacción antiguos o sin mantenimiento adecuado.
Desde la Secretaría, se alienta a toda la comunidad a compartir esta información con familiares, vecinos y personas mayores, como forma de protección colectiva. “Cuidarse del monóxido de carbono salva vidas”, concluye el comunicado oficial.