El gobierno español lanzó «Alia», un modelo de inteligencia artificial en español. Este proyecto, que forma parte de la Estrategia de Inteligencia Artificial 2024, busca solucionar las limitaciones de los modelos entrenados en inglés. Alia será de código abierto y se usarán pruebas piloto en la Agencia Tributaria y para diagnósticos cardiacos. También se invertirán millones en actualizar el superordenador MareNostrum 5 y en becas para fomentar el talento en IA.
El gobierno español sacude el tablero tecnológico con el lanzamiento de "Alia", un modelo fundacional de inteligencia artificial diseñado específicamente para el español. "Desde hace unos minutos, acabamos de publicar los primeros modelos de Alia", anunció con bombos y platillos el presidente Pedro Sánchez, durante el acto HispanIA 2040. Este movimiento, lejos de ser un simple lanzamiento, se presenta como una declaración de principios: un modelo de IA "público y abierto", disponible en Alia.gob.es. ¿Será este el contraataque español a la hegemonía anglosajona en la inteligencia artificial? El tiempo dirá.
Este proyecto estrella, cocinado a fuego lento en el horno del Ejecutivo, no solo se limita al castellano. Alia también fue entrenada en catalán, gallego, valenciano y vasco, un guiño a la diversidad lingüística del país. La estrategia del gobierno es clara: crear un modelo que comprenda las sutilezas del idioma español, sus frases hechas y su contexto cultural, algo que, según se dice, los modelos anglosajones como ChatGPT, Gemini o Copilot, no terminan de captar.
Código Abierto y Aplicaciones Prácticas
Alia no pretende ser un secreto de estado, al contrario, se exhibe como una herramienta de código abierto, lista para que cualquier empresa la tome como base para desarrollar sus propias creaciones. El gobierno no se queda solo en la teoría y ya tiene en la mira dos pruebas piloto: un chatbot para la Agencia Tributaria y una aplicación para mejorar el diagnóstico de insuficiencias cardiacas. Si esto funciona, señores, podríamos estar ante una real mejora en los servicios públicos de España.
Detrás de este lanzamiento hay una inversión millonaria. La Estrategia de Inteligencia Artificial 2024 contempla un presupuesto de 10 millones de euros solo para Alia, y se espera ampliar su base de datos hasta alcanzar cuatro billones de palabras, nutriéndola con documentos oficiales, diarios de sesiones e investigaciones científicas en español. Como dijo José Luis Escrivá, antecesor de López, Alia "abrirá las puertas a una nueva generación de productos tecnológicos enriquecidos con el vasto patrimonio lingüístico del castellano". Palabras fuertes, veremos si la acción está al nivel.
¿Y los derechos de autor? Un tema espinoso
El Ministerio de Transformación Digital no se anduvo con chiquitas y proyecta modelos de hasta 175.000 millones de parámetros, la misma potencia que la primera versión de ChatGPT. Pero no todo es potencia y velocidad, también hubo que arremangarse para proteger los derechos de autor, un tema que ha generado polémicas en el mundo de la IA. El objetivo es que Alia sea transparente, algo que no se puede decir de todos los modelos que andan dando vueltas.
La Estrategia de Inteligencia Artificial, que cuenta con 1.500 millones de euros, no solo se enfoca en el desarrollo de Alia. También contempla la actualización del superordenador MareNostrum 5 y grandes partidas para becas y formación en IA. Esto no es un jueguito, acá se está invirtiendo fuerte en la nueva economía.
Un futuro con Inteligencia Artificial
El acto HispanIA 2040 también sirvió para presentar un trabajo prospectivo de un grupo de expertos que busca trazar el camino hacia un futuro con IA. Según Sánchez, "la IA puede ser una herramienta decisiva para el progreso social". El documento destaca que la IA puede ayudar a la economía española a ser más eficiente, mejorar los servicios públicos, la sostenibilidad, la seguridad y "combatir la desigualdad de oportunidades e ingresos". Queda claro que el gobierno apuesta todas sus fichas a la IA. A fin de cuentas, si no te subís al tren, podés quedarte parado en el andén, ¿no?