Rodrigo Castillo, ex jugador de inferiores de River y actual goleador de Gimnasia, se reencontrará con su pasado en el próximo partido. El delantero, que llegó al club millonario gracias a la recomendación del padre de Nacho Scocco, no se guardó el grito en el último enfrentamiento y promete dar pelea nuevamente.
El pibe Castillo, ¿bostero o agradecido? La polémica del ex River que la rompe en Gimnasia
Agosto de 2025. El Bosque platense era testigo de una victoria agónica de River, con un equipo alternativo por la Libertadores, hasta que apareció Rodrigo Castillo para amargarle la fiesta al Muñeco. Un bombazo a quemarropa que dejó sin chances a Ledesma y desató la euforia del delantero. Lo curioso, lo que hizo ruido, fue el festejo desenfrenado, a lo Palermo en la Bombonera. ¿Se olvidó rápido de dónde salió, pibe?
De Venado Tuerto al Monumental, con la bendición del Nacho
La historia de Castillo con River arranca en Venado Tuerto, donde jugaba para Sportivo Rivadavia. El ojo clínico del padre de Nacho Scocco, un conocedor como pocos, lo vio y no dudó: lo recomendó para una prueba en el Millonario. "Consiguió mi número de teléfono, se contactó con mi papá y le dijo si quería venir a probarme a River", contó el propio Castillo. Tres semanas después, el pibe ya era parte de la Cuarta División.
Rápidamente, Castillo escaló posiciones hasta llegar a Reserva e incluso entrenarse con la Primera de Gallardo. Ahí, el Muñeco le dio un consejo que seguramente todavía recuerda: "Me dijo que si tenía la posibilidad en la jugada, meta algún pase filtrado". Palabras mayores de un DT que, según el propio Castillo, "todos lo escuchan: se nota que lo respetan por lo que sabe". Un crack, como diría el Bambino Veira.
El reencuentro con el pasado y la chance de repetir
Tras su paso por River, Castillo se fue libre a Unión y luego recaló en Gimnasia, donde encontró su lugar en el mundo. Con 14 partidos y 5 goles, es figura indiscutida del equipo de Diego Flores. Ahora, con la confianza por las nubes, se prepara para enfrentar a su ex club. "Mi idea era no gritarle el gol a River, pero al final me salió", confesó después del último partido. ¿Habrá aprendido la lección o volverá a festejar como si hubiera hecho un gol en un clásico?
El próximo partido será un duelo especial para Castillo: la oportunidad de demostrar que ya no es un pichón, sino un goleador hecho y derecho. Y, por qué no, de amargarle la tarde a River y al Muñeco, el que alguna vez le dio una chance. Como diría el Chavo Fucks, esto es fútbol, señores, y acá puede pasar cualquier cosa.
Por [Nombre del Periodista] para [Nombre del Medio]
