Guillermo del Toro: La adaptación de Frankenstein, su mesías personal

Redacción Cuyo News
5 min

<div class="semiton-wrapper" data-texto="Guillermo del Toro, el hombre que no sabe de "a medias" –seguro no comparte ni la cuenta de Netflix–, estrena Frankenstein, su largamente esperada adaptación de Mary Shelley. Es su "oda más extravagante" a los monstruos malinterpretados, una categoría donde la criatura es su "mesías personal".

 La película, en selectos cines y Netflix el 7 de noviembre, promete más suspenso que el resultado de un balotaje. WIRED lo entrevistó sobre &quot;políticos tiránicos&quot;, un tema tan novedoso como el mate cocido. El cierre con Lord Byron: &quot;El corazón se romperá, pero roto seguirá viviendo&quot;, un himno para cualquier argentino frente a la inflación. ¿Y el corazón de Percy Shelley resistiendo la cremación? Un músculo fuerte, como la paciencia nacional."></div>

Guillermo del Toro, un cineasta de 61 años reconocido por su inquebrantable meticulosidad, presenta su más reciente desafío: Frankenstein. La adaptación de la novela de Mary Shelley de 1818 es un proyecto largamente anhelado, donde cada detalle, desde los elaborados decorados y vestuarios hasta los sutiles giros en la trama original, evidencia una conexión profunda del director con su material fuente.

La fascinación por el «mesías personal»

Criado en el seno de una familia profundamente católica en Guadalajara, México, del Toro quedó cautivado a los siete años al ver la película Frankenstein de 1931, al punto de convertir a la criatura del Dr. Victor Frankenstein en su "mesías personal", según sus propias declaraciones a NPR. Esta visión ha sido una constante en su carrera, transformando a los que la sociedad denomina "monstruos" en verdaderos héroes, como los imponentes kaiju de Pacific Rim o el enigmático hombre-pez de La forma del agua, film que le valió el Oscar al mejor director y a la mejor película.

Un cierre byroniano y la génesis de un clásico

Frankenstein, que actualmente se exhibe en cines selectos y estará disponible en Netflix a partir del 7 de noviembre, representa la más reciente y quizás más ambiciosa oda de Guillermo del Toro a los seres incomprendidos. En una entrevista con WIRED, el director abordó temas que van desde los políticos tiránicos hasta el fatídico verano de 1816, cuando Shelley encontró la inspiración para su obra cumbre.

Consultado por Angela Watercutter sobre la decisión de cerrar la película con una cita de Lord Byron –"El corazón se romperá, pero roto seguirá viviendo"–, del Toro explicó: "Para mí, la película es una amalgama de la biografía de Mary Shelley, mi biografía, el libro y lo que quiero hablar de los <a data-offer-url="https://es.wikipedia.org/wiki/Romanticismo" class="external-link" data-event-click="{"element":"ExternalLink","outgoingURL":"https://es.wikipedia.org/wiki/Romanticismo"}" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Romanticismo" rel="nofollow noopener" target="_blank">románticos. Uno de los hilos que sentí que faltaba, pero que estaba muy presente, era la guerra. Básicamente, el metrónomo de sus vidas son en muchos sentidos las guerras napoleónicas, y esto forma parte del poema de Byron para Waterloo. No hay mejor manera de expresar de qué va la película que esa cita. Proviene de una experiencia muy personal para mí. El hecho de que te romperán el corazón, te pulverizarán, y volverá a salir el sol, y tendrás que seguir viviendo."

Watercutter recordó que fue el propio Byron quien impulsó a Shelley a escribir el libro, durante un concurso de historias de terror en el lago Lemán junto a Percy Bysshe Shelley y John Polidori. Del Toro, con una sonrisa, destacó su aprecio por "El vampiro de Polidori. Es realmente crudo y lleno del deseo y el odio que sentía por Byron. [Risas]."

El corazón de Percy Shelley: un hecho, no un supuesto

La conversación derivó hacia una historia menos conocida: el supuesto acto de Mary Shelley de conservar el corazón de Percy tras su trágica muerte en un accidente de navegación. Del Toro no dudó en corregir: "No, no es un supuesto. Es un hecho. La muerte y los funerales de Percy Shelley, que se han mitificado hasta convertirlos en una pieza casi hagiográfica, es que después de morir parecía que estaba dormido. Realmente, cuando lo rescataron, se estaba pudriendo. Se estaba cayendo a pedazos. Tuvieron que contratar soldados y marineros para arrastrar los trozos de su cuerpo. No sé si lo sabes, pero en una cremación, una de las últimas cosas que se queman es el corazón, porque es un músculo increíblemente fuerte."

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