Marcelo Gallardo, con la lupa puesta en River, exige más «fiereza» y decisión a un equipo que, a pesar de tener la posesión, no logra concretar en el arco rival. El Muñeco busca la fórmula para que los destellos individuales se conviertan en un funcionamiento colectivo que asuste a los rivales, con la Libertadores en el horizonte.
13/02/2025 12:01hs.
Marcelo Gallardo
afina el ojo clínico, como el Dr. Bilardo analizando un partido clave. Asume que las cosas deberían estar más aceitadas a esta altura, pero no se guarda nada. Pide a gritos esa «fiereza» que caracterizó a sus mejores equipos en
River. Un River que, hasta ahora, no termina de encontrar su identidad.
El mismo Gallardo que, tras el partido contra Independiente, hablaba de las «urgencias» que complican la consolidación del equipo, no pudo evitar señalar la falta de «sustancia» ante Godoy Cruz. Esa chispa, esa agresividad ofensiva que sí se vio (por momentos) en el clásico.
«No tuvimos fiereza, esa agresividad en ofensiva para terminar de quebrar al rival. Fuimos muy predecibles. Hay que hacerse cargo: nos está faltando un poco de mayor decisión, de insistir», declaró el Muñeco, según recogió **.
Parece que el Muñeco le está pidiendo a River que se despierte, que salga con hambre de gloria. A excepción del segundo tiempo contra Independiente, y algunos destellos de Pity Martínez en Mendoza, de Montiel y Driussi en el clásico, el famoso «estilo MG» no se materializa en un funcionamiento sólido. Y los chispazos individuales, por más valiosos que sean, no alcanzan. «Necesitamos que el equipo sea creativo, no que recaiga todo sobre un solo tipo», sentenció Gallardo, en palabras que retumban en el Monumental.
Esa falta de identidad es el principal rompecabezas que Gallardo busca resolver en el Camp. Este River necesita un cambio radical, un golpe de timón. No huele sangre, como aquellos River que hacían temblar al continente. No convierte por insistencia, no desgasta mentalmente al rival, no tiene un plan B, C o D para desorientar al que se le planta enfrente.

Marcelo Gallardo, preocupado en Mendoza. Foto: Ramiro Gómez.
No domina el mediocampo con un volante central que marque el ritmo (Enzo Pérez lo intenta, pero le falta un ladero de confianza; el nivel de Kranevitter en Mendoza dejó que desear) ni presiona con intensidad asfixiante a los defensores rivales hasta forzar el error. Todo lo contrario: River es «predecible», según el mismísimo Muñeco. Y eso, en el fútbol de hoy, es como jugar con un defensor menos.
River la tiene, pero no concreta… ¿Estará al nivel de un Banfield del 51′?
Y las estadísticas lo confirman. Este River que controla la pelota el 67% del tiempo, le da un uso poco productivo: apenas pateó al arco 19 veces en cinco partidos (solo el 31% de los remates fueron con dirección al arco) y no hay un jugador que promedie un remate franco por partido. Miguel Borja es el que más se acerca, con cuatro, seguido por Colidio, Martínez Quarta y Montiel, con tres. ¡Ojo! Ningún volante creativo figura en el ranking de rematadores: Manu Lanzini pateó dos veces en lo que va del torneo y Pity Martínez, otro par en 45 minutos. ¡Muy poco para un equipo que aspira a levantar la Copa!
Desde la sala de prensa del Malvinas Argentinas, Gallardo prácticamente ventiló las exigencias que ya transmitió puertas adentro. Quiere «que el equipo tenga creatividad, movimiento, que entre por dentro, que vaya por fuera, que se generen situaciones individuales». Un director técnico que, como un motivador profesional, intenta tocar la fibra íntima de sus dirigidos, recordándoles que «la jerarquía está», pero que «se tiene que poner de manifiesto» porque «estamos en falta, en deuda con nosotros».
La vara está alta. Por la inversión millonaria en refuerzos (casi 20 palos verdes), por el regreso de figuras emblemáticas (Montiel, Enzo Pérez, Driussi) y por la llegada de talentos con buen cartel (Matías Rojas, Galoppo, Tapia; y quizás se sume Kevin Castaño). Y, sobre todo, por la presencia del entrenador que tiene una estatua de siete metros en la puerta del Monumental. ¡Una responsabilidad enorme!
Un Muñeco que quiere agrandar su leyenda, pero que sabe que necesita tiempo para que todas las piezas encajen. Un tiempo que escasea, con un calendario apretadísimo que ofrece pocas semanas de trabajo antes de que el Apertura, la Libertadores y la Copa Argentina demanden toda la atención.
Por eso, el partido contra Lanús será una prueba de fuego. Una oportunidad para que el Monumental, que ya hizo temblar a River con el grito de «movete», vea en acción ese equipo que Gallardo sueña. Con continuidad, con fiereza. Como diría el gran Eber Ludueña, ¡hay que ponerle actitud!
El resumen del empate de River ante Godoy Cruz: ¿Dónde quedó la mística copera?
River Plate –
Lo mejor de Godoy Cruz 0 – River 0