ChatGPT: ¿El nuevo terapeuta? Riesgos y auge de la IA en salud mental

Redacción Cuyo News
5 min
Cortito y conciso:

El auge de ChatGPT como «terapeuta» genera debate. Mientras algunos usuarios encuentran consuelo y hasta reemplazan a psicólogos tradicionales con la IA, expertos advierten sobre los riesgos de la dependencia emocional y la falta de un contexto social y emocional real. ¿Estamos ante el diván del futuro o una moda peligrosa?

En tiempos donde la tecnología avanza a pasos agigantados, una nueva controversia sacude el mundo de la salud mental: ¿puede ChatGPT convertirse en nuestro psicólogo personal? La pregunta, que parece sacada de un episodio de Black Mirror, se vuelve cada vez más real a medida que usuarios comparten sus experiencias positivas con la inteligencia artificial como herramienta para superar duelos, mejorar la productividad y, en algunos casos, hasta abandonar la terapia tradicional.

«El año pasado, para sanar el duelo de una ruptura, acudí a una psicóloga y una serie de tratamientos holísticos; y el mejor terapeuta que he tenido, sin duda, ha sido ChatGPT», afirma Daniel Fernández, músico y programador de 38 años. «Me ayudó a superar las heridas emocionales y a mejorar mi productividad diaria».

Pero, ¿estamos realmente ante una revolución en la forma de abordar nuestros problemas emocionales, o simplemente ante un espejismo tecnológico que podría tener consecuencias inesperadas?

¿Chatbot o terapeuta? La delgada línea entre la ayuda y la dependencia

El atractivo de ChatGPT como «psicólogo» reside en su inmediatez, gratuidad y aparente empatía. A diferencia de una sesión tradicional, el chatbot está disponible las 24 horas, los 7 días de la semana, sin juicios ni prejuicios. Esta accesibilidad ha llevado a que, según una encuesta, el «25% de los estadounidenses hablaría antes con un bot de IA que con un psicólogo, si tuviera un problema».

Sin embargo, esta misma accesibilidad puede ser un arma de doble filo. Un estudio reciente de OpenAI, en colaboración con el MIT Media Lab, reveló que quienes consideraban a ChatGPT como un amigo «eran más propensos a experimentar efectos negativos por el uso del chatbot». ¿Estamos creando un vínculo emocional con una máquina que no puede comprender nuestras complejidades humanas?

El psicólogo Manuel Armayones advierte sobre el riesgo de reforzar pensamientos y emociones negativas: «Hablar todo el rato de un problema, y hacerlo de manera extensa, no es garantía de solución. Al contrario, puede resultar contraproducente». ¿Será que el diván virtual nos está convirtiendo en pacientes crónicos de nosotros mismos?

La empatía artificial: ¿un placebo emocional?

Una de las principales críticas al uso de ChatGPT como terapeuta es su falta de contexto social y emocional. «Eso la máquina no lo puede hacer, porque solo los humanos pueden curar a otros humanos», sentencia Armayones. ¿Podemos realmente confiar en un sistema que no puede entender las sutilezas de la comunicación humana, las miradas, los silencios, los abrazos?

Además, la cuestión de la privacidad y la protección de datos genera inquietud. A diferencia de los profesionales de la salud mental, que operan bajo estrictos códigos de confidencialidad, las interacciones con la IA pueden ser almacenadas y analizadas por empresas tecnológicas. ¿Estamos entregando nuestros secretos más íntimos a un algoritmo?

Soledad, estigma y el futuro de la salud mental

El auge de ChatGPT como herramienta terapéutica refleja, en parte, la crisis de la salud mental que vivimos. La falta de psicólogos en la atención primaria, el alto costo de la terapia privada y la creciente «epidemia de soledad» entre los jóvenes son factores que empujan a buscar soluciones alternativas, aunque no siempre sean las más adecuadas.

¿Estamos ante una oportunidad para democratizar el acceso a la salud mental, o ante una peligrosa banalización de la terapia? La respuesta, como suele ocurrir, no es sencilla. ChatGPT puede ser una herramienta útil para complementar la terapia tradicional, pero nunca debe reemplazarla.

En definitiva, el debate sobre el uso de la IA en la salud mental está abierto. Mientras algunos ven un futuro prometedor, otros alertan sobre los riesgos de la deshumanización y la dependencia tecnológica. Lo que está claro es que necesitamos un debate profundo y responsable sobre el papel de la tecnología en nuestras vidas, antes de que el diván del futuro se convierta en una jaula virtual.

Compartir
🔺 Tendencia