<div class="semiton-wrapper" data-texto="Una IA llamada Centaur, entrenada con una base de datos de decisiones humanas, está dando que hablar. ¿El objetivo? Simular el proceso cognitivo humano y predecir decisiones. ¡Casi nada!
Los creadores aseguran que la IA toma decisiones de forma similar al cerebro humano. Pero ojo, la comunidad científica está dividida: algunos aplauden, otros fruncen el ceño.
¿Realmente Centaur piensa como nosotros o solo es un loro muy sofisticado? La polémica está servida, y mientras tanto, nosotros seguimos tomando mate y reflexionando sobre el futuro de la IA."></div>
IA Centaur: ¿Simulacro de mente humana o simple imitación?
Un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Nature ha generado un debate encendido en la comunidad científica y tecnológica. ¿La razón? La presentación de Centaur, una inteligencia artificial (IA) entrenada con una vasta base de datos de experimentos psicológicos, que promete simular el proceso cognitivo humano y predecir decisiones con una precisión asombrosa. La pregunta que resuena en los pasillos académicos es si Centaur realmente replica el intrincado funcionamiento de la mente humana o simplemente imita sus resultados.
¿Un LLaMA con alma de psicólogo?
Centaur, cuyo nombre evoca la criatura mitológica mitad hombre y mitad caballo, combina un modelo de lenguaje extenso avanzado, similar al LLaMA de Meta (¡vaya nombre!), con una base de datos que incluye nada menos que 10 millones de decisiones tomadas por 60.000 personas. Según sus creadores, esta IA tiene la capacidad de emular lo que una persona haría ante un experimento expresado en lenguaje natural, ofreciendo datos preliminares valiosos antes de recurrir a participantes humanos reales. Imaginen la utilidad de esta herramienta en pruebas que involucren a menores o personas con afecciones psiquiátricas. ¡Un golazo!
Los investigadores destacan que las representaciones internas del modelo son sorprendentemente similares a los patrones de "actividad neuronal de una persona". Esto, según ellos, sugiere que Centaur toma decisiones siguiendo patrones de procesamiento análogos a los del cerebro humano, lo que haría sus resultados "más humanos" que los de otras IAs entrenadas solo para imitar la toma de decisiones. ¡Palabra va, palabra viene!
El escepticismo científico: «Ante una afirmación radical, escepticismo»
Como era de esperarse, una afirmación tan audaz como la de que una IA "piensa" como un humano ha generado un sano escepticismo en la comunidad científica. Después de todo, emular el pensamiento humano es uno de los objetivos más ambiciosos de la inteligencia artificial.
Los neurocientíficos, en particular, han expresado sus reservas. Una de las principales críticas apunta a la base de datos psicológica utilizada para entrenar a Centaur. Si bien es considerable, algunos argumentan que es "diminuta" en comparación con la complejidad del cerebro humano y los intrincados procesos neuronales que intervienen en la toma de decisiones. Es como querer hacer un asado para todo el barrio con solo un kilo de carne. ¡Imposible!
Además, quienes han tenido la oportunidad de interactuar con Centaur señalan que su forma de llegar a las conclusiones es, paradójicamente, "antihumana". Si bien puede emular las respuestas de una persona, "el mecanismo para llegar a ella no tiene nada que ver con la mente". Jeffrey Bowers, científico cognitivo de la Universidad de Bristol, ilustra esta inquietante característica con una metáfora elocuente: Centaur puede recordar 256 dígitos, mientras que una persona común apenas retiene siete. Sus tiempos de reacción son sobrehumanos, lo que pone en duda la fidelidad de esta simulación. Es como comparar un reloj digital con uno mecánico: ambos dan la hora, pero su funcionamiento interno es radicalmente diferente.
En definitiva, la IA Centaur ha abierto un debate fascinante sobre los límites y las posibilidades de la inteligencia artificial. Mientras sus creadores defienden la capacidad de su modelo para capturar el comportamiento humano, la comunidad científica se mantiene cautelosa, recordando que "decir que una IA ‘piensa’ como persona, es una afirmación injustificada". Por ahora, la discusión sigue abierta y promete ser tan apasionante como un clásico del fútbol argentino.