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La primera vuelta presidencial en Bolivia marcó un cambio de ciclo histórico. Rodrigo Paz Pereira, senador del Partido Demócrata Cristiano, logró el primer lugar con el 32,1% y avanzó al balotaje del 19 de octubre, donde enfrentará al expresidente Jorge Quiroga, que obtuvo el 26,8%.
El fin de la hegemonía del MAS
Tras dos décadas en el poder, el Movimiento al Socialismo (MAS) quedó prácticamente fuera de juego. La gestión de Luis Arce no logró contener la crisis de divisas, agotó las reservas de dólares y mantuvo un esquema de subsidios a los combustibles que terminó por desgastar a la población. La inflación interanual alcanzó el 24,8% en julio.
La interna entre Evo Morales y Arce debilitó aún más al oficialismo. Eduardo del Castillo, candidato del MAS, apenas consiguió un 3,1% de los votos, mientras que Andrónico Rodríguez, presidente del Senado, alcanzó un 8,2%.
Paz vs. Quiroga: las derechas al frente
Tanto Paz como Quiroga proponen una ruptura con el modelo estatista del MAS, con ajustes fiscales, reducción de impuestos y eliminación de subsidios. Sin embargo, su estilo de campaña fue diferente. Mientras Paz se mostró moderado y conciliador, Quiroga protagonizó choques con otros candidatos, especialmente con el empresario Samuel Doria Medina.
El politólogo Daniel Valverde destacó que Paz “no gastó saliva en insultos ni descalificaciones”, lo que lo posicionó como el candidato más moderado dentro de la derecha.
Los desafíos que vienen
El próximo presidente deberá aplicar recortes en un país acostumbrado a subsidios y programas asistenciales. “Es muy fácil prometer que se van a eliminar los subsidios, lo difícil es hacerlo sin que se afecte de forma tan directa a la población”, advirtió Gustavo Flores-Macías, investigador de la Universidad de Cornell.
Con un Congreso fragmentado y sin mayorías claras, cualquier decisión exigirá alianzas circunstanciales. Los analistas coinciden en que el nuevo mandatario contará con una breve “luna de miel” social, pero que el desgaste llegará pronto si las medidas de austeridad impactan fuerte en el bolsillo de los ciudadanos.
Rodrigo Paz dio la sorpresa en las elecciones bolivianas al imponerse en primera vuelta con el 32,1% y avanzar al balotaje del 19 de octubre frente a Jorge Quiroga, que obtuvo el 26,8%. El resultado marca el fin de dos décadas de hegemonía de la izquierda, debilitada por la crisis económica, la escasez de divisas y la interna entre Evo Morales y Luis Arce. Ahora, dos candidatos de derecha se disputarán la presidencia en un contexto de fragmentación parlamentaria y promesas de austeridad que pondrán a prueba la paciencia social.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
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La primera vuelta presidencial en Bolivia marcó un cambio de ciclo histórico. Rodrigo Paz Pereira, senador del Partido Demócrata Cristiano, logró el primer lugar con el 32,1% y avanzó al balotaje del 19 de octubre, donde enfrentará al expresidente Jorge Quiroga, que obtuvo el 26,8%.
El fin de la hegemonía del MAS
Tras dos décadas en el poder, el Movimiento al Socialismo (MAS) quedó prácticamente fuera de juego. La gestión de Luis Arce no logró contener la crisis de divisas, agotó las reservas de dólares y mantuvo un esquema de subsidios a los combustibles que terminó por desgastar a la población. La inflación interanual alcanzó el 24,8% en julio.
La interna entre Evo Morales y Arce debilitó aún más al oficialismo. Eduardo del Castillo, candidato del MAS, apenas consiguió un 3,1% de los votos, mientras que Andrónico Rodríguez, presidente del Senado, alcanzó un 8,2%.
Paz vs. Quiroga: las derechas al frente
Tanto Paz como Quiroga proponen una ruptura con el modelo estatista del MAS, con ajustes fiscales, reducción de impuestos y eliminación de subsidios. Sin embargo, su estilo de campaña fue diferente. Mientras Paz se mostró moderado y conciliador, Quiroga protagonizó choques con otros candidatos, especialmente con el empresario Samuel Doria Medina.
El politólogo Daniel Valverde destacó que Paz “no gastó saliva en insultos ni descalificaciones”, lo que lo posicionó como el candidato más moderado dentro de la derecha.
Los desafíos que vienen
El próximo presidente deberá aplicar recortes en un país acostumbrado a subsidios y programas asistenciales. “Es muy fácil prometer que se van a eliminar los subsidios, lo difícil es hacerlo sin que se afecte de forma tan directa a la población”, advirtió Gustavo Flores-Macías, investigador de la Universidad de Cornell.
Con un Congreso fragmentado y sin mayorías claras, cualquier decisión exigirá alianzas circunstanciales. Los analistas coinciden en que el nuevo mandatario contará con una breve “luna de miel” social, pero que el desgaste llegará pronto si las medidas de austeridad impactan fuerte en el bolsillo de los ciudadanos.