En OpenAI, la convivencia entre el código experimental y la base de datos principal genera tensiones. Un proyecto interno para fusionar ambos sistemas quedó a medio camino, llevando a problemas como la congestión de GPUs. Mientras tanto, el éxito de DeepSeek plantea interrogantes sobre el futuro de la IA y Nvidia ve caer sus acciones. Por otro lado, el proyecto Stargate de OpenAI busca aliviar la escasez de recursos, aunque su alcance y liderazgo sigan siendo inciertos, con un CEO que promete pero no siempre cumple.
En el mundo de la inteligencia artificial, no todas las luces iluminan el mismo camino. Recientemente, las entrañas de OpenAI han sido objeto de escrutinio, y no precisamente por los algoritmos más vanguardistas, sino por los líos internos. Parece que la convivencia entre lo experimental y lo esencial no está marchando como miel sobre hojuelas. Es como tener dos selecciones de fútbol, una de pibes de barrio y otra de profesionales, queriendo jugar el mismo partido.
“Pensábamos, ‘¿por qué estamos haciendo esto en la base de código experimental, no deberíamos hacerlo en la base de código de investigación del producto principal?’ Hubo un gran rechazo interno». La frase, dicha por un empleado de la empresa, resuena como un eco de las disputas internas. Un proyecto llamado Sputnik, que buscaba fusionar los códigos y evitar problemas, parece haber quedado inconcluso, un gol que no subió al marcador. En vez de unir, se priorizó una base de datos llamada “berry”, generando malestar entre aquellos que laburaban con el chat. La cosa, según denuncian, generó una escasez de GPUs, los motores que hacen correr la chiquita. Más de uno se quedó sin poder entrenar sus modelos, como si fuera un partido sin cancha.
El auge de DeepSeek y la incertidumbre del mercado
Pero las historias del mundo de la IA no terminan ahí. La aparición de DeepSeek ha dado qué hablar. ¿Es la joya que todos esperaban o fue solo un espejismo? El asunto desató temblores en el mercado, haciendo que las acciones de Nvidia, el gigante de los chips, se desplomaran. Los inversores, con la calculadora en mano, temen que se hayan sobreestimado las fichas necesarias para jugar este partido. Sin embargo, algunos analistas se la ven venir y creen que los más rápidos para generar modelos con inteligencia siguen siendo los que tienen más fichas, lo que podría no ser un problema, sino un cambio en las reglas del juego. Si DeepSeek encontró una forma de ser más eficiente, el más vivo seguirá siendo el que sepa adaptarse. Como siempre.
¿Stargate, la nueva esperanza?
Ahora nos trasladamos a Texas, donde la empresa Crusoe está levantando los primeros centros de datos del proyecto Stargate. Este proyecto, con aires de superproducción hollywoodense, apunta a dar alivio a las tensiones internas en OpenAI. Se rumorea que podría expandirse hasta abarcar fabricación de chips y supercomputadoras. Sam Altman, el CEO de OpenAI, «es muy bueno haciendo promesas de lo que ocurrirá en el futuro. Y luego, en el futuro, esas cosas son completamente poco fiables», afirma un antiguo empleado. ¿Será esta vez diferente? Solo el tiempo lo dirá, mientras tanto, la incertidumbre sigue siendo la protagonista de esta historia. El futuro de la IA, mientras tanto, sigue en una cancha con varios equipos y un solo balón.