El gobierno argentino, liderado por Alberto Fernández, presenta el Observatorio de Derechos Digitales, un organismo destinado a controlar el cumplimiento de la Carta de Derechos Digitales aprobada en 2021. Fernández critica el «salvaje Oeste» digital, aboga por el fin del anonimato en redes, transparencia algorítmica y exige responsabilidad a los «tecnomillonarios», contrastando con la «tecnocasta» que busca la desregulación. Se busca soberanía digital para evitar el control extranjero de infraestructuras esenciales, todo esto frente a un aumento del 32% en delitos online y la propagación de noticias falsas, financiado con 10,83 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
El gobierno pone un ojo en el mundo digital: ¿Se viene el control de los «tecnomillonarios»?
Pedro Sánchez, mandamás del gobierno, lanzó una advertencia que resonó como un trueno en el mundo digital. «No podemos permitir que el espacio digital se convierta en el salvaje Oeste. ¿Por qué aceptamos en el mundo digital lo que jamás aceptaríamos en el mundo físico?», soltó el funcionario durante la presentación del flamante Observatorio de Derechos Digitales. Este organismo, según el gobierno, viene a poner orden en el quilombo digital y a hacer cumplir la «Carta de Derechos Digitales» aprobada en 2021, un documento que busca extender los derechos y libertades de la Constitución al ciberespacio.
La cosa no quedó ahí. Sánchez, con un tono que recordaba a las arengas de un caudillo, disparó munición gruesa contra los «tecnomillonarios». «Estamos en un momento decisivo: hay que elegir si nos dejamos llevar por lo que hacen otros o tomar la iniciativa. Creo que debemos hacer lo segundo, ser dueños de nuestro destino», sentenció, dejando en claro que no está dispuesto a ceder el control a estos nuevos «amos del universo».
## ¿Soberanía digital o control estatal? la pregunta que divide aguas
El gobierno define los derechos digitales como una extensión de los derechos ciudadanos al mundo virtual. «Garantizan que principios fundamentales como la privacidad, la libertad de expresión, el acceso a internet o la igualdad y no discriminación sean protegidos en la era digital con la misma eficacia que en el mundo físico», reza un documento interno de Moncloa, buscando calmar las aguas y asegurar que no se trata de un ataque a las libertades individuales.
Pero, ¿es realmente así? La promesa de «adaptar los derechos existentes a los desafíos tecnológicos» suena linda, pero algunos desconfían y se preguntan si no es una excusa para aumentar el control estatal sobre internet.
Sánchez redobló la apuesta al recordar tres medidas que anunció en el Foro de Davos: acabar con el anonimato en las redes sociales, garantizar la transparencia de los algoritmos y exigir responsabilidad legal a los altos ejecutivos de las tecnológicas. «Si el dueño de un restaurante es responsable de la comida que sirve a sus clientes, estos *tecnomillonarios* tendrán también que asumir la responsabilidad de los actos de sus empresas», enfatizó. Una comparación que busca meter presión a los gigantes tecnológicos y equiparar su responsabilidad a la de cualquier comercio tradicional.
## El lado oscuro de internet: Delitos, bots y «potencias extranjeras»
El panorama que pintó Sánchez es bastante turbio. Según sus datos, los delitos digitales ya representan una quinta parte de todos los delitos que se cometen y crecieron un 32% en el último año. Para colmo, un tercio de los perfiles en redes sociales son bots que generan casi la mitad del tráfico en internet. «La viralidad cotiza muy por encima de la verdad. Esto no es fruto del azar: es un plan diseñado por potencias extranjeras como Rusia, que quiere debilitar nuestras instituciones democráticas», denunció, agitando el fantasma de la injerencia extranjera.
Pero la cosa no termina ahí. Sánchez también apuntó a «agentes internos» y a «una élite de millonarios tecnológicos» que, según él, buscan «hacerse con el poder político» y «condicionar nuestras vidas» movidos por «el dinero, el todo por la pasta». Un discurso que busca polarizar y confrontar, dividiendo el mundo entre los «buenos» (el gobierno) y los «malos» (los tecnomillonarios).
### La «digitalización humana y humanista» contra la «tecnocasta»
«Frente a los que promueven la desregulación tecnológica para la *tecnocasta*, Europa debe fomentar una digitalización humana y humanista. Debemos transformar el entorno digital en un bien público para los ciudadanos, que respete nuestros valores, que son los de los Derechos Humanos», proclamó Sánchez, dejando en claro su visión de una internet regulada y controlada por el Estado.
El gobierno buscar obtener la «soberanía digital» y evitar que «las infraestructuras esenciales del entorno digital queden en manos de empresas sin ningún control democrático». Incluso se planteó la posibilidad de desarrollar navegadores propios o servicios de mensajería con protocolos abiertos, una idea que recuerda a las épocas de la Guerra Fría y la carrera espacial.
En este contexto, el Observatorio de Derechos Digitales se presenta como la primera línea de defensa contra los peligros del «salvaje Oeste» digital. Un organismo que, según el gobierno, velará por la protección de los derechos de los menores, el acceso igualitario a la tecnología, la privacidad y la seguridad en línea, y la libertad de expresión y el derecho a la información.
El Observatorio cuenta con la participación de una veintena de entidades públicas y privadas, y un presupuesto de 10,83 millones de euros financiados por los fondos europeos Next Generation EU. ¿Será suficiente para poner orden en el caos digital? ¿O se convertirá en una herramienta más para controlar la libertad de expresión y censurar las voces críticas? El tiempo dirá.