El procedimiento corresponde al “Cambio de titularidad por fallecimiento del titular en vivienda adjudicada por el IPV”. Se trata de un trámite sin costo que debe ser realizado por los herederos del adjudicatario fallecido.
Documentación requerida
- Fotocopia del DNI (ambas caras) de todos los herederos.
- Acta de defunción del titular o cotitular.
- Constancia de CUIL de cada heredero.
- Estado civil y domicilio de todos los herederos.
- Copia certificada de la Declaratoria de Herederos, inscrita en el Registro Inmobiliario.
Paso a paso del trámite
- Reunir la documentación completa.
- Presentarse en el Registro Notarial Especial del IPV, ubicado en el Centro Cívico, 5º piso, Núcleo 4.
- Entrega de papeles y recepción de comprobante de inicio de expediente.
- Espera de contacto por parte del IPV.
- Visita social domiciliaria para verificar la situación del grupo familiar.
- Resolución administrativa final, que confirma el cambio de titularidad.
- El trámite puede demorar hasta un año.
- El horario de atención es de 7:30 a 12:30 hs.
- Teléfono de contacto: 0264 4305027.
- Toda la comunicación se realiza por vía telefónica.
El Gobierno de San Juan detalló el trámite para el cambio de titularidad de viviendas del IPV cuando fallece el adjudicatario. El procedimiento debe ser realizado por los herederos, no tiene costo y se gestiona en el Registro Notarial Especial del Centro Cívico. Requiere documentación específica y puede demorar hasta un año.
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Zappo te lo cuenta
En Argentina todo tiene trámite. Nacer, casarse, morirse… y sí, también heredar la casa del IPV. Lo curioso es que, incluso después de la partida del titular, la burocracia sigue tan viva como siempre. El procedimiento tiene su propia coreografía: juntar DNI, CUIL, acta de defunción y hasta la declaratoria de herederos, porque al Estado no le basta con saber que papá ya no está, hay que acreditarlo en tres copias y certificado.
El proceso se hace en el Centro Cívico, 5º piso, Núcleo 4. Ahí, los herederos entregan papeles, reciben un comprobante y empiezan la espera. Puede durar hasta un año, lo cual convierte al trámite en una especie de “serie de suspenso” donde la resolución final depende del IPV. Y como bonus, hay visita social al domicilio, una especie de reality show estatal: “Hola, venimos a comprobar que viven acá y que no es una tapera alquilada en Booking”.
La buena noticia: es gratis. La mala: es gratis, pero tarda. Así que los herederos, además de paciencia, deben tener línea de teléfono activa porque la comunicación se hace por llamada. En tiempos de WhatsApp y QR, el IPV sigue fiel al ring-ring de los ’90.
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