Echenique, bajo la lupa: ¿Fin de su carrera arbitral tras polémicos fallos?

Echenique en el ojo del huracán: ¿se le terminó el crédito?

Las cámaras lo escracharon de cuerpo entero. Recién le anulaba un gol a Boca contra Barracas, una decisión que dejó a más de uno con la mandíbula por el piso. Ahí lo tenías, gesticulando como si estuviera dirigiendo la filarmónica, rezando a un dios pagano del arbitraje y mordiéndose el labio inferior con una soberbia que te hacía acordar al Bambino Veira en sus épocas de DT. Parecía decir: «mirá la burrada que reclaman estos pibes, no entienden nada».

¿Soberbia o impericia? El debate está abierto

No conforme con el show, el tipo, cual actor shakesperiano en el Globe Theatre, le espetó a Cavani, el damnificado por el fallo: «Leé el reglamento». ¡Como si el reglamento se leyera con los ojos y no con el sentido común! La cuestión no era de norma escrita, sino de entender lo que pasó en la cancha: ¿Cavani se interpuso a propósito en el camino de Ledesma o el arquero fue a buscarlo como si fuera un defensor central? Si fue lo primero, es falta (lo que cobró Echenique y el VAR, con Franklin a la cabeza, ni se gastó en revisar). Si fue lo segundo, no lo es. Podés leer el reglamento 40 veces, pero no vas a cambiar lo que vimos todos: un error arbitral del tamaño del Obelisco.

Echenique, el reglamento y la «extrema preocupación» de la AFA

Y lo que terminó de confirmar que el que debería repasar el reglamento es Echenique fue lo que pasó en la Copa Argentina. Studer, defensor de Independiente Rivadavia, le metió un pase atrás al arquero que parecía salido de los pies de Mostaza Merlo en sus peores épocas. El arquero, desesperado como Palermo en un mano a mano, la sacó con la mano. ABC del arbitraje: pase al arquero no forzado, mano, tiro libre indirecto. ¡Si hasta mi sobrino de 5 años lo sabe!

Pero Echenique, con la vista en otro partido, cobró córner. Ni sus asistentes, Cano y Acevedo, ni el cuarto árbitro, Ceballo, le chistaron nada (o capaz que sí, pero el intercomunicador justo se quedó sin señal).

La Dirección de Arbitraje, que días antes había avalado el fallo contra Boca, ahora salió con los tapones de punta. En un comunicado «interno» que se filtró más rápido que la formación de Boca en la previa de un superclásico, retaron a Echenique y a su equipo como si fueran juveniles. «Extrema preocupación» por «decisiones erróneas en situaciones básicas». Textual. Y le pidieron que «trabajen con seriedad», como si el arbitraje fuera un hobby de fin de semana.

Lo borraron del partido Riestra-San Lorenzo. Lo reemplazaron por Espinoza, como quien cambia a un jugador lesionado por el suplente. Una decisión que te hace pensar: ¿se le terminó la cuerda a Echenique?

Echenique: ¿oficio o viveza criolla?

El tipo debutó en 2011, llegó a internacional en 2018 (¿en base a qué méritos, se pregunta uno?) y en la Conmebol lo mandaron a dirigir tres partidos de Libertadores y cuatro de Sudamericana. El resto del tiempo, hacía de cuarto árbitro, levantando cartelitos como un pasante. Tiene más de 300 partidos en Primera, sí, pero desarrolló un «oficio» que consiste en hacer tiempo como si le pagaran por minuto parado. Charlas eternas antes de los córners, ceremonias previas a los tiros libres que parecen rituales precolombinos, el partido cortado a cada rato… un festival del «siga, siga» pero al revés: «pare, pare».

Y ni hablar de los agregados: pone la mitad de lo que se perdió y encima no los cumple. En Boca-Barracas, como ya había hecho en un partido de Huracán, faltando 15 segundos para el final, se dio vuelta, le dio la espalda a la jugada y pitó el final. Un capo.

Mientras tanto, que lea el reglamento, que se baje del caballo y que trate a la gente con un poquito más de respeto. Como dijo el presidente de la AFA, «no dirigió Carlitos Balá ni Chassman». No, no dirige Balá. Pero con tantos Chirolitas en el plantel arbitral, parece que Chassman anda dando vueltas por Ezeiza.