Cae red de Telegram que filtraba contenido de OnlyFans: ¿Cómo operaban?

Redacción Cuyo News
5 min
Cortito y conciso:

La Policía española desarticuló una red que administraba un canal de Telegram llamado Sextasymood, donde se filtraban fotos y videos íntimos de modelos de Onlyfans. El administrador y sus colaboradores cobraban entre 15 y 25 euros por el acceso a este contenido exclusivo. La investigación se centró en determinar si la difusión no autorizada de este material constituye un delito, ya que muchas de las víctimas no querían que sus imágenes fueran vistas por familiares y conocidos, especialmente en España.

La Policía española le puso los puntos a una red que hacía de las suyas con el contenido de Onlyfans. ¿El escenario del delito? Telegram, esa plataforma que a veces parece el Lejano Oeste de Internet. El canal en cuestión, Sextasymood, ofrecía "material exclusivo" de modelos de Onlyfans a cambio de unos mangos. Pero, ¿era legal este currito? Ahí está el debate.

Onlyfans vs. Telegram: El debate sobre la privacidad y el delito

La investigación arrancó luego de que un usuario preguntara en un foro por la inactividad del administrador del canal. Los rumores de una posible detención no tardaron en correr, y vaya que tenían razón. La Policía, tras una investigación, confirmó que el administrador y varios "colaboradores" que lo ayudaban a cobrar las suscripciones fueron puestos tras las rejas.

El negocio era redondo: entre siete y ocho mil suscriptores pagaban entre 15 y 25 euros por acceso "permanente" al canal privado. Pero, ¿de dónde sacaban el material? ¿Y lo más importante? ¿Era esto un delito?

"La duda sobre el delito surge porque mucha gente puede pensar que no lo es porque estas chicas publicaban en sus páginas de Onlyfans", explicó Virginia, inspectora jefa del grupo segundo de Redes de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía. "Pero cuando se trata de una revelación de secretos, es delito siempre que la víctima no autorice esa difusión".

En Onlyfans, uno puede configurar su contenido para un público exclusivo, incluso personalizado. La inspectora lo puso en criollo: "Es como la chica que se hace vídeos y se los manda a su pareja. Pueden estar sacando dinero, sí, pero eso es irrelevante porque han creado un contenido para alguien concreto".

Revelación de secretos y blanqueo de capitales: el combo del delito

Elena Gil, abogada especializada en derecho tecnológico, lo ve clarito: "Claramente puede tener recorrido judicial". Y no se anda con chiquitas: "Hay aquí dos posibles delitos: revelación de secretos y blanqueo de capitales. Lo más probable es que al redistribuir las fotos eso sea dinero negro. Pero donde está la chicha es en la revelación de secretos. Es un delito penal según el artículo 197, que es muy amplio. Pero en el caso de revelación o distribución de imágenes íntimas o sexuales sin consentimiento es clarísimo".

La cosa es así: las imágenes pueden ser obtenidas legalmente, pero difundirlas sin consentimiento, ya sea gratis o por plata, es lo que te manda en cana. "Es lo que también se conoce ahora popularmente como pornovenganza", sentenció Gil.

Muchas de las modelos tenían su página de Onlyfans configurada para que solo se viera en América Latina. ¿El miedo? Que las vieran en España, donde tienen familia. "‘Así me está viendo todo mi pueblo’", contó Virginia que les decía una de las víctimas.

El misterio del origen de las imágenes y el futuro de la investigación

La Policía todavía no tiene claro cómo los acusados conseguían los videos de Onlyfans. ¿Pagaban suscripciones? ¿Tenían algún método informático más sofisticado? Lo que sí saben es que compartían videos creados para clientes únicos, lo que hace sospechar que no era solo cuestión de pagar una suscripción.

Mientras tanto, en Telegram siguen apareciendo canales con nombres similares que prometen el mismo "material". ¿Son remanentes de la misma red? ¿Nuevos jugadores en el mercado de la filtración? La investigación sigue su curso, y habrá que ver cómo termina esta historia que pone en el centro del debate la privacidad, el consentimiento y los límites de lo que se comparte en Internet.

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