Policía recupera camioneta Mercedes Benz sustraída en Capital

En el siempre vibrante (y a veces caótico) microcentro sanjuanino, un llamado al CISEM –ese centro neurálgico donde convergen todas las urgencias y dramas de la provincia– desató una pequeña pero jugosa historia policial. Resulta que una camioneta Mercedes Benz Sprinter 310D, de esas que uno ve pasar cargadas de encomiendas y sueños de progreso, estaba estacionada en una actitud sospechosa en la intersección de Juan Jufré y Güemes. Uno se imagina la escena: el operador del CISEM, con la paciencia de un monje budista, recibiendo el llamado anónimo. “¡Hay una camioneta mal estacionada! ¡Es una Mercedes Benz! ¡Debe ser de un narco! ¡O peor, de un fletero sin escrúpulos!”. El operador, curtido en mil batallas telefónicas, seguramente respondió con la calma de un tahúr: “Agradecemos su reporte, ciudadano. Enviaremos a nuestros mejores hombres”. Y así fue como la Sección Sustracción Automotores y Autopartes D-5, esos sabuesos del asfalto que huelen un vehículo robado a kilómetros de distancia, se dirigieron al lugar con la velocidad de un rayo (o al menos con la velocidad que permite el tráfico capitalino un viernes a la tarde). Al llegar, los agentes, con la suspicacia tatuada en el rostro, procedieron a verificar la Mercedes Benz Sprinter 310D. La consulta a los registros, ese momento de tensión digno de una película de espías, reveló que la camioneta tenía un prontuario más largo que la lista de espera para una cirugía en el Hospital Rawson. ¡Pedido de secuestro por retención indebida! ¡Desde abril de 2023! La Sprinter, que seguramente había transitado miles de kilómetros llevando paquetes y mudanzas, ahora tenía un pasado oscuro que la perseguía como una sombra. Uno se imagina a la camioneta, con el logo de la estrella brillando con ironía, pensando: “Después de todo lo que he trabajado, ¿así me pagan?”. Pero la justicia, como la ley de gravedad, es implacable. La Dra. Oviedo Marcela, de la Unidad Conclusiva de Instrucción, al enterarse del caso, no dudó ni un segundo. “¡Secuestro!”, ordenó, con la firmeza de una maestra corrigiendo un examen. Y así, la Mercedes Benz Sprinter 310D, que seguramente había soñado con seguir surcando las calles sanjuaninas, terminó sus días en el corralón, a la espera de que la justicia decida su destino. Mientras tanto, el anónimo denunciante del CISEM puede dormir tranquilo, sabiendo que su llamado no cayó en saco roto. Porque en San Juan, como en todos lados, la colaboración ciudadana es el arma secreta contra el delito. Y las camionetas mal estacionadas, a veces, esconden historias más interesantes de lo que uno imagina.