Un informe revela un aumento preocupante en el uso problemático de internet y adicción a pantallas en adolescentes, con graves consecuencias para su salud mental. Se debate la necesidad de regular el acceso y uso de la tecnología, así como la importancia del rol de padres y educadores en la prevención.
## Adolescentes en la era digital: ¿conexión o adicción? Un debate que no da tregua
La adolescencia, esa etapa de la vida donde los cambios hormonales y las emociones a flor de piel son moneda corriente, se encuentra hoy con un nuevo desafío: la omnipresencia de las pantallas. ¿Bendición o maldición? La pregunta resuena en padres, educadores y expertos, mientras los jóvenes navegan un mundo digital que promete conexión pero también encierra peligros.
Un informe reciente del Plan Nacional sobre Drogas sacudió el avispero: el 25,9% de las chicas y el 15,3% de los chicos de entre 14 y 18 años presentan un uso problemático de internet, y un 2-3% ya muestra signos de adicción. Números que alarman y obligan a replantear el rol de la tecnología en la vida de nuestros jóvenes. ¿Estamos ante una «epidemia silenciosa», como la califican algunos especialistas?
### El espejismo de la validación social en redes
Las redes sociales, esas ventanas al mundo virtual, se han convertido en el principal escenario de interacción para los adolescentes. X, Instagram, YouTube, TikTok… plataformas que ofrecen visibilidad, contacto inmediato y la posibilidad de construir vínculos, pero que también pueden alimentar la necesidad de validación externa y la comparación constante.
«Las redes sociales están disponibles las 24 horas, son de fácil acceso y proporcionan a los adolescentes la visibilidad, el contacto inmediato y la creación de vínculos con su red de amistades, lo que les posibilita su validación social, tan importante en este período evolutivo», señala el informe. Pero, ¿a qué costo?
Si bien nadie discute los beneficios de la tecnología, como el aprendizaje interactivo y el desarrollo de habilidades digitales, la exposición excesiva a las pantallas puede generar efectos psicológicos negativos. ¿La clave? El equilibrio.
### Adicción online: un escape a la «transrealidad»
Las adicciones online no son nuevas, pero sí han mutado con el avance tecnológico. Ya no hablamos solo de videojuegos o apuestas, sino también de sexo, compras compulsivas y, sobre todo, redes sociales. Un cóctel peligroso que puede generar un flujo de «transrealidad» similar al producido por las drogas, según los expertos.
La pérdida de control, la dependencia, el abandono de otras actividades y la interferencia en la vida cotidiana son los síntomas de una adicción que puede ir acompañada de otros problemas de salud mental, como ansiedad, depresión e incluso ideación suicida. Una patología dual que exige atención y tratamiento.
### Señales de alarma y posibles soluciones
¿Cómo detectar si un adolescente está haciendo un uso problemático de las pantallas? Tiempos de conexión anormalmente altos, mentiras sobre el uso, irritabilidad cuando no hay conexión, alteraciones del sueño, distanciamiento familiar y bajo rendimiento académico son algunas de las señales de alerta.
¿Qué hacer? La prevención es fundamental. Establecer tiempos de abstinencia digital, fomentar las relaciones sociales presenciales y regular el acceso a la tecnología son algunas de las medidas que se proponen. A nivel político, se plantea la necesidad de establecer normas para el uso de móviles, similares a las normas de tránsito para los autos. En el ámbito educativo, se debate la prohibición de celulares en las escuelas. Y en el hogar, el ejemplo de los padres es crucial: «Los menores pueden no escuchar lo que dicen los padres, pero siempre miran lo que hacen… y lo que no hacen».
### El desafío de educar en la era digital
La tecnología ha llegado para quedarse, pero no podemos dejar que se apodere de nuestras vidas. El desafío es educar a los adolescentes en un uso responsable y equilibrado de las pantallas, fomentando el pensamiento crítico, la autonomía y el desarrollo de habilidades sociales en el mundo real. Porque, al fin y al cabo, la vida se vive fuera de la pantalla. ¿Estamos a la altura del desafío? El tiempo dirá.