El nuevo agente de IA de OpenAI, ChatGPT Agent, promete revolucionar la forma en que interactuamos con internet. La herramienta, capaz de navegar la web y ejecutar tareas por sí sola, ha generado expectativas y también interrogantes. Las primeras pruebas revelan un rendimiento irregular, con destellos de genialidad y momentos de frustrante torpeza.
Un mayordomo virtual con problemas de motricidad fina
El concepto es tentador: un asistente de IA que busca regalos, genera presentaciones o incluso juega al ajedrez en nuestro nombre. Sin embargo, la ejecución deja, por ahora, un sabor agridulce. Tal como se describe en la experiencia inicial, la IA puede «centrarse en el posicionamiento preciso» en un juego de ajedrez, pero luego abandonar la partida porque los controles le resultan «demasiado difíciles de manejar». Es como tener un mayordomo virtual con problemas de motricidad fina.
¿Adiós a la publicidad digital?
Más allá de las fallas técnicas, ChatGPT Agent plantea interrogantes sobre el futuro de la publicidad digital. Si los agentes de IA pasan por alto los anuncios, ¿cómo se financiarán los sitios web y los medios de comunicación? La herramienta «pasó por alto anuncios de todo tipo», desde autos en alquiler hasta inversiones inmobiliarias. ¿Estamos ante el comienzo del fin de un modelo de negocio consolidado?
La inquietante sensación de ser imitado
Uno de los aspectos más llamativos de ChatGPT Agent es la sensación de que la IA no comprende realmente lo que hace, sino que simplemente imita el comportamiento humano. «Cuanto más veía las repeticiones de sus acciones, más me inquietaba la sensación de que el agente no me comprendía, sino que me imitaba», se relata. Esta imitación robótica genera una sensación inquietante, como si un «fantasmagórico agente» estuviera «embutido en un traje humano mal ajustado». El futuro dirá si esta herramienta será una revolución o una simple curiosidad con aires de película de ciencia ficción clase B.