la guerra del futuro: drones, ia y computación cuántica redefinen el conflicto

Redacción Cuyo News
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Drones, IA y Cuántica: La Guerra del Futuro Ya Está Aquí (Y Es Más Rara Que Perro Verde)

La guerra del futuro ya no es ciencia ficción, sino una realidad palpable y cada vez más compleja. Con seis dominios interconectados –tierra, mar, aire, ciberespacio, espacio exterior e información– la línea entre el frente y la retaguardia se difumina, haciendo que los conflictos sean más difíciles de comprender y atribuir. Según se desprende del Diálogo Shangri-La 2025, celebrado en Singapur, esta nueva era bélica exige una revisión profunda de las estrategias y la cooperación internacional.

El concepto mismo de guerra está mutando. Ya no hay zonas seguras, el conflicto es instantáneo, híbrido e interconectado, como afirmó el ministro de Defensa japonés, el general Nakatani. Los conflictos aparecen sigilosamente, sin declaraciones formales, y se libran tanto con armas como con datos, algoritmos y manipulación informativa. Un verdadero cambalache bélico.

La «Dronificación» y la Revolución Robótica

La guerra de Ucrania ha acelerado la «dronificación» de los conflictos. El viceministro de Defensa ucraniano, Oleksandr Kozenko, habló de una auténtica revolución industrial. Con una inversión relativamente modesta, Ucrania ha logrado movilizar un sector de defensa que produce millones de drones. Estos aparatos, más económicos que los misiles, pueden operar en enjambres, con navegación autónoma, y sirven como plataformas para ataques quirúrgicos, exploración y guerra electrónica. Como si fuera una remake de «Terminator», pero con drones en lugar de robots gigantes.

Las delegaciones militares reunidas en Singapur coinciden en que la guerra robótica será cada vez más frecuente, reduciendo los costos humanos pero aumentando la complejidad operativa. Se avecinan guerras libradas entre humanos y máquinas, o incluso entre máquinas, como en las novelas distópicas de ciencia ficción. El general indio Anil Chauhan lo resume con una frase digna de un guion de Hollywood: «En el futuro veremos guerras libradas entre humanos y robots, pero también entre robots y robots». Esperemos que al menos tengan buen Wi-Fi.

La Inteligencia Artificial: El Cerebro (Y Los Nervios) de la Guerra

La inteligencia artificial (IA) es el corazón palpitante de la guerra del futuro. Las capacidades de la IA generativa están revolucionando la cadena de decisión militar. Sistemas predictivos y grandes modelos de lenguaje pueden simular escenarios bélicos con millones de variables, apoyar el mando en tiempo real, gestionar enjambres de drones autónomos y optimizar la logística con precisión quirúrgica. Es como tener un Gran DT de la guerra, pero sin los problemas de ego.

Sin embargo, la velocidad y la automatización también conllevan riesgos. Muchas delegaciones europeas han expresado su preocupación por las decisiones automatizadas fuera de control y han pedido normas compartidas urgentes sobre el uso militar de la IA. La integración entre la ciberesfera y la IA es crucial, pero la proliferación no regulada podría afectar el control humano de las operaciones militares. En otras palabras, no queremos que Skynet tome el control.

Guerra en el Espacio y en las Profundidades: Nuevos Escenarios de Conflicto

Las guerras del futuro también se librarán en lugares hasta ahora considerados «neutrales»: el espacio orbital y las profundidades oceánicas. El ministro de Defensa francés, Sébastien Lecornu, advirtió: «Hoy puedes ser derrotado sin ser invadido. Se puede perder una guerra sin que haya empezado». El espacio, antes un dominio para satélites civiles, es ahora un terreno disputado por sistemas de navegación militares, misiles antisatélite e incluso armas nucleares orbitales en fase de prueba. Como señaló la ministra neozelandesa Judith Collins, estos proyectos suponen «una amenaza existencial» para el frágil ecosistema orbital.

En las profundidades marinas, los cables submarinos (que transportan el 98% de los datos mundiales de internet) se han convertido en vulnerabilidades estratégicas. Ataques, sabotajes o accidentes en estas zonas tienen consecuencias mundiales para la economía, la seguridad, las finanzas y la defensa. Estas arterias submarinas, la espina dorsal de la sociedad digital, son fácilmente atacables y difíciles de defender. El ministro finlandés Antti Hakkanen calificó los cables de «pilar de la comunicación mundial, pero también de vulnerabilidad estratégica». La defensa de estos sistemas requiere cooperación multilateral.

La Amenaza Cuántica: El «Game Changer» Definitivo

La carrera por la computación cuántica se perfila como el verdadero «cambio de juego», según el francés Lecornu. Las tecnologías cuánticas podrían descifrar códigos considerados hoy inviolables, inutilizar las redes enemigas con ataques de interferencia cuántica y alimentar armas de precisión con niveles de predicción y puntería impensables. Es como tener la llave maestra de todos los candados, pero también la capacidad de romperlos todos.

Aunque la tecnología cuántica está aún en fase experimental, los avances son rápidos. Según el informe Quantum Threat Timeline Report, una computadora cuántica capaz de romper el cifrado actual podría aparecer en 10 años, o quizá antes. La informática cuántica aprovecha las leyes de la mecánica cuántica para procesar la información de forma exponencialmente más potente que las computadoras clásicas. Una de las repercusiones más inmediatas de esta tecnología está en el campo del descifrado. Los sistemas criptográficos que hoy protegen las comunicaciones militares, los satélites, los sistemas financieros y las infraestructuras energéticas podrían quedar obsoletos.

En resumen, la guerra del futuro es una realidad compleja y multifacética que exige una cooperación internacional sin precedentes y una regulación urgente del uso militar de las nuevas tecnologías. De lo contrario, el riesgo de conflictos incontrolables será cada vez mayor. Y eso sí que sería un papelón.

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