Máxima tensión política en el Mercosur: la Justicia argentina autorizó al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a visitar a Cristina Fernández de Kirchner en su prisión domiciliaria. El encuentro, que se realizará tras la cumbre de presidentes, se interpreta como un gesto de respaldo político a la ex mandataria y genera incomodidad en la relación con el presidente Javier Milei.
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El Mercosur arde, pero no por cuestiones comerciales. Esta vez, el fuego viene del ala política y lo encienden dos nombres que conocen bien las brasas del poder: Lula da Silva y Cristina Kirchner. El presidente de Brasil confirmó que, luego de la cumbre del bloque regional, visitará a su amiga y ex colega en su departamento de Monserrat, donde cumple prisión domiciliaria. Un gesto de alto voltaje simbólico que algunos ya describen como el saludo diplomático más incómodo desde que Macri se cruzó con Maduro en una cumbre.
La autorización fue firmada por el juez Jorge Gorini, que accedió al pedido presentado por Carlos Beraldi, abogado de CFK. Pero el permiso vino con advertencia: nada de perturbaciones, nada de balcones. Sí, el fallo literalmente le recuerda a la ex presidenta que debe “abstenerse de adoptar comportamientos que puedan perturbar la tranquilidad del vecindario”. Traducción libre: no se suban a saludar desde el balcón como si esto fuera 2008.
Fuentes del gobierno brasileño confirmaron que Lula llegará a Buenos Aires alrededor de las 19 para participar de la cumbre del Mercosur y que verá a Cristina al finalizar la reunión, aunque sin horario confirmado. La visita, que no tendrá fotos oficiales ni streaming por TikTok, ya provoca urticaria diplomática. “Preferiríamos que esa reunión no ocurriera”, deslizó con visible fastidio una fuente de Itamaraty.
No es solo una visita protocolar: es una señal política. El diputado del PT, Paulo Pimenta, anticipó el viaje como “una muestra de apoyo tras la confirmación de la condena”. Lula, que días atrás habló por teléfono con Cristina para expresarle su solidaridad, publicó que le pidió “mantenerse fuerte en estos momentos difíciles”.
Así, mientras el Mercosur debate aranceles y acuerdos, Lula y Cristina arman una postal que incomoda al gobierno argentino, justo en el mismo día en que Milei deberá entregarle a Lula la presidencia pro témpore del bloque. Todo indica que la cumbre tendrá más tensión que consenso. Y que, en San José 1111, las cortinas se mantendrán cerradas… por si acaso.
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El juez federal Jorge Gorini autorizó este jueves la visita del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a Cristina Fernández de Kirchner en su domicilio de San José 1.111, donde cumple prisión domiciliaria por su condena en la causa “Vialidad”. El encuentro fue solicitado por el abogado Carlos Beraldi, en el marco de la presencia de Lula en Buenos Aires por la Cumbre del Mercosur.
“Autorízase a Cristina Fernández de Kirchner a recibir la visita en el domicilio donde cumple su prisión domiciliaria del Presidente de la República Federativa de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a realizarse el próximo jueves 3 de julio”, señala la resolución judicial. La misma no establece un horario específico ni duración del encuentro.
Una visita con fuerte contenido político
El fallo incluye una advertencia explícita a la ex presidenta: debe dar “estricto cumplimiento a la regla de conducta” impuesta el 17 de junio, que le exige “abstenerse de adoptar comportamientos que puedan perturbar la tranquilidad del vecindario”. Esto se interpreta como un límite a posibles saludos públicos desde el balcón u otras acciones que generen aglomeraciones o disturbios.
Lula participara de la cumbre regional y se reunirá con Cristina luego del cierre del evento. “Hubiésemos preferido que la reunión no se realice”, expresó con reserva una fuente diplomática brasileña, en referencia a las tensiones que genera el encuentro en el marco del traspaso de la presidencia pro témpore del Mercosur.
Apoyos, llamados y gestos
La visita fue anticipada por el diputado brasileño Paulo Pimenta como un gesto político de apoyo a Cristina Kirchner tras la confirmación de su condena judicial. Lula también habló con ella por teléfono días atrás y compartió el contenido de la conversación en sus redes: “Le pedí que se mantenga fuerte en estos momentos difíciles”, escribió el presidente brasileño.
El encuentro entre ambos líderes es el primero solicitado por Cristina que no pertenece al entorno familiar o legal, y se produce en un contexto de fuerte tensión regional y local. Mientras tanto, la defensa de la ex mandataria apeló el régimen de visitas y la utilización de la pulsera electrónica, mientras que la Fiscalía pidió revocar la domiciliaria.
La Cámara de Casación convocó una audiencia para el próximo lunes, donde se discutirán estos puntos. Pero antes de eso, la política tendrá su foto —o su silencio mediático— con uno de los encuentros más esperados (y polémicos) del año.