Apagón masivo en San Francisco: el caos que paralizó vehículos autónomos

Redacción Cuyo News
4 min
Cortito y conciso:

Un incendio en una subestación eléctrica dejó a 130.000 personas de San Francisco sin luz por dos días. El colapso urbano, que afectó el 30% de la ciudad, también paralizó decenas de vehículos autónomos, incluyendo los de Waymo, que ya retomó operaciones, asegurando que su tecnología se adaptará a futuras contingencias.

San Francisco, ese faro rutilante de la innovación global, se encontró de golpe y porrazo con la cruda realidad de un apagón que no tuvo nada de futurista. Miles de sus habitantes, ni más ni menos que el 30% de la ciudad, deambularon a oscuras este lunes, víctimas de un incendio que devoró una subestación eléctrica y, de paso, desnudó las fragilidades de una urbe que se precia de estar siempre un paso adelante.

El origen del desastre, un incendio en una subestación eléctrica el pasado sábado por la tarde, no tardó en dejar un saldo de unas 130.000 personas en la penumbra. Pero la interrupción del suministro eléctrico no solo paralizó hogares y comercios; desató un verdadero caos en el tráfico, dejó al metro boquiabierto y, para sorpresa de propios y ajenos, convirtió a decenas de «vehículos autónomos atascados» en monumentos de chapa y silicio a la inoperancia. Sí, esos mismos autos que prometen revolucionar nuestra movilidad, terminaron varados en mitad de la calle, inútiles ante la falta de semáforos que les dictaran el camino.

Cuando la inteligencia artificial choca con la realidad

Entre los más afectados por este repentino regreso a la prehistoria, encontramos a los rutilantes «vehículos autónomos de Waymo». La firma, propiedad de Alphabet –sí, la misma matriz de Google, la que nos organiza el mundo–, vio cómo sus flamantes unidades quedaban inmóviles, cual esculturas modernas, esperando una señal que nunca llegó. La buena noticia, al menos para los que creen en el progreso a toda costa, es que Waymo ya «ha restablecido su servicio para este lunes». Tras la tormenta, o mejor dicho, tras el apagón, la empresa emitió un comunicado donde, con la solemnidad del caso, afirmó su «compromiso a garantizar que su tecnología se adapte al flujo de tráfico durante apagones como el ocurrido el fin de semana». ¿Será suficiente con un compromiso, o necesitamos que la inteligencia artificial venga con un generador a batería incorporado?

San Francisco: ¿faro tecnológico o castillo de naipes?

Lo que este episodio deja en evidencia es una paradoja digna de análisis en cualquier mesa de café. Mientras invertimos fortunas en algoritmos y robots que prometen llevarnos al futuro, una simple falla en la infraestructura más elemental puede devolvernos al pasado en cuestión de horas. San Francisco, con sus avenidas surcadas por vehículos sin conductor y sus edificios inteligentes, descubrió que hasta el más avanzado de los sistemas es vulnerable si la base que lo sustenta cruje. ¿De qué sirve tener coches que se manejan solos si no hay un semáforo que les indique cuándo avanzar? Quizás, antes de lanzarnos a conquistar Marte, deberíamos asegurarnos de que nuestras subestaciones eléctricas no terminen en llamas. Un buen punto para debatir, ¿no cree?

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