River ganó 1-0 a Lanús con lo justo, sigue invicto pero aburre hasta a las piedras. Armani, la figura del partido (otra vez), tapó un gol cantado al final que le dio el triunfo al Millonario, que no la mete ni en un arco iris en los primeros tiempos.
River, invicto pero con gusto a poco: ¿el Muñeco perdió la magia?
El River de Gallardo del 2025 parece un equipo que juega a media máquina. Si bien mantiene el invicto y se afianza en la tabla del Apertura tras el 1-0 ante Lanús, el rendimiento futbolístico dista mucho del paladar negro que acostumbraba el hincha riverplatense. Se repite la «media inglesa» de local ganás, de visitante empatás… como en la época de Menotti, pero sin el bigote. La solidez defensiva, con Armani como estandarte –otra vez– y apenas goles en contra, contrasta con una preocupante anemia ofensiva que hace que los partidos se parezcan más a una clase de ajedrez que a un espectáculo deportivo.
Armani, el Pulpo del Monumental: ¿héroe o síntoma de un problema mayor?
Cada partido que pasa, Franco Armani parece encarnar al personaje de Dibu Martínez en el Mundial, pero sin el bailecito… todavía. Sus atajadas providenciales, como la del último minuto contra Lanús –un manotazo digno del Goycochea del ’90–, silencian las críticas que, cual horda de trolls futboleros, lo acechan ante el mínimo error. Sin embargo, ¿no es acaso la constante necesidad de Armani de salvar las papas del fuego un indicio de la fragilidad ofensiva del equipo? Es como si River jugara con un De la Cruz en el arco y un Barovero en la delantera, todo al revés.
La tapada clave de Armani sobre el final de River – Lanús
Un River pragmático que no enamora: ¿el fin de la era Gallardo?
Los números fríos muestran una realidad: River gana, pero no convence. El equipo del Muñeco se ha transformado en una máquina de sumar puntos, pero sin la brillantez y el vértigo de antaño. En 22 de los últimos 30 partidos, River anotó uno o menos goles. Y lo que es peor, este River 2025 todavía no sabe lo que es gritar un gol en un primer tiempo. ¿Se acuerdan del River del 2018? Este equipo es todo lo contrario: un equipo previsible, sin sorpresa, que desespera al hincha con su falta de contundencia. Parece que el único que le hace goles a River en los primeros tiempos es el hambre. El gol de Borja contra Lanús, tras un rebote y posterior definición –algo así como un gol del Chapulín Colorado, sin querer queriendo–, resume el presente de un equipo que gana por inercia, más que por fútbol champagne. ¿Será que el Muñeco ya no tiene conejos en la galera? o ¿será que los conejos se fueron a jugar al Barcelona B?