Colisión entre un Ford K y un camión de Cabral Mayorista en un cruce con semáforo.
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En una ciudad donde los semáforos parecen ser más una sugerencia decorativa que una obligación vial, un Ford K y un camión de Cabral Mayorista protagonizaron un encuentro cercano del tercer tipo. No, no hubo abducciones alienígenas (al menos que sepamos), pero sí un choque que seguramente dejó a más de uno con el mate atragantado. Según testigos, el Ford K, haciendo gala de una audacia digna de un corredor de Fórmula 1 –pero con menos talento, claro está–, decidió ignorar la luz roja como si fuera una simple recomendación cromática. El resultado fue un impacto que seguramente redefinió el concepto de «mayorista» para los involucrados, al menos en lo que a repuestos de carrocería se refiere. Mientras tanto, en la central de Cabral Mayorista, alguien seguramente se pregunta si el seguro cubre «choques por exceso de entusiasmo ajeno» y reza para que la carga de yerba no haya terminado desparramada por el asfalto, dando lugar a una escena dantesca de mate cocido instantáneo. Esperemos que los daños sean solo materiales y que este incidente sirva como recordatorio: el rojo significa «PARE», no «AVANCE CON FE CIEGA EN EL PODER DEL UNIVERSO». Y si no lo entienden, piensen en la cara del pobre camionero que ahora tiene que explicar cómo es que terminó con un Ford K incrustado en el paragolpes. Un drama shakesperiano en tres actos: semáforo en rojo, acelerador a fondo, y la inevitable pregunta: «¿Y ahora quién paga el arreglo?».
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