El historiador Yuval Noah Harari advierte sobre el peligro de subestimar la Inteligencia Artificial (IA). Argumenta que la IA no es solo una herramienta, sino un agente capaz de crear narrativas y tomar decisiones, algo inédito en la historia. La capacidad humana de cooperar a gran escala gracias a la creación y difusión de historias podría verse amenazada si la IA supera nuestra capacidad de crear narrativas convincentes.
En el siempre movedizo tablero de la información, donde la verdad a veces parece esconderse detrás de un ejército de «fake news» y relatos edulcorados, un tipo levanta la voz para que hagamos foco. Se trata del historiador y filósofo Yuval Noah Harari, quien con su mirada aguda nos invita a repensar el auge de la Inteligencia Artificial (IA), no como una simple herramienta, sino como un agente de cambio con un poder inusitado.
## ¿Es la IA un simple instrumento o algo más?
Harari, sin pelos en la lengua, nos recuerda que la verdad es intrincada, mientras que la ficción se adapta a nuestros gustos como un guante. En este contexto, la verdad corre el riesgo de quedar sepultada bajo un aluvión de fantasías. Para el historiador, desenmascarar la verdad requiere un esfuerzo consciente y reiterado, una tarea que se ha vuelto aún más crucial con la expansión de internet.
Pero, ¿qué podemos rescatar de la historia para entender este presente tecnológico? En una charla con *The New Yorker*, Bill Gates, ese nombre que resuena en el mundo digital, reconoció que siempre vio la tecnología como un «algo que empodera a la gente», pero admitió que la IA es diferente. Y ahí es donde Harari mete el bisturí.
«Si no la conocemos, es imposible apreciar la novedad de la situación actual. Y lo más importante de la inteligencia artificial es que no es una ‘herramienta’, sino un ‘agente'».
Ojo al piojo, porque acá está el quid de la cuestión. Para el historiador, equiparar la revolución de la IA con la invención de la imprenta o el surgimiento de los medios masivos es un error garrafal. Hasta ahora, todas las tecnologías de la información eran simples «herramientas» en manos humanas.
## La IA como agente independiente: Un antes y un después
La imprenta podía reproducir textos, pero no podía crearlos ni decidir qué imprimir. La IA, en cambio, puede escribir sus propios libros y elegir qué ideas difundir. «Esto nunca había sucedido antes en la historia», sentencia Harari.
Claro, animales también toman decisiones, pero los humanos tienen la capacidad de conectarse. No son más fuertes que un chimpancé, un elefante o un león pero los humanos dominan la tierra.
La clave, según Harari, reside en nuestra capacidad de crear redes que cooperan a gran escala, uniendo a miles, millones o incluso miles de millones de personas que no se conocen personalmente. Mientras que diez chimpancés pueden trabajar juntos, mil es impensable debido a la falta de conexión. Los humanos, en cambio, pueden colaborar en grupos de un millón o incluso cien millones de personas.
¿Y cuál es el pegamento que une a semejante multitud? Las historias. «Todas las colaboraciones a gran escala se basan en una narrativa común», explica Harari. La religión, las finanzas, la economía… todos estos sistemas se sostienen sobre la base de relatos compartidos. Los billetes no valen nada intrínsecamente, pero todos creemos en la misma historia sobre el dinero, lo que nos conecta y permite cooperar. Y esta capacidad, señores, es la que nos da una ventaja sobre el resto de las especies.