Amazon en Aragón: Impacto ambiental en la mira de ecologistas

Redacción Cuyo News
8 min
Cortito y conciso:

Organizaciones ecologistas denuncian el «fuerte impacto ambiental» de la ampliación de centros de datos de Amazon en Aragón, alegando promesas de empleo infladas, consumo energético insostenible y un uso de agua «inaceptable». Advierten sobre la falta de estudios de impacto conjunto y la opacidad del proceso, marcando un punto de inflexión en la lucha contra la expansión descontrolada de estas infraestructuras.

La expansión de los tres centros de datos de Amazon en Aragón se encuentra en el ojo de la tormenta, no por su capacidad de cómputo, sino por el «fuerte impacto en el medio ambiente» que, según un grupo de organizaciones ecologistas, no se ha evaluado correctamente. Las alegaciones presentadas ante el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) cuestionan, con tono de alerta, la viabilidad del proyecto que goza del estatus de Proyecto de Interés General de Aragón (PIGA), una designación que, según los críticos, agiliza los trámites sin considerar las consecuencias.

El documento, al que tuvo acceso esta redacción, señala que las promesas de empleo son, en el mejor de los casos, «infundadas», mientras que el consumo eléctrico proyectado superaría la capacidad actual de la región. Pero la cosa no acaba ahí, el alto consumo de agua, vital para el funcionamiento de estos centros, es calificado de «inaceptable» en un contexto de creciente estrés hídrico. En resumen, un combo de impactos que pinta un panorama sombrío para la comunidad aragonesa, al menos desde la perspectiva ambiental.

¿Un espejismo de desarrollo?

La respuesta de Amazon se mantiene en la incógnita, al menos por ahora, mientras que las organizaciones ecologistas aguardan una respuesta contundente al escrito presentado por SEO/Bird Life, la Plataforma en Defensa de los Paisajes de Teruel, Ecologistas en Acción, la Asociación Naturalista de Aragón (Ansar), Tu Nube Seca Mi Río, Red Aragonesa por el Agua Pública e Ingenierías Sin Fronteras, entre otras. La cantidad de alegaciones y la diversidad de las mismas marcan un hito en la historia de los proyectos de centros de datos en España, demostrando que estas infraestructuras intensivas se están convirtiendo en un punto álgido de debate social y ambiental.

Ecologistas en Acción, con la creación de un grupo de trabajo específico sobre centros de datos, busca dar soporte a sus filiales locales en la presentación de alegaciones contra este tipo de proyectos. Luis García Valverde, impulsor de la iniciativa, afirma que «ya se han unido al grupo compañeros de Aragón y de otros territorios», anticipando un frente de oposición contra proyectos en otras regiones del país. Esto no se trata de casos aislados, es una tendencia que emerge con fuerza.

En este contexto, la apuesta de AWS, la filial de Amazon, por invertir 15.700 millones de euros hasta 2033 en la ampliación de sus centros de datos en Aragón, junto con el anuncio de Microsoft de construir tres centros más en la región, coloca a la comunidad en una encrucijada: convertirse en el «Virginia» de Europa, o establecer límites a un desarrollo que podría convertirse, según los ecologistas, en una ruina.

El debate del agua, la energía y el ruido

Las alegaciones presentadas denuncian que el proyecto «carece de las medidas correctoras adecuadas» para mitigar los impactos ambientales, planteando la necesidad de «suspender la actividad para escenarios de alto consumo hídrico o sequía» y la implementación de medidas para controlar las emisiones de CO₂. Además, se cuestiona la calificación de «compatible» del impacto sonoro de estas instalaciones. Parece que el problema no es solo el impacto visible, sino también el que se siente y se escucha.

Otro punto de inflexión es la falta de un estudio de impacto conjunto de todos los centros de datos proyectados en la región. «Debería hacerse un estudio integrado de los consumos hídricos, afección a los paisajes y ocupación de terrenos para toda la región», reclaman en el documento. Las cifras son escalofriantes: el consumo energético previsto alcanzaría la mitad de la demanda total de Aragón en 2030, lo que podría poner en peligro el desarrollo de otros sectores o provocar apagones. ¿Ese es el futuro que queremos?

En cuanto al agua, los ecologistas consideran que el consumo es «demasiado, dado el contexto de estrés hídrico en la región». La preocupación se agudiza al considerar que Amazon podría extraer agua de los acuíferos del Gállego y del Ebro en nueve pozos «en los que no va a haber control público alguno». ¿Acaso el agua es solo un recurso para la industria?

Las falacias en la promesa de empleo también son puestas en tela de juicio. Basándose en datos de países como Francia, los ecologistas estiman que estos centros de datos generarían entre 150 y 225 puestos de trabajo, muy lejos de los 1.300 anunciados inicialmente. ¿Será este un espejismo de prosperidad?

En resumidas cuentas, los ecologistas cuestionan el supuesto interés general del proyecto, alegando que «los impactos ambientales y sociales superan los posibles beneficios», los cuales «solo corresponden a empresas privadas». Pese a gozar del estatus de PIGA, el proyecto, según los críticos, «no corrige desigualdades territoriales» e implica inversiones «de escasa utilidad para la población aragonesa», además de acarrear «exenciones de impuestos». Un desarrollo que deja un sabor amargo para los que no pertenecen a la élite empresarial.

¿El principio de una lucha?

“Rechazamos el relato de que estas megainfraestructuras son benignas para los territorios», expresan con firmeza los firmantes de las alegaciones. La experiencia en Virginia, México, Irlanda o Países Bajos, según ellos, demuestra los «perjuicios ecológicos y sociales de la implantación masiva de los centros de datos». Un panorama mundial que siembra dudas sobre la sostenibilidad de esta industria.

Admiten que es difícil revocar un proyecto de esta envergadura, pero creen que han logrado una victoria en el terreno de la transparencia. «Aunque nos lo echen para atrás, ahora nos tienen que dar la información que solicitamos, y eso es importante porque la tramitación de este proyecto ha sido muy opaca», comenta Aurora Gómez, impulsora de la asociación Tu Nube Seca Mi Río y coordinadora de las alegaciones. La lucha por la transparencia es una batalla que vale la pena dar.

Tal vez esta sea una historia con muchas preguntas que empiezan a resonar en el aire. La pelea por los recursos, el verdadero costo del progreso y el rol de estas empresas en la comunidad. Esta es una discusión que recién empieza.

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