Un video viral grabado en Albardón generó sorpresa, rumores y hasta denuncias al 911 por un supuesto ritual de brujería. En las imágenes, captadas por vecinos que circulaban a caballo en la zona de La Cañada, se veía a dos mujeres junto a un cerdo colgado, lo que alimentó la idea de una ceremonia esotérica.
De la brujería a la ciencia
Sin embargo, fuentes oficiales confirmaron que el hecho no tenía nada de místico: se trataba de un trabajo científico de entomología forense. Uno de los participantes del video es un especialista que colabora con la Justicia en el análisis de insectos y otros artrópodos presentes en cadáveres, una tarea clave en investigaciones criminales.
El entomólogo se presentó de manera voluntaria en la comisaría para aclarar su rol profesional y confirmar que el procedimiento estaba enmarcado en estudios de rigor científico. La Justicia respaldó su explicación y desmintió las versiones de supuesta brujería que circularon en redes sociales.
La función de la entomología forense
La entomología forense permite estimar con precisión el tiempo de muerte a partir del ciclo de vida de los insectos que aparecen en un cadáver. También contribuye a determinar si un cuerpo fue trasladado, a identificar el lugar original del deceso y a detectar la presencia de drogas o toxinas en la víctima.
En este caso, el uso de un animal muerto como parte del estudio científico confundió a los vecinos y desató una ola de especulaciones en redes sociales bajo etiquetas como “brujería en Albardón”.
Con la aclaración oficial, quedó confirmado que lo ocurrido no fue un ritual sino un procedimiento técnico de utilidad judicial. El episodio deja en evidencia cómo las redes sociales pueden transformar un trabajo de laboratorio en una falsa escena de película de terror.
<p>Un video viral en Albardón que mostraba a dos mujeres y un cerdo colgado desató denuncias por un presunto ritual de brujería. Sin embargo, fuentes oficiales confirmaron que se trataba de un estudio de entomología forense. Un especialista involucrado se presentó en la comisaría para aclarar que era un procedimiento científico clave para investigaciones judiciales, desmintiendo así los rumores.</p>
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Lo que empezó como el tráiler de una película de terror en Albardón terminó siendo, en realidad, un capítulo de CSI versión sanjuanina. Vecinos a caballo vieron a dos mujeres con un chancho colgado y lo primero que pensaron fue: ‘brujería’. Todo comenzó cuando unos jinetes, filmaron una escena que helaba la sangre: dos presuntas sacerdotisas de la chancho-nigromancia y un cerdo suspendido en el aire, probablemente en plena negociación con entidades del bajo astral para conseguir un dólar a precio razonable. El 911 debe haber registrado el llamado más insólito desde aquella vez que alguien denunció a un viento zonda por peinarlo para el costado.
Pero la realidad era menos esotérica y más científica: nada de magia negra, sino un trabajo de entomología forense. Sí, el chancho era parte de un estudio para analizar insectos en cadáveres, un procedimiento que ayuda a la Justicia a determinar tiempos de muerte, traslados de cuerpos y hasta la presencia de drogas. Menos Hollywood y más laboratorio.
El líder del aquelarre, no era otro que un científico. Un hombre cuyo mayor poder es saber a qué hora almuerzan las moscas en un fiambre. El sujeto se apersonó en la comisaría, no para confesar sus pactos oscuros, sino para explicar, con mucha paciencia, que estaba estudiando insectos. La Justicia le dio la razón y confirmó que todo era parte de una investigación seria.
La comunidad pasó de esperar una plaga de langostas a enterarse de que todo era para un paper académico sobre el ciclo de vida de la mosca de la carne. La ciencia dice que los insectos ayudan a calcular el tiempo de muerte, ubicar la escena original y hasta detectar droga
Conclusión: no había brujas, solo ciencia. Y lo único embrujado en esta historia fue el algoritmo de las redes sociales, que convirtió un estudio forense en un aquelarre viral.
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
Un video viral grabado en Albardón generó sorpresa, rumores y hasta denuncias al 911 por un supuesto ritual de brujería. En las imágenes, captadas por vecinos que circulaban a caballo en la zona de La Cañada, se veía a dos mujeres junto a un cerdo colgado, lo que alimentó la idea de una ceremonia esotérica.
De la brujería a la ciencia
Sin embargo, fuentes oficiales confirmaron que el hecho no tenía nada de místico: se trataba de un trabajo científico de entomología forense. Uno de los participantes del video es un especialista que colabora con la Justicia en el análisis de insectos y otros artrópodos presentes en cadáveres, una tarea clave en investigaciones criminales.
El entomólogo se presentó de manera voluntaria en la comisaría para aclarar su rol profesional y confirmar que el procedimiento estaba enmarcado en estudios de rigor científico. La Justicia respaldó su explicación y desmintió las versiones de supuesta brujería que circularon en redes sociales.
La función de la entomología forense
La entomología forense permite estimar con precisión el tiempo de muerte a partir del ciclo de vida de los insectos que aparecen en un cadáver. También contribuye a determinar si un cuerpo fue trasladado, a identificar el lugar original del deceso y a detectar la presencia de drogas o toxinas en la víctima.
En este caso, el uso de un animal muerto como parte del estudio científico confundió a los vecinos y desató una ola de especulaciones en redes sociales bajo etiquetas como “brujería en Albardón”.
Con la aclaración oficial, quedó confirmado que lo ocurrido no fue un ritual sino un procedimiento técnico de utilidad judicial. El episodio deja en evidencia cómo las redes sociales pueden transformar un trabajo de laboratorio en una falsa escena de película de terror.
Lo que empezó como el tráiler de una película de terror en Albardón terminó siendo, en realidad, un capítulo de CSI versión sanjuanina. Vecinos a caballo vieron a dos mujeres con un chancho colgado y lo primero que pensaron fue: ‘brujería’. Todo comenzó cuando unos jinetes, filmaron una escena que helaba la sangre: dos presuntas sacerdotisas de la chancho-nigromancia y un cerdo suspendido en el aire, probablemente en plena negociación con entidades del bajo astral para conseguir un dólar a precio razonable. El 911 debe haber registrado el llamado más insólito desde aquella vez que alguien denunció a un viento zonda por peinarlo para el costado.
Pero la realidad era menos esotérica y más científica: nada de magia negra, sino un trabajo de entomología forense. Sí, el chancho era parte de un estudio para analizar insectos en cadáveres, un procedimiento que ayuda a la Justicia a determinar tiempos de muerte, traslados de cuerpos y hasta la presencia de drogas. Menos Hollywood y más laboratorio.
El líder del aquelarre, no era otro que un científico. Un hombre cuyo mayor poder es saber a qué hora almuerzan las moscas en un fiambre. El sujeto se apersonó en la comisaría, no para confesar sus pactos oscuros, sino para explicar, con mucha paciencia, que estaba estudiando insectos. La Justicia le dio la razón y confirmó que todo era parte de una investigación seria.
La comunidad pasó de esperar una plaga de langostas a enterarse de que todo era para un paper académico sobre el ciclo de vida de la mosca de la carne. La ciencia dice que los insectos ayudan a calcular el tiempo de muerte, ubicar la escena original y hasta detectar droga
Conclusión: no había brujas, solo ciencia. Y lo único embrujado en esta historia fue el algoritmo de las redes sociales, que convirtió un estudio forense en un aquelarre viral.