Paro general: ¿la CGT le hace la gamba a la oposición o Milei se la mandó solito? Los gremios dicen «no va más» y el Gobierno reza por un milagro. El 10 de abril, el transporte se para… ¿y el país también? Mientras tanto, algunos funcionarios se aferran a la fe en Gerardo Martínez como si fuera el Papa Francisco del sindicalismo.
¿Será la presión de las bases o las ganas de figurar en un año electoral? Las paritarias parecen más una pulseada de egos que una negociación. La «motosierra» de Milei y Sturzenegger sigue afilada, y los gremios se preparan para el combate. ¿Habrá balas de goma o solo amenazas? El 24 de marzo, la memoria se une al reclamo… y a la interna sindical, obvio.
Tercer round: la CGT vs. Milei
La Confederación General del Trabajo (CGT) convocó a un tercer paro general contra el gobierno de Javier Milei para el 10 de abril. La adhesión de los gremios de transporte prácticamente asegura el éxito de la medida de fuerza, generando preocupación en el Ejecutivo. Si bien el Gobierno mantiene un diálogo con algunos sectores sindicales, la posibilidad de evitar el paro parece remota.
Entre la esperanza y el pragmatismo
En la Casa Rosada, las esperanzas de destrabar el conflicto son escasas. Funcionarios cercanos al presidente reconocen que «hay tiempo», pero el clima de tensión es palpable. Las negociaciones se centran en figuras como Gerardo Martínez, de la UOCRA, y Luis Barrionuevo, del gremio gastronómico, quienes mantienen una postura más dialoguista. Sin embargo, la presión de las bases y el contexto electoral complican el panorama.
El fantasma de la «motosierra» y la presión electoral
La decisión de la CGT de convocar al paro se precipitó tras el techo impuesto a las paritarias y los anuncios de recortes en el sector público. Los dichos de Milei y su ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, sobre la necesidad de utilizar «la motosierra» para achicar el Estado, encendieron las alarmas en el sindicalismo. A esto se suma la movilización del 24 de marzo, en la que los gremios se unirán a las organizaciones sociales para protestar contra la política económica del Gobierno. El año electoral en marcha añade un condimento extra a la disputa, con ambos bandos buscando posicionarse de cara a los comicios. El Gobierno acusa a la CGT de actuar con fines políticos, mientras que los sindicalistas denuncian un ataque a los derechos de los trabajadores.