La expedición Talud Continental IV cerró el 10 de agosto con una imagen que ya es símbolo: un cartel sumergido con el mensaje “¡Gracias por el apoyo!”. La campaña, impulsada por el CONICET y el Schmidt Ocean Institute, transmitió en vivo desde el cañón Mar del Plata y alcanzó más de 80.000 espectadores simultáneos, un récord para una misión oceanográfica argentina. La última emisión comenzó cerca de la 1 de la madrugada y finalizó alrededor de las 16, tras mostrar las últimas maniobras del ROV SuBastian a 3.900 metros de profundidad.
Por qué se ganaron el corazón de los argentinos
El fenómeno combinó tres claves: ciencia en vivo y sin barreras, interacción constante y narrativa colectiva. Las y los investigadores respondieron preguntas en tiempo real, explicaron protocolos y celebraron hallazgos junto al público. Hubo bautismos populares —el “pulpo Dumbo”, la estrella “culona” apodada “Patricio”, el “pepino batatita”— que acercaron un mundo remoto a la cotidianeidad.
También se mostró lo incómodo: microplásticos y basura marina en áreas profundas. Esa honestidad fortaleció el vínculo. Como resumió el director de un instituto participante: «Esto es increíblemente inesperado. Fue una explosión más que en cualquier otro lugar. Batimos el récord de audiencia y de visualizaciones».
La última transmisión: del primer minuto al cartel final
El último streaming comenzó de madrugada y cerró por la tarde con un gesto simple y potente: el descenso del letrero de agradecimiento. En esas horas se siguieron en detalle las maniobras del ROV SuBastian, se registraron moluscos, anémonas, medusas, cangrejos, corales y langostas, y se completaron relevamientos de ADN ambiental, sedimentos y agua. El público reaccionó en tiempo real, consolidando una comunidad que convirtió a la expedición en un evento social y educativo.
Quiénes estuvieron detrás y lo que viene
Participaron más de 30 especialistas de equipos del CONICET y universidades nacionales. Entre los nombres propios que el público siguió estuvieron Daniel Lauretta —jefe científico— y el zoólogo marino Pablo Penchaszadeh, de 81 años, quien se sumó como artista a bordo y conectó a varias generaciones de discípulos. La logística y tecnología del buque Falkor (too) permitieron alcanzar profundidades inéditas para el país.
Todo el material audiovisual y los datos recolectados se subirán a repositorios abiertos como Conicet Digital, OBIS y GenBank, además de desarrollarse contenidos educativos para escuelas y universidades. La agenda continúa: a fines de septiembre se iniciará una nueva campaña que se extenderá hasta el 29 de octubre, enfocada en los sistemas de cañones Bahía Blanca y Almirante Brown. La colaboración internacional y la apertura de datos seguirán guiando el trabajo para describir ecosistemas vulnerables y promover su conservación.
La expedición Talud Continental IV, del CONICET y el Schmidt Ocean Institute, cerró su histórica transmisión desde el cañón Mar del Plata con un cartel sumergido que dijo “¡Gracias por el apoyo!”. La última emisión comenzó cerca de la 1 de la madrugada y terminó alrededor de las 16 del domingo 10 de agosto, con más de 80.000 espectadores simultáneos. Participaron más de 30 especialistas que registraron ecosistemas a 3.900 metros de profundidad, documentaron biodiversidad, microplásticos y basura marina, y anunciaron que los datos se publicarán en repositorios abiertos. A fines de septiembre habrá una nueva campaña en los cañones Bahía Blanca y Almirante Brown.
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Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
La expedición Talud Continental IV cerró el 10 de agosto con una imagen que ya es símbolo: un cartel sumergido con el mensaje “¡Gracias por el apoyo!”. La campaña, impulsada por el CONICET y el Schmidt Ocean Institute, transmitió en vivo desde el cañón Mar del Plata y alcanzó más de 80.000 espectadores simultáneos, un récord para una misión oceanográfica argentina. La última emisión comenzó cerca de la 1 de la madrugada y finalizó alrededor de las 16, tras mostrar las últimas maniobras del ROV SuBastian a 3.900 metros de profundidad.
Por qué se ganaron el corazón de los argentinos
El fenómeno combinó tres claves: ciencia en vivo y sin barreras, interacción constante y narrativa colectiva. Las y los investigadores respondieron preguntas en tiempo real, explicaron protocolos y celebraron hallazgos junto al público. Hubo bautismos populares —el “pulpo Dumbo”, la estrella “culona” apodada “Patricio”, el “pepino batatita”— que acercaron un mundo remoto a la cotidianeidad.
También se mostró lo incómodo: microplásticos y basura marina en áreas profundas. Esa honestidad fortaleció el vínculo. Como resumió el director de un instituto participante: «Esto es increíblemente inesperado. Fue una explosión más que en cualquier otro lugar. Batimos el récord de audiencia y de visualizaciones».
La última transmisión: del primer minuto al cartel final
El último streaming comenzó de madrugada y cerró por la tarde con un gesto simple y potente: el descenso del letrero de agradecimiento. En esas horas se siguieron en detalle las maniobras del ROV SuBastian, se registraron moluscos, anémonas, medusas, cangrejos, corales y langostas, y se completaron relevamientos de ADN ambiental, sedimentos y agua. El público reaccionó en tiempo real, consolidando una comunidad que convirtió a la expedición en un evento social y educativo.
Quiénes estuvieron detrás y lo que viene
Participaron más de 30 especialistas de equipos del CONICET y universidades nacionales. Entre los nombres propios que el público siguió estuvieron Daniel Lauretta —jefe científico— y el zoólogo marino Pablo Penchaszadeh, de 81 años, quien se sumó como artista a bordo y conectó a varias generaciones de discípulos. La logística y tecnología del buque Falkor (too) permitieron alcanzar profundidades inéditas para el país.
Todo el material audiovisual y los datos recolectados se subirán a repositorios abiertos como Conicet Digital, OBIS y GenBank, además de desarrollarse contenidos educativos para escuelas y universidades. La agenda continúa: a fines de septiembre se iniciará una nueva campaña que se extenderá hasta el 29 de octubre, enfocada en los sistemas de cañones Bahía Blanca y Almirante Brown. La colaboración internacional y la apertura de datos seguirán guiando el trabajo para describir ecosistemas vulnerables y promover su conservación.