José Ottavis, exdiputado nacional y exreferente de La Cámpora, reapareció en escena con un giro inesperado: fundó la ONG Amarte Argentina, se presenta como la reencarnación de Jesús y es acusado, junto a su esposa Celia Itatí Brítez, de malversar más de 11.000 millones de pesos destinados a obras sociales en Corrientes.
Religión, presión y favores por alimento
Según testimonios, Ottavis implementó prácticas religiosas obligatorias dentro de su organización. Se exigía rezar el rosario y afiliarse al Partido Justicialista para recibir bolsas de alimentos. “Quien no rezaba, no comía”, denunció Celia Fabiana Brítez, exintegrante de la ONG y sobrina política del dirigente.
Obras inconclusas y fondos desaparecidos
Amarte Argentina recibió fondos del Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social. Las obras prometidas incluían viviendas, cloacas, pavimento y centros comunitarios. Sin embargo, la mayoría quedaron inconclusas o directamente no se iniciaron. Solo se comenzaron 30 de las 56 viviendas previstas, ninguna entregada.
Además, los informes expusieron sobreprecios, documentación irregular, firmas falsificadas y cooperativas truchas, como Textiles Correntinos, cuyo supuesto presidente ni siquiera sabía que figuraba como tal.
La mansión del “mesías” y su Magdalena
Mientras los barrios esperaban obras, Ottavis y su esposa vivían en una mansión valuada en un millón de dólares con dos ascensores, pileta, jacuzzi, SUM y terraza. La propiedad está a nombre de Brítez y causó revuelo cuando un equipo periodístico intentó filmar en el lugar.
Una trama que mezcla fe, política y millones
La denuncia presentada en 2024 por malversación de fondos públicos y asociación ilícita sigue su curso. El caso de Ottavis, entre el delirio mesiánico y el escándalo administrativo, pone en jaque la transparencia en el manejo de fondos públicos destinados a los sectores más vulnerables.
José Ottavis, exdiputado y referente camporista, fue denunciado por malversación de fondos y asociación ilícita tras recibir más de 11.000 millones de pesos para obras sociales que nunca se concretaron en Corrientes. Se presenta como la reencarnación de Jesús y vive con su esposa en una lujosa mansión, mientras crece el escándalo por la organización Amarte Argentina.
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Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
José Ottavis, exdiputado nacional y exreferente de La Cámpora, reapareció en escena con un giro inesperado: fundó la ONG Amarte Argentina, se presenta como la reencarnación de Jesús y es acusado, junto a su esposa Celia Itatí Brítez, de malversar más de 11.000 millones de pesos destinados a obras sociales en Corrientes.
Religión, presión y favores por alimento
Según testimonios, Ottavis implementó prácticas religiosas obligatorias dentro de su organización. Se exigía rezar el rosario y afiliarse al Partido Justicialista para recibir bolsas de alimentos. “Quien no rezaba, no comía”, denunció Celia Fabiana Brítez, exintegrante de la ONG y sobrina política del dirigente.
Obras inconclusas y fondos desaparecidos
Amarte Argentina recibió fondos del Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social. Las obras prometidas incluían viviendas, cloacas, pavimento y centros comunitarios. Sin embargo, la mayoría quedaron inconclusas o directamente no se iniciaron. Solo se comenzaron 30 de las 56 viviendas previstas, ninguna entregada.
Además, los informes expusieron sobreprecios, documentación irregular, firmas falsificadas y cooperativas truchas, como Textiles Correntinos, cuyo supuesto presidente ni siquiera sabía que figuraba como tal.
La mansión del “mesías” y su Magdalena
Mientras los barrios esperaban obras, Ottavis y su esposa vivían en una mansión valuada en un millón de dólares con dos ascensores, pileta, jacuzzi, SUM y terraza. La propiedad está a nombre de Brítez y causó revuelo cuando un equipo periodístico intentó filmar en el lugar.
Una trama que mezcla fe, política y millones
La denuncia presentada en 2024 por malversación de fondos públicos y asociación ilícita sigue su curso. El caso de Ottavis, entre el delirio mesiánico y el escándalo administrativo, pone en jaque la transparencia en el manejo de fondos públicos destinados a los sectores más vulnerables.