Reinventando el hogar inteligente: del desorden a un control eficiente en 2025

Redacción Cuyo News
5 min

Lo que comenzó como una noble cruzada por la eficiencia y la comodidad en el hogar, ha degenerado, para muchos entusiastas de la tecnología, en una auténtica odisea de gestión digital. La promesa de una «casa inteligente» que simplificara la existencia se trocó, en el caso del autor, en un laberinto tecnológico donde cada nuevo dispositivo, lejos de ser una solución, añadía una capa de complejidad al ya sobrecargado ecosistema doméstico.

Las aplicaciones de Alexa, Google Home y Apple Home se transformaron en cementerios digitales de dispositivos inactivos o duplicados, y las automatizaciones diseñadas para liberar tiempo, optaban por la insurrección constante. El «puente Hue», un mártir silencioso de la conectividad, operaba al límite de su capacidad, mientras plataformas como Homey y SmartThings libraban su propia guerra por el ancho de banda en una red ya congestionada. La ironía era palpable: de aspirante a amo del hogar inteligente, el autor se había convertido, de facto, en el ‘técnico informático residente’ con jornada completa, cuyo principal objetivo era apaciguar las quejas infantiles por el mal funcionamiento de las luces. Un reinicio, una ‘tabula rasa’ digital, se hacía imperioso para replantearse por completo cómo debería ser un hogar inteligente integral en 2025.

El ocaso de Alexa como centro neurálgico

Un trayecto común para muchos usuarios ha sido la adopción inicial de Alexa por su aparente simplicidad, solo para verse desbordados cuando la explosión de dispositivos inteligentes superó con creces la capacidad de la plataforma. El resultado fue una red de dispositivos domésticos inteligentes de gama media-alta gestionada por un sistema operativo cuya vocación primordial parecía ser «añadir pastillas para el lavavajillas a la lista de la compra y recordarles a los niños que se cepillen los dientes», y no la gestión de «cambios de estado de baja latencia en cientos de dispositivos diferentes» que exige un ecosistema complejo.

Si bien Alexa ha evolucionado en los últimos años, integrando «radios Zigbee», «el estándar Matter» y el «enrutador Thread Border» —lo que le confiere una flexibilidad antes impensada—, su esencia sigue siendo la de un ‘excelente asistente digital’, más que un sistema doméstico robusto y completo. Aquellos que ambicionen una configuración más sofisticada, se ven compelidos a explorar horizontes alternativos.

HomeKit: ¿La promesa incumplida del DIY inteligente?

«Hace tiempo que empecé a trasladar algunas cosas a HomeKit y, la verdad, el ecosistema de Apple es muy superior al de Amazon para el hogar inteligente»; una opción a considerar para usuarios de iOS que integran dispositivos como Apple TV y HomePod, beneficiándose ahora de la radio Thread integrada en la mayoría de «los iPhones modernos.» No obstante, ni siquiera la propuesta de Apple se mostró suficiente para replicar, mediante el bricolaje, las instalaciones profesionales de marcas como Control4 o Crestron, sistemas en las que, cabe aclarar, la gente «gasta una auténtica fortuna.»

La tiranía de la practicidad y los fantasmas de la duplicación

La verdadera necesidad radicaba en una gestión centralizada y eficiente, que a la vez permitiera a la familia mantener la comodidad de los comandos de voz y los botones inteligentes a los que se habían acostumbrado. Paradójicamente, aunque se buscaba desplazar a Alexa como plataforma principal de gestión, el asistente de Amazon persistía como la interfaz de voz preferida. Esto se debe a la ubicuidad de las pantallas inteligentes «Amazon Echo Show» en la mayoría de las habitaciones, que no solo funcionan como intercomunicadores, eliminando los «gritos inter-pisos», sino que también orquestan una serie de rutinas activadas por simples comandos de voz. La practicidad, en este punto, se impuso a la reestructuración radical.

Sin embargo, la convivencia con Alexa exigía una dedicación constante. La plataforma omite la cortesía de «no te avisa cuando un dispositivo está desconectado hasta que intentas usarlo», lo cual resulta exasperante. Además, en su afán por «facilitar nuestros hogares inteligentes», Amazon ha logrado, paradójicamente, «dificultar las cosas más allá de las configuraciones más sencillas». El problema recurrente y más crítico seguía siendo la «duplicación de dispositivos», un fantasma que perseguía al sistema y minaba la eficiencia de la casa conectada.

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