El universo de los videojuegos fue testigo de un insólito epílogo para la corta vida de «Concord», el hero shooter multijugador desarrollado por Firewalk Studios y propiedad de Sony. Tras un lanzamiento calificado de desastroso en agosto de 2024, que culminó con el cierre de sus servidores y el cese de su venta apenas catorce días después, el título ha sido devuelto a la vida por una dedicada comunidad de jugadores.
Reportes recientes confirman que un grupo de modders logró establecer con éxito servidores personalizados, habilitando la posibilidad de que aquellos usuarios de PC y PS5 que aún conservaban una copia del juego pudieran sortear las restricciones de conexión impuestas por Sony y Firewalk. Este hito técnico permite que «Concord» sea jugable una vez más, aunque fuera del ecosistema oficial de sus creadores.
Un revés millonario y su sorprendente resurrección
«Concord» se había convertido en un emblema de la volatilidad y los riesgos inherentes a la iniciativa de juegos como servicio (live service) impulsada por PlayStation. Su desarrollo, que se extendió por ocho años y demandó una inversión estimada de 200 millones de dólares, no consiguió generar el interés esperado por parte del público, forzando a Sony a una drástica decisión: apagar el título de forma prematura en septiembre de 2024.
Este cese representó un duro golpe para el movimiento de preservación de videojuegos, al transformar el título en un bien completamente inaccesible, incluso para aquellos consumidores que habían adquirido una copia. La imposibilidad de acceder a un producto digital comprado, una vez que sus servidores son desconectados, puso de manifiesto la fragilidad de la propiedad en el entorno digital.
No obstante, la labor de estos modders subraya el poder innegable de la comunidad para salvaguardar juegos de lo que parecía una extinción digital definitiva. Al edificar una infraestructura de red paralela, estos entusiastas no solo restauraron la funcionalidad esencial del juego, sino que también revitalizaron un debate crucial en la industria.
La preservación digital en el centro de la escena
La reactivación de «Concord» no solo implica un regreso inesperado para el juego, sino que intensifica la discusión sobre la propiedad y la preservación de los títulos «live service». La dependencia de los servidores del desarrollador expone a estos juegos a la incertidumbre del mercado y a las decisiones corporativas que pueden dejarlos inoperables de un momento a otro.
La capacidad de los jugadores para acceder a «Concord» sin la venia de Sony destaca la urgencia de que los desarrolladores contemplen alternativas, como la implementación de opciones «peer-to-peer» o la provisión de herramientas oficiales para la creación de servidores privados. Tales medidas asegurarían que, incluso ante un fracaso comercial, el código y la jugabilidad de un título puedan ser conservados para futuras generaciones de jugadores e historiadores del medio.
Si bien el número de jugadores activos es, previsiblemente, reducido y la experiencia de juego puede diferir de la que ofrecían los servidores oficiales, el mero hecho de que «Concord» haya vuelto a la vida constituye una victoria moral de gran envergadura para la comunidad gamer y para el movimiento global «Stop Killing Games», que aboga por la perdurabilidad de las obras interactivas.
El hero shooter ‘Concord’, desarrollado por Firewalk Studios y perteneciente a Sony, ha sido revivido por una comunidad de modders tras su cierre prematuro en septiembre de 2024. Pese a una inversión de 200 millones de dólares y un lanzamiento fallido en agosto, que llevó a su retiro del mercado apenas catorce días después, servidores personalizados creados por fans han permitido a jugadores de PC y PS5 acceder nuevamente al título, reavivando el debate sobre la preservación digital de los videojuegos como servicio.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
El universo de los videojuegos fue testigo de un insólito epílogo para la corta vida de «Concord», el hero shooter multijugador desarrollado por Firewalk Studios y propiedad de Sony. Tras un lanzamiento calificado de desastroso en agosto de 2024, que culminó con el cierre de sus servidores y el cese de su venta apenas catorce días después, el título ha sido devuelto a la vida por una dedicada comunidad de jugadores.
Reportes recientes confirman que un grupo de modders logró establecer con éxito servidores personalizados, habilitando la posibilidad de que aquellos usuarios de PC y PS5 que aún conservaban una copia del juego pudieran sortear las restricciones de conexión impuestas por Sony y Firewalk. Este hito técnico permite que «Concord» sea jugable una vez más, aunque fuera del ecosistema oficial de sus creadores.
Un revés millonario y su sorprendente resurrección
«Concord» se había convertido en un emblema de la volatilidad y los riesgos inherentes a la iniciativa de juegos como servicio (live service) impulsada por PlayStation. Su desarrollo, que se extendió por ocho años y demandó una inversión estimada de 200 millones de dólares, no consiguió generar el interés esperado por parte del público, forzando a Sony a una drástica decisión: apagar el título de forma prematura en septiembre de 2024.
Este cese representó un duro golpe para el movimiento de preservación de videojuegos, al transformar el título en un bien completamente inaccesible, incluso para aquellos consumidores que habían adquirido una copia. La imposibilidad de acceder a un producto digital comprado, una vez que sus servidores son desconectados, puso de manifiesto la fragilidad de la propiedad en el entorno digital.
No obstante, la labor de estos modders subraya el poder innegable de la comunidad para salvaguardar juegos de lo que parecía una extinción digital definitiva. Al edificar una infraestructura de red paralela, estos entusiastas no solo restauraron la funcionalidad esencial del juego, sino que también revitalizaron un debate crucial en la industria.
La preservación digital en el centro de la escena
La reactivación de «Concord» no solo implica un regreso inesperado para el juego, sino que intensifica la discusión sobre la propiedad y la preservación de los títulos «live service». La dependencia de los servidores del desarrollador expone a estos juegos a la incertidumbre del mercado y a las decisiones corporativas que pueden dejarlos inoperables de un momento a otro.
La capacidad de los jugadores para acceder a «Concord» sin la venia de Sony destaca la urgencia de que los desarrolladores contemplen alternativas, como la implementación de opciones «peer-to-peer» o la provisión de herramientas oficiales para la creación de servidores privados. Tales medidas asegurarían que, incluso ante un fracaso comercial, el código y la jugabilidad de un título puedan ser conservados para futuras generaciones de jugadores e historiadores del medio.
Si bien el número de jugadores activos es, previsiblemente, reducido y la experiencia de juego puede diferir de la que ofrecían los servidores oficiales, el mero hecho de que «Concord» haya vuelto a la vida constituye una victoria moral de gran envergadura para la comunidad gamer y para el movimiento global «Stop Killing Games», que aboga por la perdurabilidad de las obras interactivas.