River, con más lesionados que el plantel de Ferro en el ’99, se encuentra en una situación complicada. Los refuerzos, que llegaron con bombos y platillos, están en la enfermería más que en la cancha. Gallardo, con el ticket de cambio en mano, deberá encontrar soluciones ante la seguidilla de lesiones musculares.
Se prendió fuego el vestuario de River y no precisamente por un asado de Enzo Francescoli. La enfermería millonaria está que explota, parece la sucursal del Hospital Italiano en Núñez. La derrota contra Talleres no solo dejó un sabor amargo en la boca, sino también una lista de lesionados más larga que la fila para comprar entradas en la final de la Libertadores.
Gallardo, el mago sin conejos en la galera
Marcelo Gallardo, el Muñeco, el Napoleón del fútbol argentino, se encuentra en una situación que ni el Bambino Veira en sus peores épocas. Driussi y Martínez Quarta, dos que volvieron con la chapa de figuras, ya están desgarrados. Y como si fuera poco, Matías Rojas, con una distensión que lo tiene a maltraer, se suma a la lista de bajas. Pareciera que los jugadores se lesionan con solo pisar el Monumental, ¿será que la cancha está empastada con kriptonita?
Gallardo, con la paciencia de un arquero esperando un penal, ve cómo sus planes se derrumban como un castillo de naipes. Ni hablar de Galoppo, que volvió a sentir dolor y se perderá el partido contra Riestra. ¿Volverá para la final del mundo? Lo que es seguro es que el Muñeco deberá recurrir a la magia de David Copperfield para armar el equipo.
Refuerzos de cristal: ¿una inversión o un fiasco?
La dirigencia tiró la casa por la ventana en el mercado de pases, trayendo jugadores que prometían ser la solución a todos los males. Pero la realidad es que se encontraron con un plantel más frágil que un jarrón de porcelana en un terremoto. De siete refuerzos, cuatro están lesionados, uno (Tapia) ni siquiera firmó planilla y solo Montiel y Enzo Pérez se salvan del apocalipsis.
¿Será que los jugadores vienen con fecha de vencimiento? ¿O acaso la intensidad de los entrenamientos de Gallardo los deja más rotos que el muñeco Ken de un nene de 5 años? Se sabe, el Muñeco labura como albañil en cada práctica, pero ¿será que se le fue la mano con el cemento?
El karma de los que vuelven de Europa
El Chino Martínez Quarta y Driussi, que venían de jugar en Europa, parecen haberse olvidado de lo que es el ritmo del fútbol argentino. Se lesionaron más rápido que lo que tarda un hincha en putear al árbitro después de un penal en contra. Y no son los únicos, recordemos el caso de Pezzella y Bustos el año pasado, también víctimas de la maldición de los refuerzos.
Gallardo, con la calculadora en mano, deberá encontrar la fórmula para revertir esta situación. Deberá ser más astuto que Bilardo con el bidón de Branco para poder sacar adelante este torneo. La pregunta del millón es: ¿podrá River salir campeón con un plantel que se parece más a un hospital que a un equipo de fútbol? El tiempo, y el Muñeco, lo dirán.