La cruzada de un ex-gildista: de hombre de confianza a ‘blanco’
Formosa, tierra de calor y lealtades políticas a prueba de balas. Pero a veces, las balas son figuradas, y las lealtades, efímeras. El protagonista de esta trama no es otro que Atilio Basualdo, un hombre que supo transitar los pasillos del poder gildista con la soltura de quien se siente en casa. Hoy, sin embargo, Basualdo ya no viste la camiseta oficialista. Convertido en candidato de La Libertad Avanza, la fuerza que lidera Javier Milei, ha desatado una bomba en el escenario político provincial: acusa a Gildo Insfrán de intentar asesinarlo.
«Fui a pedir la renuncia y nunca más me atendió. Me amenazaron de muerte y me dijeron que me iban a volar en pedazos», esgrime Basualdo, citando un episodio trascendente. La ruptura, según su relato, se gestó cuando le planteó a Insfrán su disconformidad con un fallo adverso a productores algodoneros. “Quise hablar con el gobernador para pedirle que ponga el pecho porque fue una injusticia lo que hizo la justicia y no me atendió”, explica, marcando una presunta inflexión en su relación con el mandatario. La conversación, o la falta de ella, habría desatado una serie de hostigamientos que lo llevaron a temer por su vida.
Amenazas, presiones y un cambio de bando
La historia que cuenta Basualdo es un compendio de presiones y ofertas para silenciarlo. Afirma que le ofrecieron un sinfín de cargos para que se callara la boca. “Me dijo ‘¿qué querés? Un concejal, una secretaría, te doy un contrato. No puedo solucionar eso porque es de la Corte Suprema de la Nación”, rememora Basualdo que le habría dicho Insfrán. La negativa del por entonces funcionario a esas propuestas habría precipitado la escalada. “Yo no quería ser cómplice de algo que no corresponde”, enfatizó, marcando su supuesta línea ética.
El ex-gildista se presenta como un hombre honesto, un «productor arrocero» que se cansó de la «corrupción» y la «mafia» que, según él, impera en Formosa. «Creí en Gildo como un mafioso, pensé que me iba a defender, me iba a cuidar», sostiene Basualdo, quien ahora percibe a Insfrán como una amenaza personal. «Ahora vi que creí en un hombre que me quiere matar, que me quiere sacar del poder. Es un tirano y está acostumbrado a que lo perdonen», sentencia, con la contundencia de quien se siente traicionado y perseguido. Su incursión en La Libertad Avanza, lejos de ser un capricho, la enmarca en una lucha contra el sistema que, paradójicamente, lo tuvo entre sus filas durante años.