El Matador Cavani tuvo una noche para el olvido en la Bombonera. Erró dos goles increíbles que hubieran liquidado el partido contra Rosario Central, reviviendo el fantasma de la eliminación con Alianza Lima. A pesar de todo, el uruguayo no bajó los brazos y buscó el gol hasta el final, siendo reconocido por la hinchada al salir.
La Bombonera, ese templo del fútbol que late al ritmo del aliento Xeneize, fue testigo de una noche agridulce. Victoria 2 a 0 contra Rosario Central, sí, pero con un Cavani que nos dejó a todos con la boca abierta… pero no precisamente de alegría. Un clima enrarecido, con algunos aplausos tímidos para Marchesín y el pibe Delgado, pero silbidos que resonaban como el tren fantasma para Marcos Rojo y, sobre todo, para Fernando Gago. ¿Y el Matador? Recibido con una indiferencia que helaba hasta los huesos, con la mochila pesada del gol errado contra Alianza Lima, ese que todavía nos duele en el alma.
Cavani y el fantasma del gol perdido
Edinson, activo como hormiga en un picnic, buscando cada pelota como perro de presa, probando de todos lados… pero con una puntería digna de Mostaza Merlo pateando penales. A los 20 minutos del primer tiempo, con el partido 1-0 gracias a un arranque que prometía más que la Selección en el ’86, el uruguayo tuvo una chance clarísima: solito frente a Broun, a la altura del punto del penal, una volea que parecía un pase a la red… y terminó en la tribuna. Un déjà vu que nos transportó directo a Lima, a esa noche oscura de Copa.
Y como si fuera poco, en el segundo tiempo, a los 27, otra situación insólita. Mano a mano con Fatura Broun, el arquero ya vencido… ¡y la tiró afuera! En la tribuna, las caras eran un poema: manos en la cabeza, incredulidad, resignación. Algunos hasta se acordaron de la abuela.
El Matador no se rinde
Pero Cavani, con esa garra charrúa que lo caracteriza, no se quedó en lamentos. Siguió buscando, insistiendo, peleando cada pelota como si fuera la última. Un león herido que busca su redención. No pudo convertir, es cierto, pero su entrega no pasó desapercibida. Al final, reemplazado a los 42 del segundo tiempo, se fue aplaudido por la hinchada. Un reconocimiento al esfuerzo, a la entrega, a la persistencia. Un premio consuelo para un gladiador que no se rinde jamás.
El gol que erró Cavani y que pudo ser el 2-0
La insólita jugada que erró Cavani en el segundo tiempo
El partido de Cavani
Más allá de los goles errados, Cavani fue de lo más destacado de Boca. Participativo, generando juego y chances para sus compañeros. Hizo amonestar a Campaz, que no lo podía parar ni con una soga. En el segundo tiempo, armó una gran jugada para el 2-0 de Palacios, pero el VAR, como siempre metiendo la cola, la anuló por offside. Una noche llena de frustraciones para el Matador, que sin embargo, demostró que tiene la camiseta bien puesta. Como diría el Bambino Veira, «la pelota no se mancha».
