La Cámara de Diputados de la Nación continúa siendo escenario de un drama que combina teatralidad política y acusaciones cruzadas, tras la sorpresiva suspensión de la sesión del pasado miércoles. Lo que comenzó como un altercado verbal escaló hasta un enfrentamiento cara a cara entre diputadas, dejando en evidencia las tensiones que pulsan en el recinto y generando una ola de suspicacias sobre posibles acuerdos subterráneos.
El epicentro de la controversia se situó en los reproches de la legisladora Florencia Carignano (Unión por la Patria) y otras de sus correligionarias, como Paula Penacca, Roxana Monzón y Constanza Alonso, dirigidos al diputado José Luis Espert (La Libertad Avanza). Carignano, entre otras, calificó a Espert de «cagón» y «psicópata», en un tono que elevó la temperatura del ya caldeado ambiente parlamentario. Posteriormente, Penacca protagonizó un tenso cruce con su par libertaria Juliana Santillán, que requirió la intervención de terceros para evitar que la situación se desbordara físicamente. Instantes después, la sesión fue levantada, dejando un sabor amargo y muchas preguntas en el aire.
La justificación de la militancia
Consultada este jueves, la diputada Carignano intentó justificar su vehemente accionar, anclando su defensa en una noción de «militancia» que, según ella, trasciende el mero rol legislativo. «Además de diputadas, somos militantes y seres humanos», sostuvo en diálogo con Radio 10, para explicar los insultos proferidos a Espert. La legisladora aseguró que el detonante de su indignación fue la noticia, recibida en plena sesión, de la detención de cuatro personas, entre ellas la funcionaria bonaerense Alesia Abaigar, en relación con un ataque a la propiedad del diputado Espert.
«¿Cómo quedarnos quietos cuando, en medio de la sesión, nos enteramos que cinco compañeras fueron detenidas y que estaban incomunicadas desde la madrugada y, que además de detenerlas a ellas allanaron a madres y hermanos?», argumentó Carignano, haciendo referencia a los recientes arrestos que incluyeron a Eva Mieri, concejal quilmeña. La diputada añadió que el hecho de que Espert apelara para que la detenida Abaigar no fuera liberada exacerbó la situación. «Todo bien, pero además de diputados somos militantes y seres humanos, y lo mínimo que podíamos hacer era decirle lo que le dijimos», sentenció.
Carignano no dudó en arremeter contra Espert y su bancada, a quienes calificó de «cloaca que tira insultos, insultos e insultos». Asimismo, rechazó la idea de pedir disculpas por su conducta y advirtió: «No nos vamos a quedar callados, sino que vamos a redoblar». Esta postura no es una novedad en la legisladora, quien en el último mes ha protagonizado otros enfrentamientos verbales, como el cruce a gritos con Gerardo Milman y Lilia Lemoine, afirmando que el Congreso «está lleno de gatos» y descalificando el «nivel intelectual» de los diputados libertarios.
Sospechas de un «Pacto K-Libertario»
Más allá de las justificaciones y las invectivas, la suspensión de la sesión generó una ola de suspicacias, incluso en bloques que no participaron directamente del altercado. La Coalición Cívica, con Maximiliano Ferraro a la cabeza, expresó sus dudas sobre lo ocurrido, planteando la posibilidad de un «acuerdo entre Unión por la Patria y los La Libertad Avanza para levantar la sesión». Esta hipótesis se vio reforzada por expresiones de Democracia para Siempre y miembros de Encuentro Federal, que aludieron a una «connivencia más amplia y transversal» relacionada, incluso, con trabas en la comisión investigadora del escándalo cripto $LIBRA.
Margarita Stolbizer, por su parte, se sumó a las voces críticas, señalando que los «extremos actúan en espejo» y que es «cada vez más obvia la trampa que busca obligarnos a elegir entre dos extremos». En un postulado que resonó en el ambiente político, Stolbizer concluyó que «no hay nada más parecido a un libertario que un kirchnerista», sugiriendo una sorprendente sincronía en las estrategias y los comportamientos de dos fuerzas aparentemente antagónicas.
La polémica en el Congreso continúa tras la suspensión de una sesión de Diputados. El conflicto escaló por un enfrentamiento entre las legisladoras Juliana Santillán (La Libertad Avanza) y Paula Penacca (Unión por la Patria), desatado previamente por insultos de Florencia Carignano (Unión por la Patria) a José Luis Espert (La Libertad Avanza). Carignano justificó su accionar invocando su rol de 'militante' y vinculando los hechos a detenciones relacionadas con un ataque a la propiedad de Espert. La situación ha generado suspicacias sobre posibles acuerdos detrás de escena entre bloques, levantando interrogantes sobre la mecánica parlamentaria.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Todavía resuena la suspensión de la sesión en Diputados por un cruce de palabras que haría empalidecer a cualquier programa de chimentos. ¡El Parlamento, señores! Donde las bancas se convierten en ring de boxeo verbal y la dignidad de la investidura, bueno, digamos que ‘se va de vacaciones’.
Resulta que la diputada Carignano, vociferando contra Espert, clamó ‘¡además de diputadas, somos militantes!’. Porque claro, la Constitución Nacional lo dice clarito: ‘Los legisladores ejercerán su rol con fervor militante, preferentemente a gritos y con gestos elocuentes’. ¡Ah no, esperen, creo que me confundí de borrador!
Y como si fuera poco, las suspicacias vuelan más que mosquito en verano: ¿Hubo un ‘pacto K-Libertario’ para levantar la sesión? ‘¡Nada más parecido a un libertario que un kirchnerista!’, sentenció una voz sagaz. La verdad, viendo el nivel de debate, uno empieza a creer que tienen el mismo guionista. ¡Pobres de nosotros!
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La Cámara de Diputados de la Nación continúa siendo escenario de un drama que combina teatralidad política y acusaciones cruzadas, tras la sorpresiva suspensión de la sesión del pasado miércoles. Lo que comenzó como un altercado verbal escaló hasta un enfrentamiento cara a cara entre diputadas, dejando en evidencia las tensiones que pulsan en el recinto y generando una ola de suspicacias sobre posibles acuerdos subterráneos.
El epicentro de la controversia se situó en los reproches de la legisladora Florencia Carignano (Unión por la Patria) y otras de sus correligionarias, como Paula Penacca, Roxana Monzón y Constanza Alonso, dirigidos al diputado José Luis Espert (La Libertad Avanza). Carignano, entre otras, calificó a Espert de «cagón» y «psicópata», en un tono que elevó la temperatura del ya caldeado ambiente parlamentario. Posteriormente, Penacca protagonizó un tenso cruce con su par libertaria Juliana Santillán, que requirió la intervención de terceros para evitar que la situación se desbordara físicamente. Instantes después, la sesión fue levantada, dejando un sabor amargo y muchas preguntas en el aire.
La justificación de la militancia
Consultada este jueves, la diputada Carignano intentó justificar su vehemente accionar, anclando su defensa en una noción de «militancia» que, según ella, trasciende el mero rol legislativo. «Además de diputadas, somos militantes y seres humanos», sostuvo en diálogo con Radio 10, para explicar los insultos proferidos a Espert. La legisladora aseguró que el detonante de su indignación fue la noticia, recibida en plena sesión, de la detención de cuatro personas, entre ellas la funcionaria bonaerense Alesia Abaigar, en relación con un ataque a la propiedad del diputado Espert.
«¿Cómo quedarnos quietos cuando, en medio de la sesión, nos enteramos que cinco compañeras fueron detenidas y que estaban incomunicadas desde la madrugada y, que además de detenerlas a ellas allanaron a madres y hermanos?», argumentó Carignano, haciendo referencia a los recientes arrestos que incluyeron a Eva Mieri, concejal quilmeña. La diputada añadió que el hecho de que Espert apelara para que la detenida Abaigar no fuera liberada exacerbó la situación. «Todo bien, pero además de diputados somos militantes y seres humanos, y lo mínimo que podíamos hacer era decirle lo que le dijimos», sentenció.
Carignano no dudó en arremeter contra Espert y su bancada, a quienes calificó de «cloaca que tira insultos, insultos e insultos». Asimismo, rechazó la idea de pedir disculpas por su conducta y advirtió: «No nos vamos a quedar callados, sino que vamos a redoblar». Esta postura no es una novedad en la legisladora, quien en el último mes ha protagonizado otros enfrentamientos verbales, como el cruce a gritos con Gerardo Milman y Lilia Lemoine, afirmando que el Congreso «está lleno de gatos» y descalificando el «nivel intelectual» de los diputados libertarios.
Sospechas de un «Pacto K-Libertario»
Más allá de las justificaciones y las invectivas, la suspensión de la sesión generó una ola de suspicacias, incluso en bloques que no participaron directamente del altercado. La Coalición Cívica, con Maximiliano Ferraro a la cabeza, expresó sus dudas sobre lo ocurrido, planteando la posibilidad de un «acuerdo entre Unión por la Patria y los La Libertad Avanza para levantar la sesión». Esta hipótesis se vio reforzada por expresiones de Democracia para Siempre y miembros de Encuentro Federal, que aludieron a una «connivencia más amplia y transversal» relacionada, incluso, con trabas en la comisión investigadora del escándalo cripto $LIBRA.
Margarita Stolbizer, por su parte, se sumó a las voces críticas, señalando que los «extremos actúan en espejo» y que es «cada vez más obvia la trampa que busca obligarnos a elegir entre dos extremos». En un postulado que resonó en el ambiente político, Stolbizer concluyó que «no hay nada más parecido a un libertario que un kirchnerista», sugiriendo una sorprendente sincronía en las estrategias y los comportamientos de dos fuerzas aparentemente antagónicas.
Todavía resuena la suspensión de la sesión en Diputados por un cruce de palabras que haría empalidecer a cualquier programa de chimentos. ¡El Parlamento, señores! Donde las bancas se convierten en ring de boxeo verbal y la dignidad de la investidura, bueno, digamos que ‘se va de vacaciones’.
Resulta que la diputada Carignano, vociferando contra Espert, clamó ‘¡además de diputadas, somos militantes!’. Porque claro, la Constitución Nacional lo dice clarito: ‘Los legisladores ejercerán su rol con fervor militante, preferentemente a gritos y con gestos elocuentes’. ¡Ah no, esperen, creo que me confundí de borrador!
Y como si fuera poco, las suspicacias vuelan más que mosquito en verano: ¿Hubo un ‘pacto K-Libertario’ para levantar la sesión? ‘¡Nada más parecido a un libertario que un kirchnerista!’, sentenció una voz sagaz. La verdad, viendo el nivel de debate, uno empieza a creer que tienen el mismo guionista. ¡Pobres de nosotros!
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