Lo que genera mayor asombro no es tanto la existencia de Kirby Air Riders, sino su notable calidad. Es una experiencia sumamente divertida, tanto en multijugador local como en línea, con sus carreras clásicas y su singular modo batalla. Además, la profusa cantidad de logros, los interesantes desbloqueables y las profundas opciones de personalización lo consolidan como un título ideal para un solo jugador. El principal escollo para disfrutar de su ingente volumen de contenido reside en su sistema de control. Su ritmo frenético y su control intuitivo de un solo botón, si bien resultan entrañablemente originales, en ocasiones adolecen de simplicidad. En ciertos momentos, Air Riders se adhiere demasiado a su fórmula original, lo que dificulta su jugabilidad en comparación con Mario Kart y lo hace menos gratificante técnicamente y menos competitivo que un juego de lucha como Super Smash Bros. Pero si el jugador se anima a probarlo, le aguarda un caótico juego de carreras y acción con el que pasará un excelente rato con amigos y que, además, ofrece una multitud de opciones para el disfrute individual.
La irrupción de Kirby Air Riders en el panorama de los videojuegos representa una audaz reinvención de la fórmula original de GameCube, elevándola a nuevas cumbres en Switch 2. Este título se distingue por una profusión de contenido, que abarca desde una veintena de máquinas y pilotos únicos hasta un intrincado sistema de desbloqueables y personalización que desafía la simplicidad de sus controles. Si bien su mecánica de juego, sustentada en gran medida por un solo botón, demanda una adaptación inicial y exhibe ciertos límites inherentes, la experiencia general se configura como un frenético juego de carreras y acción. Con modos estelares como el clásico Air Ride, el peculiar Top Ride y el aclamado City Trial, complementados por robustas opciones multijugador y una atención al detalle digna del estilo de Sakurai, Kirby Air Riders se consolida como una propuesta valiosa, aunque su particular esquema de manejo pueda requerir un período de familiarización.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
La aparición de Kirby Air Riders en el horizonte de Nintendo Switch 2 no es un mero lanzamiento, sino una declaración audaz. Esta inesperada continuación de un título de nicho para GameCube, caracterizado por su singular esquema de control monobotón, representa una evolución monumental. La magnitud de la mejora es tal que se equipara a transitar directamente del clásico Super Smash Bros. 64 a la complejidad de Ultimate, omitiendo toda fase intermedia de desarrollo. El juego deslumbra con una oferta exuberante de contenido diversificado, desde desbloqueables que invitan a la exploración hasta una personalización profunda y un nivel de detalle que redefine los estándares de la adaptación de su fórmula original.
No obstante, la premisa fundamental presenta una paradoja: la simplicidad inherente a su sistema de control tiene sus limitaciones. Air Riders, en ocasiones, colisiona con barreras impuestas por sus propias restricciones. Sin embargo, para quienes abordan este sorprendente renacer bajo sus propias reglas, abrazando un manejo poco convencional y una física que desafía la lógica, emerge un vertiginoso y divertido juego de carreras de acción, respaldado por una cantidad de opciones casi irreal.
Un salto generacional con polémica a bordo
Kirby Air Riders no escatima en opciones. Presenta más de 20 máquinas, cada una con un comportamiento distintivo, y un número similar de pilotos jugables, cada uno dotado de estadísticas únicas y un movimiento especial reminiscentes de un «Smash Final». Esta vasta selección de personajes abarca todas las épocas de Kirby, con figuras como el Chef Kawasaki, cuyo curry picante inflige daño a los adversarios. Si bien al inicio la oferta es limitada, la progresión en cualquier modo de juego habilita nuevas máquinas y pilotos de manera fluida.
El sistema de control, piedra angular de su diseño, es tanto su fortaleza como su principal desafío. Las máquinas aceleran automáticamente, generando una constante sensación de avance. La tarea del jugador se centra en dirigir, deslizarse por rampas para ejecutar vuelos prolongados, derrapar con turbo en curvas cerradas y atacar tanto a enemigos como a otros competidores. Todo esto se articula mediante el joystick izquierdo y un único botón, el cual activa los frenos mientras se carga el turbo. Cabe destacar que Air Riders añade un segundo botón en comparación con el original, dedicado principalmente al lanzamiento del ataque especial. Dominar estas mecánicas exige práctica, especialmente el derrape en curvas con vehículos de peso ligero, que inicialmente puede resultar antinatural, y las particularidades de ciertas máquinas, como la Estrella Viradora, que restringe los giros al momento de frenar.
La originalidad de estos controles minimalistas es innegable, diferenciando a Air Ride de cualquier otro título. La maestría sobre las complejidades de cada máquina, aunque demandante, resulta profundamente gratificante. Algunas máquinas, como los Carros de alta velocidad que negocian curvas con facilidad, pueden percibirse desequilibradas y probablemente dominen las partidas en línea. Sin embargo, todas conservan cierta viabilidad, como el Jet Estrella, lento en tierra pero capaz de alcanzar velocidades vertiginosas al despegar, lo que exige al jugador memorizar los puntos óptimos para saltar. Este enfoque se aleja de la accesibilidad de un Mario Kart, lo que implica una curva de aprendizaje más pronunciada para los principiantes. Si bien Air Riders incluye lecciones detalladas, la introducción a nuevos jugadores puede asemejarse a la de un juego de mesa complejo, a menos que disfruten de la experiencia de recorrer las pistas a toda velocidad como en una bolera con parachoques.
Esta secuela ha logrado capitalizar la promesa latente del original. Esta mejora se hace ostensible en Air Ride, el modo de carreras tradicional que presenta intensas competencias para seis jugadores (un número que mitiga el caos excesivo) a lo largo de una fantástica selección de 18 circuitos: nueve novedosos y nueve que regresan. Una crítica habitual del primer juego, y compartida por muchos, era la sensación de que las carreras a menudo se desarrollaban de forma autónoma, con escasa intervención del jugador. Si bien es posible que el vehículo complete la carrera sin acción directa, en Air Riders se han introducido más factores que elevan significativamente el nivel de habilidad requerido.
Hay más aspectos a tener en cuenta durante las carreras que elevan el nivel de habilidad a un nivel satisfactorio.Los oponentes que preceden al jugador dejan un rastro de estrellas, cuya trayectoria debe seguirse meticulosamente para optimizar la velocidad máxima. La eliminación de enemigos, ya sea inhalándolos, utilizando ataques de copia de habilidades o haciendo girar la máquina rápidamente, es crucial, ya que cada acción otorga un pequeño impulso de velocidad y carga el medidor especial. Además, detalles como aterrizar perfectamente paralelo al suelo tras un salto proporcionan un impulso de velocidad adicional. Si bien algunas de estas mecánicas ya estaban presentes en el primer Air Ride, en esta entrega se han perfeccionado y, junto a una mayor velocidad general, la inmersión en la acción trepidante, caracterizada por la pulsación rítmica del botón A en momentos precisos para atacar y acelerar, es total.
Este sistema se ve magnificado por un diseño de pistas excepcional. Cada nuevo circuito se percibe como una montaña rusa, con impresionantes efectos visuales, una música vibrante y una multitud de caminos alternativos que sacan partido a las virtudes de cada máquina, como carreteras elevadas accesibles únicamente para vehículos con gran capacidad de planeo. Mount Amberfalls, un descenso vertiginoso por un bosque otoñal con curvas cerradas, se erige como un circuito sobresaliente, aunque, en general, la calidad de todos los escenarios es consistentemente alta. Los circuitos que regresan, aunque más sencillos, son un grato añadido para los seguidores de la saga.
Por otro lado, Top Ride ofrece una perspectiva aérea con carreras cortas y cenitales en circuitos en miniatura inspirados en las pistas principales. Este modo, de naturaleza simple, puede volverse repetitivo con celeridad y, francamente, transmite la sensación de estar incluido solo por cumplir con el original. Si bien es más completo que antes, al permitir el uso de cualquier vehículo, sigue siendo una versión simplificada y con menor zoom de las carreras estándar, que son la opción preferente. No es deficiente, y los seguidores del original probablemente lo disfrutarán aún más aquí, pero se posiciona como la parte más modesta de Air Riders, sirviendo únicamente como un pasatiempo efímero frente a los modos más atractivos.
El City Trial: la cumbre de la experimentación lúdica
La característica principal restante es City Trial, el aclamado modo de batalla donde hasta 16 pilotos se lanzan a un mapa urbano abierto y disponen de cinco minutos para construir las máquinas más potentes posibles. Una vez transcurrido el tiempo, todos compiten en un minijuego con su vehículo personalizado. Para los familiarizados con Super Smash Bros. para 3DS, la similitud con Smash Run es innegable, ya que este último se inspiró en gran medida en el City Trial de Air Ride. (Curiosamente, el tiempo se representa mediante un círculo plano).
Más de 20 años después, City Trial conserva su estatus como la joya de este juego. Recorrer el nuevo mapa, Skyah, en busca de mejoras de estadísticas y una máquina superior, atacar a los rivales que se crucen y lidiar con eventos aleatorios es una experiencia sumamente divertida y propicia para la clásica frase de «una partida más» entre amigos.
La frescura del juego se mantiene gracias a la incorporación de docenas de eventos potenciales que varían en cada partida, desde encuentros sorpresa con jefes clásicos de Kirby, como Kracko y Dyna Blade, hasta tanques de energía que operan a máxima potencia por tiempo limitado o una densa niebla que cubre la totalidad de la ciudad. La geografía de Skyah también presenta ligeras variaciones: su zona boscosa cambia con las estaciones, aparecen portales de teletransporte en diferentes ubicaciones y, con suerte, surgen islas lejanas repletas de potenciadores, que otorgan una ventaja considerable si se logra construir un planeador adecuado para alcanzarlas. Al igual que con los niveles, la exploración minuciosa de cada rincón de la ciudad es gratificante, y los jugadores descubrirán sus actividades preferidas, como sumergirse en el volcán para recolectar objetos o reunir tres piezas para ensamblar una máquina legendaria, un suceso tan raro que cada vez se siente especial.
A veces, el City Trial es demasiado agitado, hasta el punto de resultar abrumador.En ocasiones, el modo Prueba Urbana se torna excesivamente frenético, llegando a ser abrumador. No es infrecuente sentir una pérdida de control si se acumulan demasiados potenciadores. Podría pensarse que esto implica la necesidad de ser selectivo con lo que se recolecta, pero con las curvas cerradas y la aceleración constante, no es realista elegir qué recoger y qué no, más allá de cierto punto. Por ende, la máquina resultante suele ser más un reflejo de los eventos fortuitos que de las elecciones estratégicas del jugador. Aun así, es entretenido, pero no se debe esperar que el modo Prueba Urbana sea una competencia basada en la habilidad. Si bien existen elementos de habilidad y estrategia —como la decisión de atacar directamente a un jefe o a otros pilotos que lo combaten para robar sus mejoras de estadísticas—, su esencia principal radica en ser un modo fiesta divertido y caótico.
Esta filosofía se extiende a los Estadios que culminan cada Prueba de Ciudad, ya que la selección del desafío final es bastante particular. En partidas en línea con 16 pilotos, cada uno dispone de cuatro opciones para elegir el minijuego en el que competir, en función de las fortalezas y debilidades de su máquina. Una máquina con una velocidad punta excepcional podría optar por una Carrera de Aceleración. Si el vehículo se destaca por destrozar oponentes, la elección podría ser Kirby Melee o Dustup Derby para un desafío centrado en el combate. La Estrella Alada, por ejemplo, sigue siendo una opción predilecta desde 2003, y su uso a menudo desemboca en desafíos de planeadores como Vuelo al Blanco o Planeador Aéreo.
La posibilidad de elegir en línea es ventajosa, ya que evita el riesgo de terminar en un evento con escasas posibilidades de victoria. Las motos, por ejemplo, carecen de capacidad de planeo. No obstante, esta misma opción puede significar que los jugadores no coincidan en el mismo estadio que sus amigos, al dividirse cada uno para su propio desafío, lo que lleva a competir durante cinco minutos solo para enfrentarse a la IA o a desconocidos. En juego local, el problema es el opuesto, ya que todos votan entre cuatro opciones y todos participan en la misma, seleccionada por sorteo, lo que de vez en cuando resultará en un estadio donde no se tiene ninguna posibilidad.
Existe una solución alternativa: seleccionar la opción Aleatorio antes de la partida y desactivar todos los eventos excepto uno en las opciones de Selección Aleatoria de Estadio. Ocasionalmente, se mostrarán pistas que indicarán qué estadio podría aparecer. Sin embargo, para un juego tan personalizable en tantos otros aspectos, sería deseable una forma más sencilla y específica de seleccionar un estadio al inicio de City Trial y anunciarlo a todos los jugadores para que sepan qué tipo de máquina les conviene. Tal como está, es una opción que, una vez más, parece demasiado fiel al diseño original.
A pesar de estas consideraciones, la experiencia en grupo sigue siendo muy divertida. Destruir la máquina de un amigo y observar su carrera avergonzada a pie para encontrar otra antes de que el tiempo se agote es una diversión imperecedera, convirtiéndolo en un juego ideal para pasar el rato. Además, Air Riders ofrece un gran rendimiento técnico en medio de todo ese caos, funcionando a unos sólidos 60 fps en el modo para un jugador y manteniendo ese objetivo incluso con cuatro jugadores en pantalla a la vez, con solo algunos problemas puntuales.
Air Riders incluso cuenta con una impresionante variedad de opciones en línea, incluyendo salas para 32 jugadores, emparejamiento casual y competitivo, y un sistema de invitaciones para amigos realmente competente, algo que no suele ser habitual en un juego de Nintendo. El juego en línea funcionó a la perfección durante las sesiones de prueba previas al lanzamiento, y se espera que se juegue mucho más una vez que el juego completo esté disponible.
Un festín de contenido y una curiosa ambición online
Si solamente quieres jugar en solitario, Air Riders tiene mucho que ofrecer.Para aquellos que prefieren la experiencia en solitario, Air Riders ofrece un vasto repertorio de contenido. Cuenta con 750 logros distribuidos en listas de tareas para cada modo de juego, cuya consecución desbloquea contenido valioso como personajes, máquinas, pistas, música, colores alternativos, sombreros y otros elementos cosméticos. El descubrimiento constante de logros inesperados es gratificante, y participar en una carrera con objetivos secundarios específicos en mente, como eliminar a un Scarfy sin irritarlo mientras se busca la victoria, aumenta enormemente la rejugabilidad y brinda un nuevo contexto a todo el contenido de Air Riders de formas ingeniosas. Tras más de 25 horas de juego, aún quedan más de cien por desbloquear. Además, la posibilidad de intentar un logro directamente desde el panel de la lista de tareas, que configura todos los requisitos necesarios con solo pulsar un botón, representa una evolución muy inteligente de este concepto.
Cada acción en el juego genera dinero, utilizable para adquirir pinturas, pegatinas y accesorios adicionales con los que personalizar al máximo los vehículos y probarlos en cualquier modo. Este sistema es sorprendentemente completo, y la creación de versiones personalizadas de los vehículos favoritos, así como la inversión de oro del juego (sin microtransacciones con dinero real) en las creaciones de otros jugadores en el mercado en línea, como un impresionante Wagon Star inspirado en una GameCube, con su icónica manija negra y cuatro puertos para mandos, es un añadido muy bienvenido.
Finalmente, Road Trip, la campaña para un jugador de Air Riders, presenta una historia sorprendentemente épica. Similar al Mundo de la Luz o al Modo Clásico de Smash Ultimate, Road Trip integra todos los modos de Air Riders en desafíos cortos mientras se sube de nivel la máquina. Una partida dura aproximadamente 90 minutos, durante los cuales se recorren mundos centrales, se seleccionan desafíos según sus recompensas y se encuentran referencias a la historia de Kirby. Es una distracción divertida y una excelente manera de desbloquear más contenido, aunque los modos principales pueden resultar más atractivos. Principalmente porque muchos de los desafíos de Road Trip se centran en combates uno contra uno donde es necesario derrotar a un rival específico para ganar, lo que se presenta como la mayor debilidad de este sistema de control, carente de la precisión necesaria. Si bien el sistema de combate funciona en el contexto de las batallas grupales de City Trial, donde los ataques seguramente alcanzarán a algún objetivo, la frustración emerge cuando se asigna una máquina específica para atacar mientras se corre frenéticamente por un circuito, siendo un claro ejemplo de cómo Air Riders empuja este esquema de control más allá de sus limitaciones.
Más allá de estas consideraciones, innumerables pequeños detalles elevan la experiencia global. El estilo inconfundible de Sakurai se mantiene intacto: una pantalla de selección de personaje con un anunciador que proclama el nombre de la máquina y el piloto; reglas altamente personalizables que permiten jugar prácticamente de cualquier manera; un reproductor de música donde se puede configurar la frecuencia de reproducción de cada pista en ciertos modos, y mucho más. Air Riders es, sin duda, un juego de gran calidad, con un nivel de excelencia constante.
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
Lo que genera mayor asombro no es tanto la existencia de Kirby Air Riders, sino su notable calidad. Es una experiencia sumamente divertida, tanto en multijugador local como en línea, con sus carreras clásicas y su singular modo batalla. Además, la profusa cantidad de logros, los interesantes desbloqueables y las profundas opciones de personalización lo consolidan como un título ideal para un solo jugador. El principal escollo para disfrutar de su ingente volumen de contenido reside en su sistema de control. Su ritmo frenético y su control intuitivo de un solo botón, si bien resultan entrañablemente originales, en ocasiones adolecen de simplicidad. En ciertos momentos, Air Riders se adhiere demasiado a su fórmula original, lo que dificulta su jugabilidad en comparación con Mario Kart y lo hace menos gratificante técnicamente y menos competitivo que un juego de lucha como Super Smash Bros. Pero si el jugador se anima a probarlo, le aguarda un caótico juego de carreras y acción con el que pasará un excelente rato con amigos y que, además, ofrece una multitud de opciones para el disfrute individual.
La aparición de Kirby Air Riders en el horizonte de Nintendo Switch 2 no es un mero lanzamiento, sino una declaración audaz. Esta inesperada continuación de un título de nicho para GameCube, caracterizado por su singular esquema de control monobotón, representa una evolución monumental. La magnitud de la mejora es tal que se equipara a transitar directamente del clásico Super Smash Bros. 64 a la complejidad de Ultimate, omitiendo toda fase intermedia de desarrollo. El juego deslumbra con una oferta exuberante de contenido diversificado, desde desbloqueables que invitan a la exploración hasta una personalización profunda y un nivel de detalle que redefine los estándares de la adaptación de su fórmula original.
No obstante, la premisa fundamental presenta una paradoja: la simplicidad inherente a su sistema de control tiene sus limitaciones. Air Riders, en ocasiones, colisiona con barreras impuestas por sus propias restricciones. Sin embargo, para quienes abordan este sorprendente renacer bajo sus propias reglas, abrazando un manejo poco convencional y una física que desafía la lógica, emerge un vertiginoso y divertido juego de carreras de acción, respaldado por una cantidad de opciones casi irreal.
Un salto generacional con polémica a bordo
Kirby Air Riders no escatima en opciones. Presenta más de 20 máquinas, cada una con un comportamiento distintivo, y un número similar de pilotos jugables, cada uno dotado de estadísticas únicas y un movimiento especial reminiscentes de un «Smash Final». Esta vasta selección de personajes abarca todas las épocas de Kirby, con figuras como el Chef Kawasaki, cuyo curry picante inflige daño a los adversarios. Si bien al inicio la oferta es limitada, la progresión en cualquier modo de juego habilita nuevas máquinas y pilotos de manera fluida.
El sistema de control, piedra angular de su diseño, es tanto su fortaleza como su principal desafío. Las máquinas aceleran automáticamente, generando una constante sensación de avance. La tarea del jugador se centra en dirigir, deslizarse por rampas para ejecutar vuelos prolongados, derrapar con turbo en curvas cerradas y atacar tanto a enemigos como a otros competidores. Todo esto se articula mediante el joystick izquierdo y un único botón, el cual activa los frenos mientras se carga el turbo. Cabe destacar que Air Riders añade un segundo botón en comparación con el original, dedicado principalmente al lanzamiento del ataque especial. Dominar estas mecánicas exige práctica, especialmente el derrape en curvas con vehículos de peso ligero, que inicialmente puede resultar antinatural, y las particularidades de ciertas máquinas, como la Estrella Viradora, que restringe los giros al momento de frenar.
La originalidad de estos controles minimalistas es innegable, diferenciando a Air Ride de cualquier otro título. La maestría sobre las complejidades de cada máquina, aunque demandante, resulta profundamente gratificante. Algunas máquinas, como los Carros de alta velocidad que negocian curvas con facilidad, pueden percibirse desequilibradas y probablemente dominen las partidas en línea. Sin embargo, todas conservan cierta viabilidad, como el Jet Estrella, lento en tierra pero capaz de alcanzar velocidades vertiginosas al despegar, lo que exige al jugador memorizar los puntos óptimos para saltar. Este enfoque se aleja de la accesibilidad de un Mario Kart, lo que implica una curva de aprendizaje más pronunciada para los principiantes. Si bien Air Riders incluye lecciones detalladas, la introducción a nuevos jugadores puede asemejarse a la de un juego de mesa complejo, a menos que disfruten de la experiencia de recorrer las pistas a toda velocidad como en una bolera con parachoques.
Esta secuela ha logrado capitalizar la promesa latente del original. Esta mejora se hace ostensible en Air Ride, el modo de carreras tradicional que presenta intensas competencias para seis jugadores (un número que mitiga el caos excesivo) a lo largo de una fantástica selección de 18 circuitos: nueve novedosos y nueve que regresan. Una crítica habitual del primer juego, y compartida por muchos, era la sensación de que las carreras a menudo se desarrollaban de forma autónoma, con escasa intervención del jugador. Si bien es posible que el vehículo complete la carrera sin acción directa, en Air Riders se han introducido más factores que elevan significativamente el nivel de habilidad requerido.
Hay más aspectos a tener en cuenta durante las carreras que elevan el nivel de habilidad a un nivel satisfactorio.Los oponentes que preceden al jugador dejan un rastro de estrellas, cuya trayectoria debe seguirse meticulosamente para optimizar la velocidad máxima. La eliminación de enemigos, ya sea inhalándolos, utilizando ataques de copia de habilidades o haciendo girar la máquina rápidamente, es crucial, ya que cada acción otorga un pequeño impulso de velocidad y carga el medidor especial. Además, detalles como aterrizar perfectamente paralelo al suelo tras un salto proporcionan un impulso de velocidad adicional. Si bien algunas de estas mecánicas ya estaban presentes en el primer Air Ride, en esta entrega se han perfeccionado y, junto a una mayor velocidad general, la inmersión en la acción trepidante, caracterizada por la pulsación rítmica del botón A en momentos precisos para atacar y acelerar, es total.
Este sistema se ve magnificado por un diseño de pistas excepcional. Cada nuevo circuito se percibe como una montaña rusa, con impresionantes efectos visuales, una música vibrante y una multitud de caminos alternativos que sacan partido a las virtudes de cada máquina, como carreteras elevadas accesibles únicamente para vehículos con gran capacidad de planeo. Mount Amberfalls, un descenso vertiginoso por un bosque otoñal con curvas cerradas, se erige como un circuito sobresaliente, aunque, en general, la calidad de todos los escenarios es consistentemente alta. Los circuitos que regresan, aunque más sencillos, son un grato añadido para los seguidores de la saga.
Por otro lado, Top Ride ofrece una perspectiva aérea con carreras cortas y cenitales en circuitos en miniatura inspirados en las pistas principales. Este modo, de naturaleza simple, puede volverse repetitivo con celeridad y, francamente, transmite la sensación de estar incluido solo por cumplir con el original. Si bien es más completo que antes, al permitir el uso de cualquier vehículo, sigue siendo una versión simplificada y con menor zoom de las carreras estándar, que son la opción preferente. No es deficiente, y los seguidores del original probablemente lo disfrutarán aún más aquí, pero se posiciona como la parte más modesta de Air Riders, sirviendo únicamente como un pasatiempo efímero frente a los modos más atractivos.
El City Trial: la cumbre de la experimentación lúdica
La característica principal restante es City Trial, el aclamado modo de batalla donde hasta 16 pilotos se lanzan a un mapa urbano abierto y disponen de cinco minutos para construir las máquinas más potentes posibles. Una vez transcurrido el tiempo, todos compiten en un minijuego con su vehículo personalizado. Para los familiarizados con Super Smash Bros. para 3DS, la similitud con Smash Run es innegable, ya que este último se inspiró en gran medida en el City Trial de Air Ride. (Curiosamente, el tiempo se representa mediante un círculo plano).
Más de 20 años después, City Trial conserva su estatus como la joya de este juego. Recorrer el nuevo mapa, Skyah, en busca de mejoras de estadísticas y una máquina superior, atacar a los rivales que se crucen y lidiar con eventos aleatorios es una experiencia sumamente divertida y propicia para la clásica frase de «una partida más» entre amigos.
La frescura del juego se mantiene gracias a la incorporación de docenas de eventos potenciales que varían en cada partida, desde encuentros sorpresa con jefes clásicos de Kirby, como Kracko y Dyna Blade, hasta tanques de energía que operan a máxima potencia por tiempo limitado o una densa niebla que cubre la totalidad de la ciudad. La geografía de Skyah también presenta ligeras variaciones: su zona boscosa cambia con las estaciones, aparecen portales de teletransporte en diferentes ubicaciones y, con suerte, surgen islas lejanas repletas de potenciadores, que otorgan una ventaja considerable si se logra construir un planeador adecuado para alcanzarlas. Al igual que con los niveles, la exploración minuciosa de cada rincón de la ciudad es gratificante, y los jugadores descubrirán sus actividades preferidas, como sumergirse en el volcán para recolectar objetos o reunir tres piezas para ensamblar una máquina legendaria, un suceso tan raro que cada vez se siente especial.
A veces, el City Trial es demasiado agitado, hasta el punto de resultar abrumador.En ocasiones, el modo Prueba Urbana se torna excesivamente frenético, llegando a ser abrumador. No es infrecuente sentir una pérdida de control si se acumulan demasiados potenciadores. Podría pensarse que esto implica la necesidad de ser selectivo con lo que se recolecta, pero con las curvas cerradas y la aceleración constante, no es realista elegir qué recoger y qué no, más allá de cierto punto. Por ende, la máquina resultante suele ser más un reflejo de los eventos fortuitos que de las elecciones estratégicas del jugador. Aun así, es entretenido, pero no se debe esperar que el modo Prueba Urbana sea una competencia basada en la habilidad. Si bien existen elementos de habilidad y estrategia —como la decisión de atacar directamente a un jefe o a otros pilotos que lo combaten para robar sus mejoras de estadísticas—, su esencia principal radica en ser un modo fiesta divertido y caótico.
Esta filosofía se extiende a los Estadios que culminan cada Prueba de Ciudad, ya que la selección del desafío final es bastante particular. En partidas en línea con 16 pilotos, cada uno dispone de cuatro opciones para elegir el minijuego en el que competir, en función de las fortalezas y debilidades de su máquina. Una máquina con una velocidad punta excepcional podría optar por una Carrera de Aceleración. Si el vehículo se destaca por destrozar oponentes, la elección podría ser Kirby Melee o Dustup Derby para un desafío centrado en el combate. La Estrella Alada, por ejemplo, sigue siendo una opción predilecta desde 2003, y su uso a menudo desemboca en desafíos de planeadores como Vuelo al Blanco o Planeador Aéreo.
La posibilidad de elegir en línea es ventajosa, ya que evita el riesgo de terminar en un evento con escasas posibilidades de victoria. Las motos, por ejemplo, carecen de capacidad de planeo. No obstante, esta misma opción puede significar que los jugadores no coincidan en el mismo estadio que sus amigos, al dividirse cada uno para su propio desafío, lo que lleva a competir durante cinco minutos solo para enfrentarse a la IA o a desconocidos. En juego local, el problema es el opuesto, ya que todos votan entre cuatro opciones y todos participan en la misma, seleccionada por sorteo, lo que de vez en cuando resultará en un estadio donde no se tiene ninguna posibilidad.
Existe una solución alternativa: seleccionar la opción Aleatorio antes de la partida y desactivar todos los eventos excepto uno en las opciones de Selección Aleatoria de Estadio. Ocasionalmente, se mostrarán pistas que indicarán qué estadio podría aparecer. Sin embargo, para un juego tan personalizable en tantos otros aspectos, sería deseable una forma más sencilla y específica de seleccionar un estadio al inicio de City Trial y anunciarlo a todos los jugadores para que sepan qué tipo de máquina les conviene. Tal como está, es una opción que, una vez más, parece demasiado fiel al diseño original.
A pesar de estas consideraciones, la experiencia en grupo sigue siendo muy divertida. Destruir la máquina de un amigo y observar su carrera avergonzada a pie para encontrar otra antes de que el tiempo se agote es una diversión imperecedera, convirtiéndolo en un juego ideal para pasar el rato. Además, Air Riders ofrece un gran rendimiento técnico en medio de todo ese caos, funcionando a unos sólidos 60 fps en el modo para un jugador y manteniendo ese objetivo incluso con cuatro jugadores en pantalla a la vez, con solo algunos problemas puntuales.
Air Riders incluso cuenta con una impresionante variedad de opciones en línea, incluyendo salas para 32 jugadores, emparejamiento casual y competitivo, y un sistema de invitaciones para amigos realmente competente, algo que no suele ser habitual en un juego de Nintendo. El juego en línea funcionó a la perfección durante las sesiones de prueba previas al lanzamiento, y se espera que se juegue mucho más una vez que el juego completo esté disponible.
Un festín de contenido y una curiosa ambición online
Si solamente quieres jugar en solitario, Air Riders tiene mucho que ofrecer.Para aquellos que prefieren la experiencia en solitario, Air Riders ofrece un vasto repertorio de contenido. Cuenta con 750 logros distribuidos en listas de tareas para cada modo de juego, cuya consecución desbloquea contenido valioso como personajes, máquinas, pistas, música, colores alternativos, sombreros y otros elementos cosméticos. El descubrimiento constante de logros inesperados es gratificante, y participar en una carrera con objetivos secundarios específicos en mente, como eliminar a un Scarfy sin irritarlo mientras se busca la victoria, aumenta enormemente la rejugabilidad y brinda un nuevo contexto a todo el contenido de Air Riders de formas ingeniosas. Tras más de 25 horas de juego, aún quedan más de cien por desbloquear. Además, la posibilidad de intentar un logro directamente desde el panel de la lista de tareas, que configura todos los requisitos necesarios con solo pulsar un botón, representa una evolución muy inteligente de este concepto.
Cada acción en el juego genera dinero, utilizable para adquirir pinturas, pegatinas y accesorios adicionales con los que personalizar al máximo los vehículos y probarlos en cualquier modo. Este sistema es sorprendentemente completo, y la creación de versiones personalizadas de los vehículos favoritos, así como la inversión de oro del juego (sin microtransacciones con dinero real) en las creaciones de otros jugadores en el mercado en línea, como un impresionante Wagon Star inspirado en una GameCube, con su icónica manija negra y cuatro puertos para mandos, es un añadido muy bienvenido.
Finalmente, Road Trip, la campaña para un jugador de Air Riders, presenta una historia sorprendentemente épica. Similar al Mundo de la Luz o al Modo Clásico de Smash Ultimate, Road Trip integra todos los modos de Air Riders en desafíos cortos mientras se sube de nivel la máquina. Una partida dura aproximadamente 90 minutos, durante los cuales se recorren mundos centrales, se seleccionan desafíos según sus recompensas y se encuentran referencias a la historia de Kirby. Es una distracción divertida y una excelente manera de desbloquear más contenido, aunque los modos principales pueden resultar más atractivos. Principalmente porque muchos de los desafíos de Road Trip se centran en combates uno contra uno donde es necesario derrotar a un rival específico para ganar, lo que se presenta como la mayor debilidad de este sistema de control, carente de la precisión necesaria. Si bien el sistema de combate funciona en el contexto de las batallas grupales de City Trial, donde los ataques seguramente alcanzarán a algún objetivo, la frustración emerge cuando se asigna una máquina específica para atacar mientras se corre frenéticamente por un circuito, siendo un claro ejemplo de cómo Air Riders empuja este esquema de control más allá de sus limitaciones.
Más allá de estas consideraciones, innumerables pequeños detalles elevan la experiencia global. El estilo inconfundible de Sakurai se mantiene intacto: una pantalla de selección de personaje con un anunciador que proclama el nombre de la máquina y el piloto; reglas altamente personalizables que permiten jugar prácticamente de cualquier manera; un reproductor de música donde se puede configurar la frecuencia de reproducción de cada pista en ciertos modos, y mucho más. Air Riders es, sin duda, un juego de gran calidad, con un nivel de excelencia constante.