¿Vieron el acto de ayer? Parecía una película de suspenso, pero en vez de un asesino serial, la desaparecida era Villarruel. ¿Estará jugando a las escondidas con Milei? Lo que sí sabemos es que el final fue digno de telenovela: «¡No terminé!», gritó Milei cual protagonista despechado.
La transmisión oficial decidió que Villarruel era persona non grata. ¿Será que su look no combinaba con la escenografía? O capaz pensaron que dos cabezas de león en una misma toma era demasiada melena para el pueblo argentino.
Al final, Villarruel se vengó cerrando la sesión antes de que Milei terminara. Un jaque mate digno de una maestra del ajedrez político. O quizás solo quería llegar a tiempo a ver Masterchef. Nunca lo sabremos.
Asamblea Legislativa: Una noche de tensiones y omisiones
La Asamblea Legislativa del pasado sábado, encabezada por el presidente Javier Milei, estuvo marcada por una palpable tensión con la vicepresidenta Victoria Villarruel, una tensión que la transmisión oficial se encargó de acentuar, o al menos, de ocultar parcialmente. Desde el inicio, las cámaras evitaron registrar el encuentro entre ambos mandatarios. Durante la apertura de las sesiones ordinarias, la imagen de Villarruel fue deliberadamente recortada, impidiendo que apareciera en el fondo durante el discurso presidencial.
El desenlace: Un cruce inesperado
La tensión latente a lo largo de la noche culminó en un episodio que, si bien breve, dejó en evidencia la compleja relación entre Milei y Villarruel. Al momento de cerrar la Asamblea, la vicepresidenta anunció: «Habiéndose cumplido el objetivo de esta solemne Asamblea, queda levantada la misma». La respuesta inmediata de Milei, un contundente «¡No terminé!», expuso la discordancia y la falta de coordinación entre ambos, dejando a los espectadores con la sensación de un final abrupto e improvisado.
La vicepresidenta ausente: Una estrategia de la transmisión oficial
La decisión de la transmisión oficial de minimizar la presencia de Villarruel en la Asamblea Legislativa generó interrogantes. El recorte de su imagen y la omisión de su interacción con el presidente Milei sugieren una estrategia deliberada para controlar la narrativa del evento y, quizá, para evitar que la tensión entre ambos líderes quedara expuesta ante la opinión pública. La noche culminó con la imagen de una vicepresidenta borrada del relato oficial, dejando un interrogante sobre el futuro de la relación entre ambos representantes del Poder Ejecutivo.