El 17 de noviembre, Peter Thiel sorprendió a la comunidad financiera al revelar la liquidación total de su participación en Nvidia, desprendiéndose de 537.742 acciones. Este movimiento se complementó con la venta de aproximadamente 208.000 acciones de Tesla, disminuyendo así su injerencia en la empresa de su exsocio, Elon Musk. La suma total de estas transacciones, realizadas durante el tercer trimestre de 2025, ascendió a 166 millones de dólares. La pregunta que siguió al anuncio fue inmediata: ¿qué destino tendrían esos fondos? La respuesta llegó con la inversión en Apple y Microsoft, dos colosos tecnológicos que distan considerablemente del perfil de las startups que Thiel acostumbra a impulsar.
La trayectoria de un visionario y sus decisiones
Peter Thiel no es una figura menor en el panorama tecnológico global. Aunque su presencia pública es menos frecuente que la de otros titanes como Mark Zuckerberg o Bill Gates, su influencia ha marcado el siglo XXI de diversas maneras, desde su rol fundacional en PayPal hasta su condición de uno de los primeros inversores en Facebook. La figura de Thiel suele generar debate debido a sus controvertidas ideas políticas y filosóficas; sin embargo, gran parte de su reputación se forjó a través de su capacidad para catalizar startups tecnológicas desde sus fases más incipientes, utilizando fondos como Founders Fund.

Hinton cree que la IA podría adquirir conciencia; Suleyman dice que solo simula y nunca sentirá como un ser humano. Dos visiones opuestas sobre el futuro de la conciencia artificial en medio del avance vertiginoso de la IA.
En la era de la inteligencia artificial, su papel ha sido particularmente decisivo: brindó apoyo financiero a pioneras como DeepMind en sus comienzos y fue uno de los primeros impulsores de OpenAI. Nvidia, naturalmente, ha desempeñado un rol protagónico en este auge. En 2024, Thiel reconoció públicamente la posición dominante de Nvidia en el hardware de IA, manteniendo una inversión significativa en el fabricante de chips a través de su fondo de cobertura Thiel Macro. Como accionista, Thiel fue testigo de cómo Nvidia se convirtió en la primera empresa del mundo en alcanzar una valoración bursátil de 5 billones de dólares (cifra equivalente a 5 trillion en la escala anglosajona).
A pesar de los éxitos históricos, el empresario decidió «retirar su dinero de la mesa». Tras abandonar su posición en Nvidia y Tesla, su fondo adquirió 79.000 acciones de Apple y 49.000 de Microsoft, una inversión que le costó al fondo de Thiel 43 millones de dólares, dejándole 120 millones en efectivo. El cambio en la cartera de Thiel resulta revelador. Pese a que Nvidia y Tesla están a la vanguardia de la innovación tecnológica, intercambia la volatilidad de sus acciones por la estabilidad de dos «dinosaurios» tecnológicos. Si bien Apple y Microsoft también poseen una sólida incursión en la sopa de la IA, sus modelos de negocio presentan una resiliencia mayor.
¿Anticipando el estallido o asegurando ganancias?
Evidentemente, se trata de una maniobra defensiva, pero ¿para protegerse de qué? Los problemas que han acosado a Tesla y a su excéntrico CEO, sobre todo este año, son de público conocimiento. ¿Pero qué sucede con Nvidia? Más allá de diseñar y fabricar el software y el hardware que han impulsado el ya mencionado auge de la IA, la empresa encabeza una misión política que busca posicionar a Estados Unidos en la cima del liderazgo tecnológico en esta industria, transformando su negocio en una cuestión de seguridad nacional. De hecho, Nvidia y su rival, AMD, llegaron incluso a un acuerdo con la administración Trump para abonar al gobierno estadounidense el 15% de los ingresos generados por la venta de chips en China.
No obstante, al ser el primero en la fila, Nvidia también ha debido enfrentar algunas preguntas que han mantenido al mercado nervioso en los últimos meses. ¿Se encuentra la IA ante una burbuja? Y la segunda, ¿está esta a punto de reventar? Según Jensen Huang, presidente y director ejecutivo de Nvidia, no hay temor a tal escenario. «Se ha hablado mucho de una burbuja de IA», señaló en una conferencia sobre resultados en noviembre. «De nuestro lado, lo vemos muy diferente».
Por su parte, Thiel se ha sumado a voces (como la de Michael Burry) que perciben señales de una posible burbuja. Según el inversor, las valoraciones de muchas empresas del sector se han inflado por expectativas futuras más que por resultados tangibles, remitiendo al ambiente especulativo previo al estallido de la burbuja puntocom. Aunque Thiel admitió que parte de su decisión también fue asegurar ganancias tras la fuerte subida de la acción, subrayó que su motivo principal reside en su escepticismo ante la rapidez y el entusiasmo con el que se ha inflado el sector de la IA.
Desde el cierre del 3 de noviembre de 2025, cuando las acciones de Nvidia alcanzaron un pico histórico de 206,88 dólares, hasta la actualidad, estas han caído un 14%. A esto se suma la creciente competencia de Google por el dominio en el mercado de hardware y software para IA, al intentar reducir su dependencia en las GPU de Nvidia, construyendo una infraestructura propia y ofreciendo sus chips a clientes de la nube.
El reconocido inversor Peter Thiel ha desinvertido por completo sus tenencias en Nvidia y reducido significativamente su participación en Tesla, operaciones que generaron 166 millones de dólares en el tercer trimestre de 2025. Paralelamente, su fondo adquirió acciones de Apple y Microsoft, señalando un giro estratégico hacia compañías tecnológicas más consolidadas, en un movimiento interpretado como cautela frente a la volatilidad del mercado y una posible burbuja en el sector de la inteligencia artificial.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
El 17 de noviembre, Peter Thiel sorprendió a la comunidad financiera al revelar la liquidación total de su participación en Nvidia, desprendiéndose de 537.742 acciones. Este movimiento se complementó con la venta de aproximadamente 208.000 acciones de Tesla, disminuyendo así su injerencia en la empresa de su exsocio, Elon Musk. La suma total de estas transacciones, realizadas durante el tercer trimestre de 2025, ascendió a 166 millones de dólares. La pregunta que siguió al anuncio fue inmediata: ¿qué destino tendrían esos fondos? La respuesta llegó con la inversión en Apple y Microsoft, dos colosos tecnológicos que distan considerablemente del perfil de las startups que Thiel acostumbra a impulsar.
La trayectoria de un visionario y sus decisiones
Peter Thiel no es una figura menor en el panorama tecnológico global. Aunque su presencia pública es menos frecuente que la de otros titanes como Mark Zuckerberg o Bill Gates, su influencia ha marcado el siglo XXI de diversas maneras, desde su rol fundacional en PayPal hasta su condición de uno de los primeros inversores en Facebook. La figura de Thiel suele generar debate debido a sus controvertidas ideas políticas y filosóficas; sin embargo, gran parte de su reputación se forjó a través de su capacidad para catalizar startups tecnológicas desde sus fases más incipientes, utilizando fondos como Founders Fund.

Hinton cree que la IA podría adquirir conciencia; Suleyman dice que solo simula y nunca sentirá como un ser humano. Dos visiones opuestas sobre el futuro de la conciencia artificial en medio del avance vertiginoso de la IA.
En la era de la inteligencia artificial, su papel ha sido particularmente decisivo: brindó apoyo financiero a pioneras como DeepMind en sus comienzos y fue uno de los primeros impulsores de OpenAI. Nvidia, naturalmente, ha desempeñado un rol protagónico en este auge. En 2024, Thiel reconoció públicamente la posición dominante de Nvidia en el hardware de IA, manteniendo una inversión significativa en el fabricante de chips a través de su fondo de cobertura Thiel Macro. Como accionista, Thiel fue testigo de cómo Nvidia se convirtió en la primera empresa del mundo en alcanzar una valoración bursátil de 5 billones de dólares (cifra equivalente a 5 trillion en la escala anglosajona).
A pesar de los éxitos históricos, el empresario decidió «retirar su dinero de la mesa». Tras abandonar su posición en Nvidia y Tesla, su fondo adquirió 79.000 acciones de Apple y 49.000 de Microsoft, una inversión que le costó al fondo de Thiel 43 millones de dólares, dejándole 120 millones en efectivo. El cambio en la cartera de Thiel resulta revelador. Pese a que Nvidia y Tesla están a la vanguardia de la innovación tecnológica, intercambia la volatilidad de sus acciones por la estabilidad de dos «dinosaurios» tecnológicos. Si bien Apple y Microsoft también poseen una sólida incursión en la sopa de la IA, sus modelos de negocio presentan una resiliencia mayor.
¿Anticipando el estallido o asegurando ganancias?
Evidentemente, se trata de una maniobra defensiva, pero ¿para protegerse de qué? Los problemas que han acosado a Tesla y a su excéntrico CEO, sobre todo este año, son de público conocimiento. ¿Pero qué sucede con Nvidia? Más allá de diseñar y fabricar el software y el hardware que han impulsado el ya mencionado auge de la IA, la empresa encabeza una misión política que busca posicionar a Estados Unidos en la cima del liderazgo tecnológico en esta industria, transformando su negocio en una cuestión de seguridad nacional. De hecho, Nvidia y su rival, AMD, llegaron incluso a un acuerdo con la administración Trump para abonar al gobierno estadounidense el 15% de los ingresos generados por la venta de chips en China.
No obstante, al ser el primero en la fila, Nvidia también ha debido enfrentar algunas preguntas que han mantenido al mercado nervioso en los últimos meses. ¿Se encuentra la IA ante una burbuja? Y la segunda, ¿está esta a punto de reventar? Según Jensen Huang, presidente y director ejecutivo de Nvidia, no hay temor a tal escenario. «Se ha hablado mucho de una burbuja de IA», señaló en una conferencia sobre resultados en noviembre. «De nuestro lado, lo vemos muy diferente».
Por su parte, Thiel se ha sumado a voces (como la de Michael Burry) que perciben señales de una posible burbuja. Según el inversor, las valoraciones de muchas empresas del sector se han inflado por expectativas futuras más que por resultados tangibles, remitiendo al ambiente especulativo previo al estallido de la burbuja puntocom. Aunque Thiel admitió que parte de su decisión también fue asegurar ganancias tras la fuerte subida de la acción, subrayó que su motivo principal reside en su escepticismo ante la rapidez y el entusiasmo con el que se ha inflado el sector de la IA.
Desde el cierre del 3 de noviembre de 2025, cuando las acciones de Nvidia alcanzaron un pico histórico de 206,88 dólares, hasta la actualidad, estas han caído un 14%. A esto se suma la creciente competencia de Google por el dominio en el mercado de hardware y software para IA, al intentar reducir su dependencia en las GPU de Nvidia, construyendo una infraestructura propia y ofreciendo sus chips a clientes de la nube.