La Unión Europea implementa nuevas etiquetas energéticas para smartphones y tablets, similares a las de electrodomésticos, con el fin de informar a los consumidores sobre el consumo energético, la autonomía de la batería, la resistencia a caídas y reparabilidad. Esta medida busca reducir el consumo energético de estos dispositivos en un 35% para 2030, promoviendo la economía circular y la fabricación de productos más duraderos.
## ¿Tu celular te está vaciando el bolsillo y el planeta? Llegan las etiquetas energéticas para smartphones
La Unión Europea le pone el ojo al consumo energético de nuestros dispositivos móviles. ¿Será que al fin sabremos cuánto nos cuesta realmente cada hora de scroll infinito en redes sociales? A partir de hoy, comprar un smartphone o tablet será un poco más parecido a elegir un lavarropas, con la implementación de etiquetas energéticas que buscan transparentar el impacto ambiental de estos aparatos.
Si bien es cierto que la tecnología nos facilita la vida, también es innegable su huella en el medio ambiente. Según cálculos de la propia Unión Europea, en 2020, los smartphones y tablets consumieron la friolera de 36,1 teravatios-hora de energía primaria. Para ponerlo en perspectiva, eso equivale al 85% del consumo total de energía de un país como Portugal en un año. ¿Estamos hablando de un problema serio? Parece que sí.
### La UE le pone un freno al consumo desmedido
Ante este panorama, la Unión Europea no se quedó de brazos cruzados y aprobó una normativa para fomentar la economía circular y la fabricación de dispositivos más duraderos y reparables. La meta es ambiciosa: limitar el consumo de energía en 2030 a 23,3 teravatios-hora, lo que significaría un ahorro del 35%.
Pero, ¿cómo piensan lograrlo? Ahí es donde entran en juego las nuevas etiquetas energéticas. A partir de ahora, al comprar un celular o una tablet, veremos una etiqueta similar a la de los electrodomésticos, con información clave sobre el consumo energético y otras características relevantes.
## ¿Qué significan los números y letras de la etiqueta?
La etiqueta energética no es un jeroglífico indescifrable, aunque a primera vista pueda parecerlo. En la parte superior, encontraremos un código QR que nos llevará a la página de información del dispositivo en el Registro Europeo de Productos para el Etiquetado Energético (EPREL), junto con la marca y el modelo exacto.
Luego, viene la clasificación de eficiencia energética, que va de la A (mínimo consumo) a la G (máximo consumo), como en los electrodomésticos. Junto al icono de una batería, se indicará la autonomía en horas y minutos, medida bajo condiciones homogéneas de brillo, volumen y tipo de conexión. ¿Será esta la forma de terminar con las promesas vacías de «batería que dura todo el día»?
### Resistencia a caídas y reparabilidad: los nuevos parámetros que importan
Pero la etiqueta no se limita al consumo energético. También incluye información sobre la resistencia a caídas, con un índice que va de la A a la E, siendo la A el máximo de resistencia. La normativa exige una resistencia mínima de 45 caídas sin funda ni protector de pantalla para los celulares, aunque las tablets quedan exentas de este requisito. ¿Será que al fin podremos dejar de vivir con el corazón en la boca cada vez que sacamos el celular del bolsillo?
Otro dato clave es el índice de reparabilidad, también con una escala de la A a la E, que indica lo fácil que es montar y desmontar el dispositivo, sustituir piezas y acceder a la información técnica necesaria. Además, los fabricantes están obligados a mantener la disponibilidad de piezas de reparación y un servicio técnico adecuado durante 10 años a partir de la fecha en que el producto deje de fabricarse. ¿Será el fin de la obsolescencia programada? Ojalá.
La etiqueta también informa sobre la vida útil de la batería, garantizando que mantenga el 80% de su capacidad inicial tras 800 ciclos de carga, y la resistencia al polvo y al agua, según la certificación IP. Por último, se incluye un número de regulación: el código con el que el producto está inscrito en el Registro EPREL.
¿Será suficiente esta nueva normativa para cambiar nuestros hábitos de consumo tecnológico? ¿Lograremos reducir el impacto ambiental de nuestros dispositivos móviles? El tiempo dirá. Pero, por lo pronto, la etiqueta energética nos brinda una herramienta más para tomar decisiones informadas y, tal vez, empezar a consumir tecnología de manera más responsable.