La «viuda negra» sanjuanina entregó dos relojes del jubilado al que habría robado
Carina Godoy, conocida como «la Chilena», principal sospechosa del robo de más de 5 millones de pesos a un jubilado de 79 años, entregó dos relojes que pertenecían a la víctima. La mujer es buscada intensamente por la justicia desde la semana pasada.
Un caso que conmociona a la provincia
El jubilado, de apellido Vergara, denunció que conoció a Godoy hace un mes y medio. Según su testimonio, la invitó a su casa en el barrio SMATA el sábado 15 de marzo, donde compartieron una bebida. Vergara cree que Godoy le colocó alguna sustancia en su vaso, ya que perdió el conocimiento y al despertar, el domingo al mediodía, notó la falta de 4 mil dólares, 1 millón de pesos, dos relojes y otros objetos de valor.
La entrega de los relojes y la inminente presentación ante la justicia
Si bien Godoy permanece prófuga, su abogado se presentó ante la justicia en dos ocasiones. Fuentes judiciales indican que la entrega de la sospechosa es inminente. La entrega de los dos relojes robados al jubilado se interpreta como una estrategia para ganar tiempo y preparar su defensa. Godoy, que cuenta con antecedentes penales por diversos delitos, afrontaría cargos por robo agravado.
Carina Godoy, la presunta
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En San Juan, tierra de sol y buen vino, también hay lugar para las historias de película, aunque no precisamente de las que uno quisiera protagonizar. Carina Godoy, alias «la Chilena», se ha convertido en la estrella de un culebrón policial que tiene en vilo a la provincia. Acusada de ser una suerte de «viuda negra» criolla, esta mujer habría drogado a un abuelo de 79 años para luego aligerarlo de una suma considerable: ¡5 millones de pesos! Un botín que le alcanzaría para comprarse una bodega entera y aún le sobraría para unos cuantos asados. La trama tiene todos los ingredientes del policial clásico: una víctima ingenua, una femme fatale con más mañas que un zorro y un botín millonario. Pero como en toda buena novela, hay giros inesperados. Mientras la policía la busca con la intensidad de un perro buscando un hueso enterrado, «la Chilena» ha decidido jugar al gato y al ratón con la justicia. Primero, mandó a un abogado a tantear el terreno. Ahora, cual arrepentida de último momento (o estratega maestra del engaño), ha devuelto dos relojes del abuelo. ¿Será una señal de buena voluntad? ¿O una jugada maestra para ganar tiempo y planear su próxima movida? El misterio sigue en pie, digno de un capítulo de «Caso Cerrado» pero con menos gritos y más empanadas. En San Juan, el suspenso se corta con cuchillo y tenedor.
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