Adiós al Loco Gatti: El emotivo homenaje de El Chiringuito y la historia de un ídolo.

Redacción Cuyo News
4 min
Cortito y conciso:

El mundo del fútbol llora la partida del Loco Gatti. El ex arquero falleció a los 80 años tras complicaciones por una operación de cadera. Josep Pedrerol, con la voz quebrada, le dedicó un emotivo homenaje en El Chiringuito, recordando anécdotas y destacando su personalidad única. Repasamos su trayectoria, desde Atlanta hasta Boca, su paso por la Selección y su legado como innovador en el arco.

Se nos fue el uno. El Loco. El que atajaba con gorro de lana en la nieve de Kiev. El que le decía "gordito" a Maradona y después se comió cuatro pepas. Hugo Orlando Gatti, un personaje tan grande como el arco que defendió, dejó este mundo a los 80 años. Y como diría el Bambino Veira, "es un día triste para el fútbol".

Josep Pedrerol, entre lágrimas y recuerdos, despidió al Loco en El Chiringuito.

"Nos ha dejado el Loco. Nos ha dejado el Loco Gatti", arrancó Josep Pedrerol, con la voz hecha nudo en la garganta, en El Chiringuito. Dieciocho años compartiendo pantalla, desde Punto Pelota hasta el programa actual, forjaron una amistad que traspasó la línea del trabajo. Pedrerol, visiblemente emocionado, lo recordó como un personaje "diferente, imprevisible, políticamente incorrecto, cariñoso y un gran comunicador". Un tipo que, a pesar de su fama, se escondía detrás de cámara antes de salir al aire, "pensando, preparándose para él solo". El periodista español, como buen amigo, se animó a contar algunas intimidades: "Me he enfadado con él muchas veces… se enfadaba y se iba. Era un personaje, un crack". Un homenaje sentido, a la altura del Loco. (Por Josep Pedrerol para El Chiringuito).

De Atlanta a Boca: la trayectoria de un ídolo que revolucionó el arco

Gatti no fue un arquero más. Fue un adelantado. Un tipo que le puso pimienta a un puesto que, en su época, parecía tan serio como un velorio. Empezó en Atlanta, donde ya mostraba sus dotes con los pies y su audacia para salir jugando. Pasó por River, donde alternó con el mismísimo Amadeo Carrizo, ¡mamita! Después, Gimnasia, Unión… y finalmente, Boca.

En el Xeneize se convirtió en leyenda. Fue clave en la primera Libertadores del club, en el 77, atajándole un penal a Vanderlei que todavía se recuerda. Y al año siguiente, ¡la Intercontinental! Gatti en el arco, el Borussia Monchengladbach enfrente, y la vuelta olímpica en La Bombonera. ¿Qué más se puede pedir? Jugó también en la Selección, donde protagonizó momentos inolvidables, como aquel partido con gorro de lana en la Unión Soviética. Un tipo que se animó a todo.

El Loco, un adelantado a su tiempo

Gatti no solo fue un gran arquero, sino un precursor. Un innovador. Fue de los primeros en usar los pies con habilidad, en salir a cortar lejos del área, en anticipar jugadas como si fuera un líbero más. Un estilo que, con el tiempo, se volvió moneda corriente para los arqueros modernos. Como diría Mostaza Merlo: "con Gatti, el puesto de arquero se hizo más divertido". Su legado, como el de los grandes, trasciende los títulos. El Loco cambió la forma de entender el arco, y eso, amigos, es para sacarse el sombrero.

Un abrazo grande a Lucas y a toda la familia del Loco. Que en paz descanse, ídolo.

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