Altair 8800: El primer PC que encendió la chispa de Microsoft y Apple

Redacción Cuyo News
6 min
Cortito y conciso:

En 1975, el Altair 8800 revolucionó la informática personal, vendiendo 5.000 unidades y creando un mercado para futuras empresas. Su éxito impulsó a figuras como Bill Gates y Steve Jobs, marcando el inicio de la era de la computación doméstica y transformando la industria tecnológica.

Para agosto de 1975, el Altair 8800 ya había movido unas 5.000 unidades. Un número que, viéndolo en perspectiva, no solo representaba una cifra de ventas, sino el despertar de un gigante dormido: el mercado de la informática personal. Hasta entonces, las computadoras eran bestias encerradas en cuartos llenos de cables, reservadas para empresas con bolsillos abultados y necesidades de cálculo complejas. Pero este equipo, lanzado como un producto de nicho, encendió la chispa de una revolución.

El nacimiento de una era: del microprocesador al ordenador personal

La década de los 70 fue un hervidero de innovación en microelectrónica. El Intel 4004, primer microprocesador del mercado, había demostrado que una CPU entera podía caber en un solo chip, abriendo la puerta a la miniaturización. Luego, el Intel 8008 prometió aún más. Pero fue Henry Edward Roberts, al frente de MITS, quien vio la oportunidad de oro. Roberts, un tipo que venía de vender calculadoras electrónicas y que conocía bien los vaivenes del mercado, decidió apostar fuerte por un viejo sueño: el ordenador personal.

En apenas nueve meses, MITS parió el Altair 8800. Y en enero de 1975, la revista Popular Electronics lo consagró en su portada. ¿El resultado? Una fiebre informática que nadie vio venir. El Altair 8800, con su microprocesador Intel de 8 bits y una memoria RAM que podía llegar hasta los 64 Kb, era un bicho raro, pero a un precio mucho más accesible que sus antecesores.

¿Un puzle tecnológico? El desafío del Altair 8800

El Altair 8800 se vendía en kit por 439 dólares, o montado por 621. La mayoría optaba por el kit, un verdadero puzle electrónico que solo los más avezados podían armar. Una vez terminado, el resultado era una caja llena de diodos luminosos y clavijas, un interfaz rudimentario pero que abría un mundo de posibilidades. No era barato (unos 2.500 a 3.500 dólares actuales), ni fácil de usar, pero era mucho más accesible que los monstruos informáticos de la época. Y eso, señoras y señores, lo cambió todo.

Pero, ¿quiénes eran los locos que se compraban esta máquina? Los "cafeteros" de la época, los que disfrutaban trasteando con calculadoras, soñando con crear sus propias computadoras. Y eran muchos más de lo que uno podría imaginar. MITS se vio inundada de pedidos, una avalancha que marcaría el inicio de una nueva era.

Bill Gates, Paul Allen y Steve Jobs: los jóvenes que vieron el futuro

En Boston, dos amigos, Bill Gates y Paul Allen, vislumbraron el potencial del Altair. Pensaron que un software sencillo podría hacerlo accesible a un público más amplio. Y ahí es donde vieron la oportunidad de hacer negocios. Contactaron a Roberts, le aseguraron que podían desarrollar un intérprete para el Altair, un programa que traduciría las instrucciones a un lenguaje que la máquina entendiera. Roberts aceptó, y así nació el Altair BASIC, el primer paso de lo que luego sería Microsoft.

Pero la historia no termina ahí. En California, otro joven llamado Steve Wozniak se topó con el Altair 8800. Y, según cuenta, ahí mismo tuvo la idea de crear el Apple I. Junto a su amigo Steve Jobs, se dieron cuenta de que podían construir un ordenador personal aún más fácil de usar. Y lo hicieron. En 1976, Apple I salió a la venta, marcando el inicio de otra leyenda.

El legado del Altair 8800: ¿un punto de inflexión?

El Altair 8800 tuvo su momento de gloria, sí. Pero su legado va mucho más allá de las 5.000 unidades vendidas. Este equipo demostró que había un mercado para la informática personal, un mercado que estaba esperando ser explotado. Abrió las puertas a una nueva generación de empresas y emprendedores, desde Commodore hasta Atari, pasando por el gigante IBM, que no pudo resistirse a la tentación.

Roberts, el visionario detrás del Altair, vendió MITS y se retiró a una granja en Georgia. Luego estudió medicina y se convirtió en médico rural. Murió en 2010, víctima de una neumonía. En sus últimos días, recibió la visita de Bill Gates, un gesto que habla a las claras del impacto que tuvo este pionero en la historia de la informática. ¿Fue el Altair 8800 el padre de la informática personal? Quizás sea exagerado decirlo. Pero lo que sí es innegable es que allanó el camino para que el futuro llegara antes.

Compartir
🔺 Tendencia