El arte secreto de la IA: ¿Quién gana con tus prompts?

Redacción Cuyo News
6 min
Cortito y conciso:

La venta de «prompts» o instrucciones para la inteligencia artificial se está convirtiendo en un mercado en auge, con proyecciones de miles de millones de dólares en los próximos años. Plataformas como PromptBase y PromptHero facilitan la compra, venta y el intercambio de estas instrucciones, permitiendo a los usuarios obtener imágenes generadas por IA de mayor calidad y consistencia. Sin embargo, la volatilidad de las actualizaciones de IA y la tendencia hacia un lenguaje más natural plantean desafíos para la sostenibilidad de este negocio.


Cualquiera puede «generar una imagen con IA», sí, pero ¿cuántos logran que esa imagen no parezca un vomitado digital? Ahí radica el quid de la cuestión. No basta con garabatear un par de palabras; hay que ser casi un chamán de los algoritmos para obtener resultados decentes. Y como todo arte (sí, dije arte), la habilidad de » susurrarle» a la IA tiene su precio.

Ahora, seamos honestos, ¿quién iba a imaginar que venderle «recetas» a una máquina para que dibuje iba a ser un negocio? Parece sacado de un episodio de los Simpsons, pero acá estamos.

El negocio de las «instrucciones» para la ia, ¿una burbuja o el futuro del arte digital?

Se venden pequeñas piezas de texto, «que pueden estar entre 80 y 100 palabras», pero ojo, que no es solo decirle «Haz una foto de un perro». No, no, acá hablamos de orquestar una sinfonía de parámetros: iluminación, tipo de cámara, lente, estilo… Un verdadero manual para cineastas digitales.

Álex Eymar, socio de Director’s Hand, lo explica clarito: «En el prompt estableces la iluminación, el tipo de cámara y de lente. También defines el estilo que quieres y, luego, los parámetros del formato de la imagen y la versión de Midjourney para la que está hecho el prompt». Casi como dirigir una película, pero sin el presupuesto de Hollywood.

### El Dorado de los ‘Prompts’: ¿Quiénes están sacando tajada?

Plataformas como PromptBase, ChatX, Lexica Art o Promptrr.io se han lanzado a la pileta, buscando convertirse en el Mercado Libre de las instrucciones para IA. Y no son los únicos que ven potencial en esto. Según la firma analista Grand View Research, este sector «moverá más de 2.000 millones de dólares en 2030». ¡Dos mil millones! Casi lo que debe un club de fútbol argentino promedio.

Otro estudio, de Polaris Market Research, eleva la apuesta: «más de 2.500 millones de dólares para 2032». Una verdadera fiebre del oro digital.

Incluso Javier Jiménez, fundador de PromptHero, se metió en el negocio, aunque con un enfoque más altruista: compartir instrucciones en una comunidad abierta. «Vimos que la gente empezaba a compartir los prompts en redes sociales e intentamos ayudarles a buscarlos. Enseñábamos la imagen y el prompt, que es la receta para haber generado esta imagen concreta», cuenta Jiménez.

La idea era buena, tan buena que terminaron vendiendo PromptHero a una empresa de Singapur. Cosas que pasan.

### ¿Por qué pagar por algo que puedo escribir yo mismo?

Ah, la pregunta del millón. Acá es donde entra en juego la consistencia, esa cualidad esquiva que todo artista digital anhela. Si querés crear un mundo coherente, no podés dejar que la IA haga lo que se le antoje. Necesitás domarla, guiarla con precisión quirúrgica.

Eymar lo resume así: «Si tú quieres hacer un juego de rol o un storyboard, necesitas que haya una consistencia en las ilustraciones. Si no trabajas bien un prompt, le pides un orco con una espada y Midjourney te va a generar un cuadro, luego una ilustración, después un orco realista. No vas a acertar».

Claro, podés pasar horas probando y equivocándote, o podés pagar unos mangos por una instrucción probada y garantizada. El tiempo es oro, dicen.

### ¿El futuro es hablarle a las máquinas como a tu abuela?

Pero ojo, que no todo es color de rosas en este paraíso de los prompts. La volatilidad es la gran amenaza. Como dice Eymar, «Tú estás vendiendo 20 prompts al día, que es bastante, y, de repente, sale una actualización de Midjourney que mejora la captación del lenguaje natural y esos prompts no valen para nada».

Y es que la tendencia es clara: las IA cada vez entienden mejor el lenguaje natural. Ya no necesitás ser un hacker para obtener buenos resultados. Basta con pedir las cosas con educación.

Jiménez lo confirma desde su nuevo proyecto, Dreamshot: «Antes era más complejo hacer un prompt. Tenías que poner tokens o palabras encriptadas. Pero cada vez se tiende más a que tú le hables a la IA como me hablas a mí y que te genere la imagen».

En definitiva, el negocio de los prompts es una carrera contra el tiempo. Hoy podés estar vendiendo instrucciones como pan caliente, pero mañana la IA podría volverse tan intuitiva que ya no necesites intermediarios. ¿Será el fin de la ingeniería de instrucciones? ¿O simplemente una evolución hacia nuevas formas de «dialogar» con las máquinas? El tiempo dirá.

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