Un auto de Fórmula 1: ¿Cuánto cuesta armar semejante nave? Desglosamos los costos exorbitantes de cada pieza, desde el chasis hasta las gomas, para que te des una idea de por qué este deporte mueve millones.
¿Un Fórmula 1? ¡Vale más que un palco en la Bombonera!
La Fórmula 1, el deporte que hace temblar el asfalto y las billeteras por igual. Todos sabemos que para codearse con Verstappen y compañía hace falta más que un buen auto: se necesita una fortuna. Pero, ¿alguien sabe cuánto cuesta realmente armar un bólido de estos? Prepárense, porque los números marean más que una vuelta en el circuito de Mónaco.
Desmenuzando el presupuesto: más caro que el pase de Messi
Arranquemos con una aclaración fundamental: cada equipo tiene un presupuesto anual aproximado de 140 millones de dólares, sin contar los sueldos de los pilotos y el resto del equipo. Un vuelto, como quien dice, comparado con lo que sale el chasis, la estructura principal del auto, hecha de fibra de carbono: entre uno y dos millones de verdes. Casi lo mismo que pagó el PSG por Paredes…
Y si hablamos del motor, el corazón de la bestia, la cosa se pone más picante. Diseñado por ingenieros que parecen salidos de la NASA, el motor combina un sistema de recuperación de energía con la combustión interna y su valor oscila entre los 10 y los 15 millones de dólares. Casi lo mismo que un palco en la Bombonera… ¡pero por año!

La caja de cambios, fundamental para que las ruedas tengan la potencia de un tren a toda marcha, junto con los sistemas electrónicos, suman otros dos millones a la cuenta. Y no nos olvidemos de las gomas, que parecen de oro: un juego sale 3.000 dólares y un piloto usa, como mínimo, dos por carrera. O sea, que en gomas gastan más que en asado del domingo…
En resumen: un Fórmula 1 cuesta más que un departamento en Puerto Madero
Haciendo la suma de las partes, construir un auto de Fórmula 1 ronda los 15 millones de dólares, pero con los gastos extra y las reparaciones por accidentes, la cifra puede superar los 20 millones. Un número que deja a más de uno con la boca abierta, y pensando en cuántos campeonatos de metegol se podrían organizar con esa plata.
