River espera ansioso la llegada de Kevin Castaño desde Rusia. El Chori Domínguez advierte sobre la presión de la camiseta y la adaptación al club.
Se acerca el cierre del libro de pases y en River la manija por la llegada de Kevin Castaño es digna de final de Copa Libertadores. El colombiano, tras jugar en Rusia por pedido del Krasnodar, se espera que pise suelo argentino este fin de semana para estampar la firma. Pero mientras tanto, Alejandro «Chori» Domínguez, ídolo del equipo Senior y con más gambetas que el Beto Alonso en sus épocas mozas, tiró una advertencia al aire que resonó hasta en el Monumental.
¿Castaño al Monumental? El Chori Domínguez y una advertencia que pesa más que la camiseta de la Selección
«La adaptación nunca es fácil, en ningún equipo cuando hay que hacer un cambio. Y menos acá», arrancó el Chori, con una frase que te deja pensando si Castaño está preparado para ponerse la banda roja. Para Gallardo, este refuerzo es clave, casi como un penal bien pateado en el último minuto. Enzo Pérez necesita un socio, un ladero que le dé aire y que pueda bancar la presión cuando el capitán necesite un respiro. Kranevitter, por ahora, no ha dado la talla como el Burrito Ortega en el 98, y la llegada de Castaño genera ilusión en el hincha.
El Chori, con la sabiduría de un Palermo en el área, agregó: «La camiseta de River pesa bastante. No es para cualquiera». Y razón no le falta, han llegado jugadores cracks que se han apagado como un calefón en invierno. Domínguez, que sabe lo que es jugar con la presión de la hinchada millonaria, recordó que el fútbol ruso «es bastante fuerte y competitivo», como una patada de Passarella, y que «últimamente se abrió mucho más y tiene muchas figuras». Pero ojo, no todo es color de rosa, porque el Chori remarcó lo importante: «Acá pasa mucho por cómo se puedan sentir cuando llegan y cuando se tiene que poner la camiseta y jugar. Vienen a un club muy grande y no es como jugar en otro». Palabras que retumban en Núñez.
Millones en juego: El pase de Castaño y la presión de River
Para traer a Castaño, River tuvo que poner una montaña de billetes verdes, casi como si fuera a comprar al Diego en su mejor momento. La cifra ronda los 9 millones de dólares, una inversión importante para asegurar un porcentaje mayoritario del pase. Pero ojo, en River no son giles, y para evitar dolores de cabeza, el club aclaró que no pagará un solo peso hasta que el jugador pise Buenos Aires, pase la revisión médica y firme el contrato. Un contrato, por cierto, que ya está acordado: cuatro años para demostrar si Castaño es un crack o un fiasco. La presión, como siempre en River, está a la orden del día.