Ricardo Caruso Lombardi, lejos de las canchas profesionales, protagonizó un nuevo escándalo tras el empate entre Riestra y River. El ex DT se metió en una zona restringida para la prensa y se enfrentó a un empleado del club local. Actualmente, Caruso dirige NSTeam, un equipo de fútbol amateur fundado por un influencer.
Caruso Lombardi, el show debe continuar (aunque sea en el Torneo Stoper)
Ricardo Caruso Lombardi, un personaje que parece salido de un sketch de Cha Cha Cha, volvió a las andanzas. Y no, esta vez no fue por un planteo táctico digno de Bilardo ni por un insulto que haría sonrojar al mismísimo Mostaza Merlo. El ex entrenador, con más batallas que partidos ganados, armó un tole tole en la cancha de Riestra después del desabrido 0-0 contra River. Como si el partido hubiese sido un Boca – River de los 90, pero sin goles ni patadas voladoras, la verdadera acción se desarrolló en la zona prohibida del estadio Guillermo Laza.
Escándalo en zona restringida
Según pudo averiguar , Caruso, con la sutileza de un elefante en un bazar, se metió donde no debía: una zona restringida para la prensa. Parece que el técnico, con más chapa que un auto antiguo, se creía periodista. Un empleado de Riestra, con menos paciencia que un árbitro en un clásico, le pidió que se retirara. Y ahí se armó la podrida. Caruso, fiel a su estilo, le respondió con un «¿Quién te creés que sos? ¡Dejame acá!», que resonó más que el silencio atroz del Monumental cuando el equipo no anda. El resultado fue el clásico combo Caruso: gritos, empujones y un nuevo capítulo para su libro de escándalos. Digamos que el hombre aplica la filosofía del Bambino Veira: «el que no llora, no mama».
De dirigir en Primera a entrenar influencers
Después de un paso fugaz por Uruguay, donde dirigió a Miramar Misiones con la misma efectividad que un arquero con los pies, Caruso recaló en un equipo que hace acordar más a los galácticos del polideportivo de mi barrio que a la élite del fútbol : NSTeam. Este equipo, fundado por el influencer Nahuel Senger y que juega en el Torneo Stoper (un torneo barrial con más onda que un recital de los Redondos), cuenta en sus filas con figuras de las redes sociales que patean una pelota con la misma precisión que yo pronostico los resultados del Prode. La llegada de Caruso a este equipo fue como si Messi fichara para un club de barrio: una locura total. Parece ser que Caruso, como buen caudillo, encontró su lugar en el mundo. Un lugar donde la gambeta corta y el potrero se imponen a la táctica y la estrategia. Un lugar con olor a asado y fernet, donde los goles se gritan con el alma y las derrotas se ahogan en cerveza. En fin, una historia digna de una película de Olmedo y Porcel, pero con menos gracia y más quilombo.
Ricardo Caruso Lombardi –