Una ola de protestas sacudió las calles de Londres durante la visita de Donald Trump al Reino Unido, con manifestantes expresando su indignación tanto por la presencia del ex presidente estadounidense como por el reciente acuerdo tecnológico entre el gobierno británico y empresas de inteligencia artificial. La manifestación, que congregó a diversos grupos de activistas climáticos, ecologistas y opositores a Trump, reflejó una profunda preocupación por las implicaciones ambientales, políticas y económicas de la colaboración en materia de IA.
«Un error jodidamente grave»: la bienvenida a Trump en la mira
El descontento con la visita de Trump fue palpable. Un manifestante, citado por Wired, calificó la bienvenida brindada por el gobierno británico y la familia real como «un error jodidamente grave», describiendo a Trump como el «epítome del odio y la violencia». La furia expresada en las calles resonó con el sentir de muchos que ven en la figura del ex mandatario un símbolo de políticas divisivas y perjudiciales.
La IA en el centro del debate: ¿progreso o peligro?
Más allá de la figura de Trump, el acuerdo tecnológico en materia de inteligencia artificial se convirtió en otro foco de controversia. Clive Teague, uno de los manifestantes, señaló que este acuerdo es solo uno de los muchos errores que está cometiendo el gobierno. Aunque no se manifestó en contra del uso de la IA, Teague enfatizó la necesidad de que su desarrollo se realice con «fuentes de energía nuevas y limpias». La preocupación por el impacto ambiental de los centros de datos, que consumen grandes cantidades de energía, fue un tema recurrente entre los manifestantes. Grupos ecologistas como Greenpeace también se unieron a la protesta, exigiendo una evaluación adecuada de las repercusiones sobre los sistemas hídricos locales y la red eléctrica antes de aprobar la construcción de nuevos centros de datos.
Doug Parr, científico jefe de Greenpeace Reino Unido, declaró que «los gigantes tecnológicos multimillonarios que construyen nuevos centros de datos deberían verse obligados a asumir alguna responsabilidad en la financiación de soluciones, ya sean métodos de refrigeración que utilicen mucha menos agua o que funcionen con energía renovable nueva y limpia».
Soberanía tecnológica y el temor a la «ingenua» visión de la IA
Theodora Sutcliffe, de Tesla Takedown UK, calificó de «ingenua» la idea de que los británicos obtendrán algún beneficio del acuerdo tecnológico. «Deberíamos intentar desarrollar nuestra propia industria de IA», argumentó Sutcliffe, destacando la existencia de empresas de coches autónomos y laboratorios de informática con gran potencial en el Reino Unido. Para Sutcliffe, la soberanía tecnológica es clave: «Deberíamos intentar desarrollar la nuestra propia por diversas razones, pero sobre todo porque podemos controlarla y regularla nosotros mismos». Sutcliffe también criticó al primer ministro británico, Keir Starmer, por considerarlo «un poco tecnócrata y algo ingenuo en cuanto a tecnología; probablemente piensa que la IA va a solucionar las cosas».
La protesta en Londres dejó en claro que la visita de Trump y el acuerdo tecnológico han despertado un fuerte rechazo en diversos sectores de la sociedad británica. Las preocupaciones ambientales, políticas y económicas se entrelazaron en una manifestación que trascendió la figura de Trump y puso en el centro del debate el futuro de la inteligencia artificial y la soberanía tecnológica del Reino Unido.
Manifestantes en Londres expresaron su repudio a la visita de Donald Trump al Reino Unido y al acuerdo tecnológico entre el gobierno británico y empresas de inteligencia artificial, argumentando preocupaciones ambientales, políticas y económicas. La protesta reunió a activistas climáticos, grupos ecologistas y detractores de las políticas del ex presidente estadounidense, quienes ven en este acuerdo un peligro para la soberanía tecnológica del Reino Unido y un respaldo a figuras asociadas con la extrema derecha.
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Una ola de protestas sacudió las calles de Londres durante la visita de Donald Trump al Reino Unido, con manifestantes expresando su indignación tanto por la presencia del ex presidente estadounidense como por el reciente acuerdo tecnológico entre el gobierno británico y empresas de inteligencia artificial. La manifestación, que congregó a diversos grupos de activistas climáticos, ecologistas y opositores a Trump, reflejó una profunda preocupación por las implicaciones ambientales, políticas y económicas de la colaboración en materia de IA.
«Un error jodidamente grave»: la bienvenida a Trump en la mira
El descontento con la visita de Trump fue palpable. Un manifestante, citado por Wired, calificó la bienvenida brindada por el gobierno británico y la familia real como «un error jodidamente grave», describiendo a Trump como el «epítome del odio y la violencia». La furia expresada en las calles resonó con el sentir de muchos que ven en la figura del ex mandatario un símbolo de políticas divisivas y perjudiciales.
La IA en el centro del debate: ¿progreso o peligro?
Más allá de la figura de Trump, el acuerdo tecnológico en materia de inteligencia artificial se convirtió en otro foco de controversia. Clive Teague, uno de los manifestantes, señaló que este acuerdo es solo uno de los muchos errores que está cometiendo el gobierno. Aunque no se manifestó en contra del uso de la IA, Teague enfatizó la necesidad de que su desarrollo se realice con «fuentes de energía nuevas y limpias». La preocupación por el impacto ambiental de los centros de datos, que consumen grandes cantidades de energía, fue un tema recurrente entre los manifestantes. Grupos ecologistas como Greenpeace también se unieron a la protesta, exigiendo una evaluación adecuada de las repercusiones sobre los sistemas hídricos locales y la red eléctrica antes de aprobar la construcción de nuevos centros de datos.
Doug Parr, científico jefe de Greenpeace Reino Unido, declaró que «los gigantes tecnológicos multimillonarios que construyen nuevos centros de datos deberían verse obligados a asumir alguna responsabilidad en la financiación de soluciones, ya sean métodos de refrigeración que utilicen mucha menos agua o que funcionen con energía renovable nueva y limpia».
Soberanía tecnológica y el temor a la «ingenua» visión de la IA
Theodora Sutcliffe, de Tesla Takedown UK, calificó de «ingenua» la idea de que los británicos obtendrán algún beneficio del acuerdo tecnológico. «Deberíamos intentar desarrollar nuestra propia industria de IA», argumentó Sutcliffe, destacando la existencia de empresas de coches autónomos y laboratorios de informática con gran potencial en el Reino Unido. Para Sutcliffe, la soberanía tecnológica es clave: «Deberíamos intentar desarrollar la nuestra propia por diversas razones, pero sobre todo porque podemos controlarla y regularla nosotros mismos». Sutcliffe también criticó al primer ministro británico, Keir Starmer, por considerarlo «un poco tecnócrata y algo ingenuo en cuanto a tecnología; probablemente piensa que la IA va a solucionar las cosas».
La protesta en Londres dejó en claro que la visita de Trump y el acuerdo tecnológico han despertado un fuerte rechazo en diversos sectores de la sociedad británica. Las preocupaciones ambientales, políticas y económicas se entrelazaron en una manifestación que trascendió la figura de Trump y puso en el centro del debate el futuro de la inteligencia artificial y la soberanía tecnológica del Reino Unido.