Google y la regulación de la IA: ¿un futuro de abundancia o riesgo?

Redacción Cuyo News
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Google y el dilema de la Inteligencia Artificial: Entre la regulación y la «edad dorada»

En un contexto global donde la inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados, Google levanta la voz sobre la necesidad de una regulación internacional para este campo. La empresa tecnológica, que hace apenas dos años clamaba por ser regulada, enfrenta ahora un panorama donde la competencia por el desarrollo de la IA, especialmente con China, podría superar las consideraciones de seguridad.

La urgencia de una regulación ágil e internacional

«La idea de una regulación inteligente tiene sentido. Debe ser ágil, ya que los conocimientos sobre la investigación son cada vez mejores. También tiene que ser internacional. Ese es el mayor reto», advierten desde Google. Esta visión refleja la preocupación de que una carrera desenfrenada por la supremacía en IA pueda dejar de lado aspectos cruciales como la seguridad y el control de los sistemas.

La compañía plantea un escenario hipotético pero no descartable: «¿Si se llega a un punto en el que el progreso ha superado la capacidad de hacer que los sistemas sean seguros, ¿Google haría una pausa?». Aunque aseguran que los sistemas actuales no representan un «riesgo existencial», reconocen que las «cuestiones geopolíticas podrían acabar siendo más complicadas». En criollo, se avecina un partido de truco con cartas marcadas, y Google prefiere tener un árbitro en la mesa.

¿Un futuro de abundancia radical o distopía tecnológica?

Más allá de los riesgos, Google vislumbra un futuro donde la IA, específicamente la Inteligencia Artificial General (AGI), podría resolver «problemas fundamentales del mundo: curar enfermedades graves, prolongar significativamente la vida, encontrar nuevas fuentes de energía». Una «edad dorada», según sus palabras, donde la humanidad podría incluso «viajar a las estrellas y colonicemos la galaxia». Un sueño digno de Julio Verne, pero con un smartphone en el bolsillo.

Sin embargo, la empresa también reconoce que la AGI plantea interrogantes sobre el futuro del trabajo y la distribución de la riqueza. Si bien anticipan la creación de «nuevos empleos que utilizan nuevas herramientas o tecnologías», admiten la posibilidad de que la IA pueda reemplazar incluso estos puestos. Además, señalan que la abundancia, aunque imaginable, no garantiza una distribución equitativa: «Tenemos una abundancia increíble en el mundo occidental, pero no la distribuimos equitativamente». Una verdad incómoda que recuerda que la tecnología, por sí sola, no basta para construir un mundo mejor.

La importancia de la empatía humana

En un guiño a la esencia humana, Google destaca la necesidad de preservar ciertos aspectos de la interacción humana en profesiones como la enfermería. «No querríamos una enfermera robot: hay algo en la empatía humana, en esos cuidados, que es profundamente humanista», afirman. Un recordatorio de que, más allá de los algoritmos y los datos, la calidez humana sigue siendo un valor irremplazable.

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