En Mendoza, la Lepra le ganó 2-1 a la Academia en un partido picante que dejó a Racing con la calculadora en la mano para clasificar y a Berti viendo el partido desde la platea.
¿Se le escapó la clasificación a la Academia? Independiente Rivadavia lo dio vuelta y ganó 2-1
La Academia visitó el Bautista Gargantini con la obligación de ganar para seguir prendido en la lucha por la clasificación en la Zona A. Venía de un triunfo clave contra Unión y de avanzar en la Copa Argentina, pero se encontró con una Lepra aguerrida que le complicó el panorama. Recordemos que Racing, si bien venía con el envión anímico de haber eliminado a San Martín de Tucumán en la Copa Argentina, venía de capa caída en el torneo local.
El primer tiempo fue parejo, con Racing buscando más la pelota pero sin generar demasiado peligro, como si fuera un Boca de Ibarra jugando de visitante. Independiente Rivadavia se plantó firme en defensa, apostando a alguna contra con la velocidad de la Gacela Villa como si fuera el Caniggia del ’90. A los 24 minutos, en una jugada aislada, Nardoni metió un golazo de afuera del área que se colgó del ángulo, como el que le hizo Messi a México en el Mundial, dejando a Centurión sin chances. Si, un golazo de otro partido.
Segundo tiempo: De la ilusión al papelón
El complemento arrancó con todo. Apenas a los 10 minutos, Ramis, de la Lepra, salió lesionado en una jugada que terminó con Berti, el DT local, yéndose a las duchas antes de tiempo por protestar como si fuera Mostaza Merlo en sus épocas de gloria. Cambio por cambio, minuto a minuto y con un hombre de más, Racing no pudo liquidarlo. Para colmo, a los 23, en una contra letal que armó Villa como si fuera el Kun Agüero en sus mejores épocas, Barbieri, que había ingresado por Ramis, la mandó a guardar de cabeza y puso el empate.
El partido se puso más caliente que cancha de Newell´s en un clásico. Amonestados para todos lados, Racing desesperado y la Lepra, con uno menos, defendiendo con uñas y dientes como si fuera el Atlético de Madrid del Cholo Simeone. Y como si fuera poco, sobre el final, otra vez Barbieri, el verdugo académico, apareció en el área para dar vuelta el partido y desatar la locura en el Gargantini.
Con este resultado, Racing quedó complicado en la tabla, con la calculadora en la mano y dependiendo de otros resultados para soñar con la clasificación. Mientras tanto, en Mendoza, el festejo fue a puro carnaval carioca, con la Lepra dando la nota y dejando a más de uno con la boca abierta.