Una de las características distintivas de Elden Ring, esa epopeya digital que nos ha consumido horas y paciencia a partes iguales, ha sido siempre la vasta paleta de estilos de juego que ofrece. Entre las preferencias de un servidor, se encuentra sin duda la de invertir en Fuerza, empuñar la arma más descomunal al alcance de la mano y proceder a pulverizar enemigos con ataques aéreos que desmantelan posturas y golpes cargados que bien podrían reconfigurar la geografía del Interregno. Para quienes compartan esta inclinación por la contundencia bruta, permítanme presentarles al Raider, la nueva incorporación al elenco de clases en la inminente expansión ‘Nightreign’.
Mientras que su contraparte, el Guardian – otra clase robusta con una salud envidiable y una predilección por el armamento de gran calibre – se inclina hacia una defensa más tradicional, iniciándose con un escudo y ostentando una habilidad definitiva capaz de mitigar el daño para todo el grupo durante un lapso considerable, el Raider ha sido concebido como una auténtica maquinaria ofensiva, un ariete humanoide que no entiende de sutilezas, solo de impactos.
La habilidad angular del Raider es ‘Retaliate’ (Represalia), que en una primera lectura podría parecer una herramienta más bien modesta: apenas dos pisotones que infligen un daño físico y de estabilidad limitado. Sin embargo, su verdadero potencial reside en una característica pasiva inherente al Raider: la invulnerabilidad al derribo mientras ejecuta ‘Retaliate’. Esto se traduce, en términos prácticos, en una técnica gratuita para recibir golpes que permite al Raider arremeter a través de casi cualquier ataque enemigo o de jefe con una impunidad casi cómica, con la bonificación adicional de que ese segundo pisotón, inicialmente tímido, se transforma en un puñetazo de una potencia devastadora, capaz de aturdir incluso a los adversarios de mayor envergadura, siempre y cuando se logre absorber un ataque de daño considerable. Es el equivalente digital a decir ‘ahora me pegaste, ahora vas a probar mi mano’.
Luego tenemos la habilidad definitiva del Raider, ‘Totem Stela’ (Estela del Tótem). Al ejecutarla, el Raider golpea el suelo con la contundencia de un terremoto localizado, haciendo emerger un colosal tótem que inflige un daño masivo a todo lo que se encuentre en sus cercanías. Como es norma en Nightreign con las habilidades definitivas, esta representa una técnica de un poder excepcional, capaz de girar el curso de una contienda. No solo libera una cantidad ingente de daño, sino que el tótem en sí mismo es escalable, ofreciendo tanto al jugador como a sus acompañantes un estratégico resguardo o un punto elevado desde el cual desplegar sus ataques. Adicionalmente, concede un incremento de daño a todos los presentes, lo que la posiciona como una de esas habilidades definitivas cuya coordinación con el equipo se vuelve esencial para capitalizar al máximo sus beneficios.
De todas las clases que he jugado en ‘Elden Ring Nightreign’, el Raider fue con la que más me divertí.
El Raider inicia su peripecia con la Greavtaxe del Raider, un arma inicial que cumple su cometido con creces, infiriendo algo de daño ígneo y contando con la habilidad ‘Endure’ (Soportar). Esta última funciona, en esencia, como un recurso adicional para absorber y resistir los ataques enemigos en caso de que ‘Retaliate’ se encuentre en tiempo de recarga. Aun así, será imperativo buscar un armamento superior a medida que las noches se vuelvan más densas y peligrosas; las armas pesadas que escalan con Fuerza se perfilan, sin duda, como la elección predilecta del Raider.
Un estilo de combate directo
Entre todas las clases que he tenido oportunidad de probar en Nightreign, esta es incuestionablemente con la que mayor disfrute he experimentado. Es la que mejor se adapta a los combates mano a mano, lo cual resulta particularmente pertinente considerando que sus Remembrances (un tema que abordaremos con mayor detalle más adelante en abril de 2025) te sumergen en enfrentamientos singulares contra jefes en una suerte de arena, un cambio de ritmo que se perfila como notablemente interesante y desafiante.
Con esto cerramos el capítulo de nuestras primeras impresiones sobre las clases en Nightreign. No obstante, manténganse atentos a lo largo del mes, ya que nos adentraremos en un análisis profundo de las mecánicas de juego, acompañados de entrevistas con los desarrolladores y mucho más contenido exclusivo. Previamente, ya tuvimos el anticipo de cómo se perfila el enfrentamiento contra el jefe Libra, y si eso es una muestra, nos espera un festín de desafíos.