En 2009, La Bombonera fue escenario de una disputa simbólica entre Maradona y Riquelme. Tras la renuncia de Román a la Selección por diferencias con Diego, los hinchas de Boca bancaron al 10 con banderas y cánticos, dejando a Maradona en offside.
El día que La Bombonera le bajó el pulgar a Diego y abrazó a Román
Un domingo de marzo de 2009, La Bombonera se vistió de gala, pero no precisamente para un partido de fútbol. Argentinos Juniors era la visita, pero el verdadero encuentro se daba en las tribunas. Los hinchas xeneizes, cual jurado popular, debían dirimir entre dos gigantes: Diego Armando Maradona, flamante DT de la Selección, y Juan Román Riquelme, ídolo máximo del club. El contexto: la renuncia de Román a la Albiceleste tras un cruce mediático con el Pelusa.
Recordemos: Maradona, en su inigualable estilo "sin cassette", había declarado en TyC Sports que Riquelme le quedaba "a tres kilómetros del arco", palabras que cayeron como una bomba en el Mundo Boca. La respuesta de Román fue un misil teledirigido al orgullo del Diego: "La Selección para mí se terminó. Con el técnico que tiene hoy la Selección Argentina no coincidimos mucho. Mis códigos no son los de él y los de él no son los míos, entonces nosotros dos no podemos trabajar juntos". Y así, el 10 de Boca le dijo "no" al 10 de la Selección.
La 12 con Diego, el resto de la Bombonera con Román
Llegó el día del juicio en La Bombonera. Desde temprano, las banderas colgadas en las tribunas hablaron por sí solas: "Maradona por la boca muere", "Riquelme ídolo de Boca. Maradona ídolo de la Selección y traidor", "Román es de Boca y de Boca nada más". Un claro mensaje para Diego: "Acá se juega con la nuestra". El "Riquelme, Riquelme" bajaba ensordecedor desde las cuatro tribunas, acompañado del ya clásico "La Selección, la Selección se va a la pu… que lo parió". Solo la barra brava, fiel a su estilo, bancó a Maradona con un tímido "Diego, querido, La 12 está contigo".
Adentro de la cancha, Boca ganó 3 a 0. Afuera, Riquelme goleó por una diferencia aún mayor. Román, post partido, declaró: "Fue inolvidable. La gente me trató de una manera muy especial y esto no se olvida"… casi como un Martín Palermo entrando al área chica para definir un partido clave. El veredicto de La Bombonera fue inapelable: Román era el dueño de casa, y Maradona, al menos ese día, un visitante incómodo. ¿Una demostración de que en Boca, algunos ídolos son más ídolos que otros? El debate, como la pelota, sigue rodando…
